El pasado domingo la selección cubana de fútbol logró su primer triunfo en la Liga de Naciones 2022-2023 de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf). Lo hizo goleando 3×0 al débil elenco de Barbados en la cancha sintética del estadio “Antonio Maceo” de Santiago de Cuba, un resultado que, bien visto, quedó incluso corto por el dominio ejercido ante unos rivales que apenas inquietaron al guardameta local y que parecen destinados a ocupar el sótano de su llave clasificatoria.
La victoria, lograda ante un abarrotado graderío santiaguero, cambia de momento la cara a un equipo que comenzó la competencia con la declarada intención de dominar su grupo, ubicado en el segundo nivel de la Liga, pero que apenas en su primer encuentro pagó muy caro sus despistes defensivos y sufrió una costosa derrota 1×2 en su visita a la isla de Guadalupe. El éxito ante Barbados vino entonces a dar un respiro al conjunto que dirige Pablo Elier Sánchez, elevando su moral ante su propio público, y, de paso, le permitió escalar hasta el segundo puesto en la tabla de posiciones, solo por detrás del once de Antigua y Barbuda, invicto en un par de salidas ante barbadenses y guadalupeños y su contrincante en las dos próximas fechas del torneo.
Los dos partidos frente a Antigua —el primero, este jueves como visitante, y el segundo, el domingo en el “Antonio Maceo” — lucen decisivos para las aspiraciones de los llamados “Leones del Caribe”. Dos victorias cubanas pudieran encarrilar el liderazgo del grupo y el salto al máximo nivel de la Liga, aun cuando el tropiezo inicial ante Guadalupe parece condicionar el desenlace definitivo a los resultados de las últimas y todavía lejanas jornadas clasificatorias, en marzo de 2023. Lograrlo, sin embargo, no será cosa de coser y cantar, y para ello los de la mayor de las Antillas no deberán subestimar a un rival que los supera en 50 puestos el actual ranking de la FIFA —127 de Antigua por 177 de Cuba— y que, aun cuando ha conseguido dos éxitos ajustados en la cita —ambos por 1×0—, también ha sabido mantener incólume su portería.
A favor de los cubanos pudiera decirse que a la altura de un tercer y cuarto juegos consecutivos el engranaje del conjunto debe estar más aceitado —un argumento que igual podría valer para sus contrarios— y que lo hecho ante Barbados pudiese incrementar su apetito ganador. Pero en el fútbol, ya se sabe, el apetito no suele ser suficiente. Es necesario también rentabilizar las ocasiones de gol —porque se trata de un deporte en el que gana el que más anota, no el que mejor juegue en teoría— y evitar que errores defensivos, como los cometidos ante Guadalupe y otro que estuvo a punto de regalar el descuento a Barbados el domingo, terminen malogrando las buenas vibraciones sobre la cancha. Y en ello, Cuba tiene mucho que crecer todavía.
La nueva etapa de la selección
Superar el escollo de Antigua y Barbuda y, en general, de su actual llave clasificatoria de la Liga de Naciones de la Concacaf, requiere que el once cubano logre mostrar su mejor cara y consolide el nivel de juego exhibido desde las eliminatorias mundialistas para Catar 2022, cuando, aunque no lograron avanzar en la primera ronda clasificatoria, se marcharon con la cabeza en alto, con par de victorias y otras tantas derrotas cerradas y hasta inmerecidas. Ese momento marcó un punto de giro para la selección absoluta de la Isla, luego de una etapa previa catastrófica, marcada por las goleadas en contra y los abandonos de numerosos jugadores, y para ello resultó crucial la llegada al equipo —finalmente— de varios futbolistas que se desempeñan en ligas extranjeras de manera independiente, y también una mayor apertura a las contrataciones internacionales para otros que se han mantenido al amparo de la asociación cubana.
Los propios directivos del fútbol en la Isla confirman el cambio experimentado en el último año, aun cuando, en un contexto signado por la pandemia y la crisis económica, no todo haya ido siempre sobre ruedas y no faltasen obstáculos y dificultades, como la imposibilidad de aprovechar algunas fechas FIFA para continuar puliendo la dinámica colectiva y la lamentable ausencia a la última Copa de Oro por no recibir las visas para los Estados Unidos, lo que impidió al equipo cubano disputar en la Florida la ronda preliminar del torneo y motivó una lógica respuesta por parte de autoridades y atletas.
Aun así, Pablo Elier Sánchez no duda en reconocer el avance del grupo bajo su mando. “Hemos vivido la progresión de este equipo desde que se conformó su base actual, y ese avance lo avalan un grupo de indicadores. Primero: los resultados colectivos en cada partido y torneo que hemos efectuado. Si empezamos a comparar nos damos cuenta que en las eliminatorias, que fue el inicio real de esta nueva etapa, tuvimos ya resultados positivos, incluso en las derrotas, que fueron con marcadores cortos, y en las que no siempre coincidieron los resultados con lo que hicimos en la cancha. Ya eso, además de darnos una alegría, nos estaba diciendo que realmente sí íbamos teniendo ya una selección distinta, con características sobre las que podíamos trabajar y que nos permitía aspirar a metas superiores”, respondió a OnCuba en una reciente conferencia de prensa, previa al inicio de la Liga de Naciones de la Concacaf.
“Nosotros, como dirección técnica, pensamos que ahora tenemos un excelente grupo de jugadores, con la incorporación de los que juegan fuera del país y los mejores de nuestra liga, que sí le han dado un incremento al nivel futbolístico de la selección y que, muy importante, han logrado cohesionarse con una elevada motivación y socialización, que tal parece que llevan jugando juntos toda la vida. Y creo que eso también nos ha permitido lograr buenos resultados y pensamos que, aunque esos resultados no sean todavía los más elocuentes, sí vamos por un buen camino y podemos mejorarlos”, añadió el técnico cubano, quien igualmente resaltó la opinión de la prensa especializada y de la afición, que ha apoyado con entusiasmo esta nueva etapa de la selección y ha elevado sus hasta entonces alicaídas esperanzas, lo que, dijo, “nos motiva a seguir adelante, para poder cumplir con esas expectativas”.
Pablo Elier, aunque reconoció que sus pupilos necesitan engrasar aun más su juego colectivo, se mostró confiado en la calidad y posibilidades del equipo para estar a la altura de esas expectativas y dar el salto de calidad que todos —jugadores, directivos, fanáticos— desean, al margen de la lógica presión que pueda existir. “Hay dos cosas importantes —apuntó—: una es la confianza en el nivel de nuestros jugadores, que son profesionales y están centrados en hacer bien las cosas, y eso algo que nos da garantías. Y lo segundo es que, desde el punto de vista colectivo, tenemos un grupo de calidad, que está consciente de sus posibilidades y motivado para lograr los mejores resultados, y eso brinda confianza para seguir adelante y quita presión con respecto a la competitividad. La presión siempre existe, pero no creemos que sea un hándicap que afecte la dinámica del equipo ni el éxito que esperamos conseguir”.
Por su parte, el capitán cubano, Aricheell Hernández, también confía en las potencialidades del equipo y se muestra esperanzado con vistas al futuro. “Ahora tenemos un buen equipo con buenos jugadores, y creo que la incorporación de compañeros que juegan en ligas extranjeras y que vienen a aportar a la selección con su talento y su profesionalismo, hace que el fútbol cubano pueda crecer y lograr mejores resultados, que es lo que queremos todos. Además, eso motiva a los que juegan acá en Cuba, a superarse, para que puedan estar en el equipo y jugar también fuera del país”, respondió a una pregunta de OnCuba.
El centrocampista, autor de uno de los goles en la reciente victoria sobre Barbados, ponderó también la preparación y motivación de los futbolistas cubanos de cara a sus partidos más inmediatos y los restantes compromisos que tienen por delante. “Nos hemos preparado bien para los retos que se nos avecinan y esperamos que salga todo lo mejor posible, porque para eso hemos venido trabajando y entrenando duro, para cumplir con nosotros y con la afición. Además, tenemos mucha alegría por poder jugar en Cuba como selección. Hace tiempo no lo hacíamos, y queremos estar a la altura de esta oportunidad, porque creemos que el pueblo cubano se lo merece”, consideró.
La Liga de Naciones y más allá
La Liga de Naciones de Concacaf —en la que este jueves Cuba vuelve al ruedo para intentar destronar en su grupo a Antigua y Barbuda— es, al mismo tiempo, un nuevo paso en el camino iniciado por la selección absoluta en las pasadas eliminatorias mundialistas y el primer paso en la ruta que conduce hacia el Mundial de 2026, una cita en la que la cifra de equipos participantes aumentará de 32 a 48 y en la que, con Estados Unidos, Canadá y México ya clasificados como naciones sede, las posibilidades de lograr un cupo para el resto de los países del área se multiplican. Y Cuba aspira a aprovechar esa ventana, aunque siga pareciendo una abertura todavía bastante estrecha para el actual nivel del balompié de la Isla.
Las autoridades del fútbol cubano no esconden esa pretensión, a todas luces ambiciosa, aunque saben que alcanzar grandes metas requiere vencer antes metas más pequeñas, y la primera de ellas es la Liga de Naciones. Un buen resultado en esta competencia, que no puede ser otro que ganar su llave clasificatoria, le permitiría a Cuba avanzar al nivel A del torneo y clasificar a la Copa de Oro, certámenes de mayor envergadura que le permitirían elevar la competitividad ante rivales más reputados y comprobar con mayor precisión y pragmatismo sus posibilidades reales de luchar por un boleto a la Copa del Mundo, un torneo al que no se asiste desde 1938.
Para ello han llamado a un grupo amplio de jugadores, aunque manteniendo la base de las últimas convocatorias, en la que sobresalen legionarios que militan en ligas de Inglaterra, Estados Unidos, España, Italia, Noruega, Costa Rica y Guatemala, entre otros países, con nombres ya aclamados por los aficionados de la Isla como los Onel Hernández, William Pozo, Jorge Luis Corrales, Karel Espino, Luis Javier Paradela y el capitán Aricheell, y en la que ahora se ausentan el defensor Modesto Méndez, por lesión, y el delantero Marcel Hernández, por decisión personal, una baja sensible para la capacidad goleadora de la Isla que deja, además, en suspenso el futuro con la selección del letal atacante cubano, figura en el circuito profesional costarricense.
“Tenemos un compromiso muy grande para afrontar la Liga de Naciones, y sabemos que ese compromiso es el inicio de una etapa para la selección, en la que queremos ir avanzando en nuestros objetivos para en un futuro cercano estar en la Copa del Mundo —comentó Pablo Elier Sánchez a la prensa—. Esta Liga de Naciones es entonces un momento clave, porque es el punto de partida de ese camino y nos permitirá saber en qué condiciones se encuentra realmente el equipo cubano. Y la estamos afrontando con toda la seguridad y toda la convicción, porque sabemos que tenemos una selección que ya es competitiva, que aparece con muchas posibilidades de avanzar en el torneo, lo que tampoco significa que sea algo tan fácil, porque los demás conjuntos de nuestro grupo tienen calidad y no nos va a regalar nada.”
El técnico cubano reiteró que sus jugadores “están conscientes y motivados para buscar un resultado importante” en la Liga para encarar luego los siguientes —y mayores desafíos—. “Los muchachos están mentalizados en convertir todo el esfuerzo y sacrificio en un resultado positivo —dijo—. Ese sería el mayor premio por todo lo que hemos hecho y todo lo que pensamos seguir haciendo. Y esperamos poder salir de estos próximos partidos ya con resultados que nos pongan a punto de ascender al máximo nivel de la Liga y clasificar para la Copa de Oro, y entonces empezar a pensar ya un poco más alto, en alcanzar nuestra meta mayor, que es el Mundial”.
En ruta al 2026
Como Pablo Elier, el comisionado nacional Oliet Rodríguez, también presidente de la Asociación de Fútbol de Cuba, no teme proclamar que la antillana es una selección “con muchas aspiraciones, que viene bien enfocada en los objetivos que se quieren lograr, que se ha venido renovando y ha estado trabajando en función de cumplir con la estrategia del fútbol cubano para los próximos años” la que incluye la clasificación al Mundial de 2026. El directivo estima que la etapa iniciada ahora en la Liga de Naciones debe propiciar la consolidación de los resultados del equipo y abrir la puerta al “futuro promisorio” al que con él se aspira. Y para ello, su confianza también es total.
“Si no confiáramos en este equipo no estuviéramos trabajando con él. Con este grupo siempre vamos a aspirar a los mejores resultados posibles —aseguró a OnCuba—. ¿Qué vemos? Un grupo unido, que disfruta lo que está haciendo, que piensa y siente como un colectivo, que está dispuesto a salir adelante y a mantener la motivación, que se siente como una familia, y esa es una aspiración de todo directivo y de todo entrenador: tener un equipo que sea una familia, además de ser buenos jugadores. Pienso que hemos dado pasos certeros al incorporar jugadores que por alguna razón han estado viviendo fuera o han emigrado, que tienen derecho a participar con su selección nacional y han tenido una respuesta positiva a nuestra propuesta, y han dado una satisfacción al pueblo cubano que muchas veces ha reclamado que sean tenidos en cuenta en el equipo y hoy merecidamente están con nosotros.”
“Esta es una política que vamos a seguir potenciando —agregó—, aunque, sin dejar de reconocer el derecho de los jugadores que están en el exterior, también queremos potenciar a los jugadores que están en Cuba, que se lo merecen, y que también aspiramos a que puedan ser grandes figuras en el ámbito nacional y en el internacional. Por eso confiamos en que este equipo siga dando pasos adelante y vemos con mucha ilusión que pueda lograrse el sueño mundialista en el 2026, cuando se abre un grupo de plazas más para la participación en la Copa, incluida nuestra región.”
En cuanto a la participación en la próxima Copa de Oro, para la que todavía está en juego la clasificación, Rodríguez espera que, a diferencia de lo ocurrido la última vez, los problemas de visado u otras cuestiones derivadas de las tensiones políticas entre los Estados Unidos y Cuba no se interpongan en el camino del conjunto de la Isla y, con ello, torpedeen lo que podría ser una prueba de fuego para los cubanos en su pretendida ruta hacia la Copa del Mundo.
“Nosotros siempre hemos dicho que el deporte es una cuestión y la política es otra, y sin renunciar a los principios nosotros aspiramos a estar nuevamente y por derecho propio en ese torneo, que es el más importante de nuestra región, y que lo extradeportivo no afecte a la selección cubana. Hemos estado en conversaciones al respecto con la Concacaf, que recientemente hizo una visita a Cuba y que tiene la disposición a gestionar nuestra participación ante cualquier tipo de impedimento en este sentido. Nosotros, por nuestra parte, cumpliremos con todos los protocolos con tiempo suficiente para que no exista ninguna situación, aunque sabemos que eso no depende solo de lo que hagamos por la parte cubana”, explicó tras una pregunta de OnCuba.
“Reiteramos que es nuestra máxima aspiración participar en esa Copa de Oro, demostrar el avance que hemos experimentado y que ese evento sea también uno de los pasos para el desarrollo del equipo con vistas a la próxima eliminatoria mundialista, que parecería que está lejos, pero en realidad está ya ahí —añadió—. En 2024 empieza nuevamente el camino para participar en la Copa del Mundo y con este grupo, más el equipo sub-20, que salió recién a una preparación en Uruguay y cuyas sus principales figuras deben sumarse a la selección mayor en este ciclo, aspiramos que puedan alcanzar el sueño de la clasificación. Si no tuviéramos ese sueño no estuviéramos trabajando como lo estamos haciendo, esforzándonos como colectivo.”
De momento, y al margen de las altas aspiraciones de directivos y futbolistas, y del entusiasmo de la afición, llegar a buen puerto en esa escarpada ruta hacia el Mundial pasa por superar con éxito el escollo más inmediato: la Liga de Naciones y los inminentes partidos ante Antigua y Barbuda, para los que, de momento, mantiene la misma nónima que enfrentó a Barbados. Y aunque soñar, ciertamente, no cuesta nada, es importante mantener los pies sobre la tierra, pulir al máximo el desempeño colectivo —para el que el entrenamiento y, sobre todo, las oportunidades de jugar más como conjunto resultan vitales—, trabajar en las deficiencias y carencias futbolísticas del equipo, e ir avanzando paso a paso sin perder la concentración y la fe. De ser así, quién sabe, quizá podamos ver nuevamente a la selección cubana en una Copa del Mundo o, cuando menos, luchando hasta el final por esa añorada oportunidad.