Las cuentas de Juan Kubala: Higinio

…porque 2×2 siempre son 4

La culpa no es de los judíos, ni de Hitler. No es del totí, ni de la luna y su menguante, ni de mi abuelo blanco, que una tarde lejana cruzó el telón de acero y vino a hacer familia al Uruguay. La culpa no es de Buena Fe, aunque infiero que hay mucha mala fe en la culpa. La culpa no es, tampoco, de Pocholo, que era un tipo desagradable con pandilla. Ni es de Higinio, aunque también tenga pandilla y nos resulte, cuando menos, agobiante.

La culpa de que la pelota cubana sea un desastre a nivel estructural, no puede ser de un individuo. La pelota cubana ha sido –esencialmente, es- tan grande, que un hombre solo no conseguiría desacreditarla ni siquiera en cien años de incapaz, irresponsable y espantosa gestión en soledad. Maciza como la Muralla China (Marrero, Luque, Méndez, Miñoso, Vinent, Marquetti, Casanova), la pelota cubana habría sabido defenderse siempre de no ser por el complot.

Higinio Vélez
Higinio Vélez

Sí, el complot. La maniobra esperemos que inconsciente mediante la cual se le han ido cayendo las costuras y liberando el forro. Que comienza (o termina) en el bloqueo económico de los americanos, y termina (o comienza) en el bloqueo mental de la parte cubana, ensimismada en defender principios donde solo se vislumbran los finales. Y la cara visible del despiste ha sido Higinio, pero Higinio no es –no puede ser- quien lo conduce. No es su caso el del malabarista de la generación, ni el del auriga de la mano firme. Su poder no alcanza a tanto.

Higinio es el blanco de las críticas, y las merece. Pero más las merece por prestarse a hacer el papelón, por servir de portavoz al disparate elucubrado en otras mentes, que por su propia e indubitable ineptitud. Higinio es el ventrílocuo de alguien que se oculta tras el cristal blindado del anonimato, y que se refocila todo el año en orientar el rumbo equivocado, acaso por capricho, puede que por ceguera, tal vez por oportunismo elemental. Como buen guardaespaldas, Higinio da la cara y cae cotidianamente en cumplimiento del deber, ametrallado por la reprobación de las tres cuartas del país (el otro cuarto, ya se sabe, odia la pelota).

Lo cierto es que -sea dicha la verdad monda y lironda- Higinio solo ha sido marioneta. Y ahora comentan -todavía no es oficial- que ya dejó la Comisión. Dicen que en su lugar nombraron a Heriberto Algo, quien dirigía el béisbol en Pinar del Río y de aquí en adelante, digo yo, no hará otra cosa que ponerle voz y rostro al caprichoso disparate del (los) personaje(s) en el anonimato. Dicen, también, que Higinio se limitará a su cargo como federativo, lo cual no es otra cosa, dicen, que limitarse al abordaje de aeronaves. Que son pulcras y cómodas, y en algunas, incluso, dan muy buena comida.

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