Durante la última semana, la selección cubana de futsal ha acaparado los reflectores de la afición y crónica deportiva en la isla. En lo que algunos especialistas han catalogado como la mejor actuación de Cuba en cualquier deporte en lo que va de 2024, el combinado nacional de esta disciplina consiguió el subcampeonato de la Concacaf. Se llevó uno de los cuatro cupos en disputa para la Copa del Mundo de esta modalidad, que se efectuará en Uzbekistán a partir de septiembre.
A diferencia del fútbol tradicional, en el futsal Cuba sí es considerada una potencia del área; tanto es así que esta será la sexta ocasión en que la mayor de las Antillas participa en un Mundial de la disciplina, que se celebra cada cuatro años desde 1989.
Tras ausentarse a las dos primeras ediciones, Cuba clasificó a cuatro Mundiales de forma consecutiva entre 1996 y 2008. Después de quedar fuera en 2012, volvió a las citas del orbe en 2016, en lo que en su momento parecía la recuperación del estatus que tenía en el área.
Sin embargo, en el siguiente torneo clasificatorio —celebrado en 2021— la isla firmó la peor actuación en la historia de estos certámenes: perdió todos los partidos, con solo 4 goles anotados y 10 recibidos.
Torneo de futsal: Cuba salva el invicto y estará en el próximo Mundial
Parecía entonces que el futsal entraba en la misma espiral negativa en que se ha visto sumido el deporte cubano en los últimos años. En cierta medida, hasta lo vimos como algo normal. Si disciplinas con mayor atención, prioridad y recursos a su disposición habían cedido terreno en la arena internacional, ¿qué podíamos esperar del futsal?
Sin embargo, tras el batacazo de 2021, los campeonatos nacionales de esta disciplina —que tradicionalmente se jugaban en una semana— ampliaron su calendario considerablemente. Muchos jugadores del torneo doméstico pasaron de jugar seis partidos al año a jugar más de veinte.
Adicionalmente, a nivel de selección, los ahora dirigidos por Osbel Valdivia tuvieron una de las mejores preparaciones que ha tenido una absoluta cubana de futsal para un campeonato de la Concacaf, jugando cerca de una decena de partidos con selecciones y clubes de Costa Rica y Venezuela. Además, se convocó por primera vez al único legionario en condición de elegibilidad que tenemos en este deporte.
De esta forma, y en una clara muestra de que cuando hay interés llegan los resultados, la escuadra cubana firmó una sólida actuación en el certamen más importante del futsal en el área, aunque el camino al sexto Mundial empezó con muchas dudas. La “sele” parecía incapaz de sostener un marcador favorable. Así, sus dos primeros partidos en la fase de grupos —ante Canadá y Nicaragua— se saldaron con empates. Esto encendió todas las alarmas, pues esos eran, a priori, los dos rivales menos complicados de la llave.
Alcanzar los cuartos de final del torneo pasaba por derrotar a Panamá, la selección más fuerte. Y así fue. Con un triplete memorable del capitán Jonathan “El Bota” Hernández, los pupilos del estratega avileño derrotaron por ventaja mínima al favorito cuadro istmeño, clasificando como el segundo lugar del grupo a la siguiente ronda.
Allí les esperaba República Dominicana, que venía de derrotar a Estados Unidos en la fase grupos. El ganador entre cubanos y quisqueyanos no solo accedería a semifinales del campeonato, sino que también conseguiría uno de los cuatro boletos en disputa a la Copa del Mundo. Los Leones del Caribe volvieron a hacer los deberes y derrotaron a sus rivales con marcador de 2-1, alcanzando el objetivo principal.
En semis debieron vérselas ante Costa Rica, rival ante el que a todas luces no se salía como favorito: ya se había logrado el objetivo y ellos eran los campeones defensores. Sin embargo, el joven equipo caribeño no creyó en favoritismos ni metas cumplidas. Sacó un empate a tres goles in extremis, forzando la tanda de penales y allí destronó a los monarcas vigentes.
La final sería contra un viejo conocido: Panamá. Haberlos derrotado en fase de grupos era un elemento que rompía a nuestro favor. Sin embargo, la baja del referente ofensivo Jonathan Hernández —quien se perdía el partido por acumulación de tarjetas— daba importantes cuotas de favoritismo a los panameños.
Finalmente, la ausencia de “El Bota” sí terminó pesando. Esto, de conjunto con una serie de desatenciones defensivas que no se habían visto en todo el torneo y, por supuesto, la calidad del rival, dio la victoria al equipo centroamericano con marcador final de 4-3.
Esta era la quina ocasión en que la selección cubana de futsal llegaba a una final de la Concacaf. Lamentablemente, todas se saldaron con derrotas. Sin embargo, esa vez se ganó mucho más de lo que se perdió, pues no solo se recuperó el estatus dentro del área, sino que se hizo con una selección muy joven, con mucho margen de mejora a nivel individual y colectivo.
Pero hay que ser conscientes de que esa mejora no caerá del cielo. Para conservar y optimizar esta generación de jugadores urge insertarlos en circuitos profesionales, darles el reconocimiento y protagonismo que ya se han ganado en los medios, así como mejorar las condiciones y atenciones hacia ellos. Se lo han ganado y con creces.