Imagínense un combate de boxeo por un momento, pero no uno cualquiera, sino uno del Cardín o del Playa Girón. ¿Ya? No hay analogía mejor para escenificar la final de la Serie Nacional. Ahora pensemos que esa misma pelea ha entrado en su trance más aprensivo, en el instante en que ambos boxeadores, el de la esquina azul (Ciego de Ávila) y el de la roja (Isla de la Juventud aunque verde en este caso) llegan al centro del cuadrilátero y no se pueden golpear con efectividad, que es tanta la fogosa intensidad en el cuerpo a cuerpo, que no pueden sacarse ventaja.
Así anda la final, una final que no quiere llegar a su final. El punto es que hasta los managers de los dos planteles se la pasan elogiándose mutuamente en las conferencias de prensa post-game. Dice Pantoja: “tenemos que agradecer a los avileños por la garra que han mostrado y por cómo están jugando”. Dice Machado: “los pineros están jugando con el corazón y esa afición no los abandona, se están entregando al máximo y por eso están brindando el espectáculo que estamos viendo”.
La serie anda en equilibrio total, sin un desliz que permita ver alguna abertura de cara a lo que pueda suceder en los próximos juegos. Lo único que se puede aseverar es que la final terminará en la tierra de la piña, un buen presagio para los tigres pues hace cuatro años atrás en su cuartel general del Cepero, se proclamaron por primera vez en su historia como campeones nacionales. La “igualdad” entre los equipos es tal, que incluso en las redes sociales la reportera del avileño periódico Invasor, Katia Siberia, afirmó: “Soy categórica: quiero que gane Ciego de Ávila y que no pierda la Isla”.
Remarquemos ahora algunos ítems que puedan ayudarnos a leer lo que ha sucedido en lo que va de final y lo que pudiera acontecer en los desafíos que restan:
Piratas de la Isla:
1-Definitivamente en el juego chiquito, en los partidos apretados, son casi que invencibles. En la temporada ya van por 13 los extrainnings en los que se han enrolado y solo han salido cabizbajos en una oportunidad. Menuda renta.
2-De los conjuntos que luchaban por la clasificación (junto a Pinar del Río e Industriales), por esa deseada cuarta plaza, eran los de menos opciones, los menos favoritos e hicieron la hombrada. Luego salieron detrás de Matanzas y los desbancaron. Ahora en la final, también comenzaron perdiendo y acaban de igualar la serie. Ojo con la remontada, la han convertido en oficio.
3-Los partidos a los Piratas hay que ganárselos en los inicios, de no ser así, se corre el riesgo de un suicidio, pues la dupla Aguilera-Mendoza no da libertades. Amén de que Danny no ha estado del todo bien, Mendoza ya tiene dos juegos salvados y tres ganados en esta postemporada. El nipón de Héctor es un seguro de vida. Llegar a él y enfrentarlo box por medio, es como llamar a la muerte para vacilar su cierre.
4- La victoria de la Isla en este cuarto partido puede ser un punto de inflexión para los piratas. Sus ánimos estaban por el piso, rozando los rodapiés, ahora han vuelto a tomar la confianza que habían perdido. La bandera filibustera vuelve a ondear.
Tigres de Ciego de Ávila:
1-Ismel Jiménez y Yander Guevara son los caballos de batalla de Roger Machado. De sus brazos derechos penden las aspiraciones de Ciego. Si en sus próximas salidas logran enmarañar nuevamente a los piratas, no habrá chance para los pineros. Telón al suelo.
2-Del pitcheo: en contra de los tigres hay que decir que Vladimir García anda lejos de su forma óptima. El que fuera el primer as en la rotación, no ha podido aportar casi nada a la causa de los avileños, entonces, los galones del bullpen caerán en otros brazos, ya no Ismel y Guevara en las aperturas, sino Cano y Duquesne para venir a apagar fuegos.
3-Osvaldo Vázquez se ha convertido en la bujía ofensiva del equipo, un hombre al que hay que temerle, se encuentra en estado de gracia, se ha destapado en estos play off y anda moliendo en grande, conectándole en el mismo centro a la bola, dando batazos de proporciones orbitales. El pitcheo de los Piratas debe trabajarlo fino. No hay peor enemigo en el béisbol que un hombre en racha.
4-Ciego tiene a su favor ser un asiduo en play off en los últimos años, incluso, hasta la inmensa mayoría de sus refuerzos, ya saben lo que es ser campeón nacional. No es dato menor este, los partidos que quedan demandan ese tipo de rodaje, la presión sube y la adrenalina puede desorbitar a los menos curtidos. Regla de vida, la experiencia dicta.
La final de Mancebo
“Menos mal que la final es al mejor de siete, sino hay que darles candela para desapartarlos” suelta Elpidio Mancebo y ara un bultico de arena colorada que se ha trepado encima del home plate de uno de los terrenos del José A. Echeverría, en el Vedado. “La gente solo mira los números, que está dos a dos, pero no sé da cuenta de que esa final aborrece, que cansa la vista”, dice, arregla su gorra y sigue en lo suyo.
Corre la tarde en La Habana y Mancebo se remite a los cuatro partidos de la final de la Serie Nacional, al abrazo entre la Isla de la Juventud y Ciego de Ávila. Dos triunfos para cada bando. Elpidio Mancebo es un tipo de béisbol, lo lleva de sangre, lo jugó “de verdad” como dice él, el del profesionalismo, con los Cubans Sugar Kings.
Mancebo ahora entrena niños en el que fuera antiguamente el Vedado Tenis, lugar donde está enclavado el recientemente fundado Salón de la Fama del Béisbol Cubano. Ahí, en sus propias narices, Mancebo no titubea y vuelve a soltar: “Eso no es ni Doble A, hay que ver nada más las posturas, no hay profesionalidad”.
Puede que Mancebo exagere, pero no está muy lejos de la verdad. Digo yo.
Si se percatan bien esa imagen que ponen que parece aut es quieto, la imagen con el guante tocando al corredor pinero esta en primer plano, aun no ha llegado al brazo del corredor pineros, quien se le fue por debajo al receptor avileño. De lo que es capaz el fanatismo, deja ciego a los de ciego.