Diego Maradona no había consumido drogas ni alcohol cuando falleció el 25 de noviembre, según determinaron los peritajes sobre su cuerpo, aunque indicaron que las adicciones que lo persiguieron durante años castigaron su salud y no habría recibido el tratamiento médico adecuado.
La Fiscalía General de San Isidro, que investiga supuesta negligencia de los médicos que trataban al ex futbolista, difundió el miércoles los resultados de los estudios toxicológicos e histopatológicos, que descartaron la presencia de sustancias prohibidas y alcohol en el organismo del exfutbolista.
Maradona, de 60 años, era tratado con varios psicofármacos, pero no se encontraron restos de medicación para el corazón, un dato que llamó la atención de los investigadores ya que padecía “miocardiopatía dilatada”, una afección que impide al corazón bombear suficiente sangre al resto del cuerpo y provoca un agrandamiento del órgano.
Los problemas cardíacos de Maradona comenzaron en 2000 cuando fue hospitalizado al borde de la muerte por una sobredosis de cocaína.
Las muestras de sangre y orina detectaron también varios medicamentos para tratar depresión grave y adicciones; antiepilépticos; antipsicóticos y otro recomendado para la abstinencia al alcohol. También protectores gástricos y medicación para úlceras.
El informe de la fiscalía, al que tuvo acceso The Associated Press, detalló que Maradona sufría de “cirrosis hepática”, ligado al consumo de alcohol; “necrosis tubular aguda asociado a patología renal crónica” (afección en los riñones); “aterosclerosis”, “cardiopatía isquémica” (obstrucción de arterias); hipertensión arterial y una “patología pulmonar crónica reagudizada y la presencia de siderófagos que podrían ser compatibles con cuadro de insuficiencia cardíaca”.
Los fiscales que investigan el caso anunciaron que convocarán a una junta médica interdisciplinaria que evaluará los resultados de los estudios para determinar si la muerte del ex capitán del seleccionado argentino campeón del mundo en 1986 podía evitarse.
El neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov están imputados por el caso. Ambos dijeron en su defensa que se ocupaban de tratar los problemas psicológicos de Maradona pero que no eran responsables de su salud clínica.