Howard Sant-Ross, el primer jugador cubano en la historia del CSKA Moscú, quiere rescatar del olvido al baloncesto cubano, sin medalla olímpica desde que en los Juegos de Múnich (1972) se colgara el bronce.
Aunque nunca ha jugado con la selección nacional cubana, recuerda que dentro y fuera de la isla hay “mucho talento”.
“Conozco a dos cubanos jugando en España (Zaragoza y Burgos) y hay otros en Alemania, Bélgica y Francia. Estamos desperdigados. Si nos uniéramos, podríamos hacer ruido. Podría jugar con Cuba, llevar mi talento y ver cómo van las cosas”, asegura.
Lamenta que muchos jugadores cubanos estén a la espera de que alguien los descubra, pero que esa oportunidad casi nunca llegue.
“En Cuba deberían estar orgullosos de todos los que estamos fuera. Normalmente, después de unos cuantos años nos perdemos. Ya sabes cómo es Cuba. El béisbol es el primer deporte, sin discusión; después, el boxeo, el voleibol y el baloncesto”, apunta.
Sant-Ross no olvida sus orígenes, aunque su apellido no es cubano, sino de las Islas Vírgenes, de donde procede su abuelo.
“Mi apellido no es para nada cubano, pero mi nombre tampoco. Mi madre era una gran aficionada al cine de Hollywood y mi nombre surgió cuando estaba embarazada y veía una película americana”, explica.
Aunque dice no tener ídolos, Howard sigue las estelas de Pedro Chappé y Ruperto Herrera, bronce en Múnich, y la más reciente de Andrés Guibert, el primer cubano en jugar en la NBA.
Por ahora, su destino es Rusia. “Sé que vine solo de ayuda, pero tengo contrato hasta 2023. Uno debe luchar por lo que quiere. Ganas de luchar no me van a faltar”, asevera con su sempiterna sonrisa.
Fichaje por el CSKA
Después de más de una década de trotamundos en la que jugó en las ligas italiana, alemana, turca y griega, Sant-Ross tocó el cielo al fichar por el CSKA dos días antes de que se enfrentara a mediados de enero al todopoderoso Real Madrid.
“Es una cosa increíble, el campeón de Europa, un club reconocido en todo el mundo. Que un club así llame a la puerta de un cubano de La Habana es algo inimaginable”, comentó Sant-Ross en la legendaria cancha del equipo moscovita.
Las cosas no han podido ir mejor desde entonces -victoria ante los blancos-, ya que está rindiendo a un gran nivel, tanto en la liga rusa como en la Euroliga, pero ni su vida ni su carrera deportiva han sido un camino de rosas.
Aún no se cree que el CSKA se fijara en él. “Aún estoy asimilando mi llegada al CSKA, un club con tantos nombres y trofeos. Aún no me lo creo”.
Pero la realidad es que el técnico del equipo ruso es un griego, Dimitris Itoudis, que se había fijado hacía mucho en el alero cubano.
“Mentiría si te dijera que sé por qué decidió ficharme. Tengo características similares a Will Clyburn (la estrella del CSKA que se lesionó a principios de temporada). Eso es lo que me dijo el técnico. Eso es lo que estaba buscando”, admite.
Cree que la clave de su éxito es la defensa. “Es donde me siento más cómodo. Ahí empieza todo. Puedo ayudar al equipo ofensivamente en lo que necesite: puedo tirar, penetrar y rebotear. Creo en el juego de equipo”, explica.
Con todo, está “sorprendido”, ya que está jugando ”20 minutos por partido” y los técnicos, que incluyen también al estadounidense Darryl Middleton, que habla español, están “satisfechos” con su trabajo.
Eso sí, es consciente de que la clave de su futuro la tienen los títulos que logre el equipo ruso esta temporada.
“Desde el principio, desde la primera llamada que tuve del CSKA, me lo dejaron todo bien claro. Aquí no hay ni un día libre. Aquí se viene a ganar”, admite.
Pasión familiar y emigración a Italia
Nació en una familia que sentía una gran pasión por el baloncesto, ya que lo practicaron su padre, tío y hermana, y, como era de esperar, ingresó en la escuela deportiva nacional.
“No podía caer muy lejos del amor familiar por el baloncesto. Con seis años ya estaba con el balón en las manos”, señaló.
Su progresión pareció verse truncada cuando siendo aún un adolescente emigró a Italia con su madre. Pero lo que otros podían ver como un revés, él lo vio como una oportunidad.
Empezó “muy abajo” en la cuarta categoría del baloncesto italiano (C-2), después saltó a la segunda división alemana y a partir de ahí fue subiendo peldaños hasta ahora.
No olvida el nombre del técnico italiano que creyó en él, Massimo Battoti, en el modesto Bernareggio.
“Siempre me decía: puedes hacerlo, puedes hacerlo. Fue el primero en creer en mí, incluso antes que yo. Vine de Cuba y no tenía esa mentalidad profesional. Él fue quien me motivó y me dio ese empujón para convertirme en profesional”, apuntó.
Efes y Real Madrid, rivales en Euroliga
Aunque reconoce que el CSKA sufrió bajas importantes -De Colo, Cory Higgins y Sergio Rodríguez-, cree que la plantilla tiene suficiente talento y experiencia para “hacer grandes cosas”.
ЦСКА отправился на выезд в Белград, где сыграет с @kkcrvenazvezda ✈
Главный тренер @ItoudisD о предстоящем матче — в превью #CSKAbasketTV.
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— CSKA Moscow (@cskabasket) February 20, 2020
“En la Euroliga los rivales son los primeros clasificados, incluido el Maccabi. Pero el campo es quien dirá la última palabra”, apuntó.
Lo que más le ha sorprendido del líder de la clasificación, el Efes, es la cantidad de partidos que está ganando fuera de casa. Al Real Madrid lo ve como un “gran competidor” y al Maccabi como a un equipo que puede sorprender a cualquiera.
Y no se olvida de su rival de este jueves, el Barcelona, que se ha reforzado con un jugador de la NBA, Nikola Mirotic.
“Lo único que sé es que el CSKA debe estar entre los cuatro mejores”, asegura.
Felicidades!