El azar y el destino se conjugaron de manera perfecta para darle a Víctor Mesa las riendas del equipo Cuba de béisbol al III Clásico Mundial. Aclamado por muchos y criticado por muchos otros, el otrora fuera de serie jardinero central caribeño realizó una electrizante revolución en la convocatoria del equipo a ese magno torneo, la cual, más allá de sus aciertos, lo llevó a cometer varios pecados capitales.
Y no me refiero a los siete pecados capitales del cristianismo católico (vanagloria, avaricia, gula, lujuria, pereza, envidia e ira), sino a una serie de errores evidentes, imperdonables, que sin duda dejarán a la selección cubana a merced de la suerte en momentos cumbre de Clásico.
Su desliz más cuestionable fue la exclusión del lanzador derecho Yadier Pedroso, por amplio margen el mejor lanzador del país, único capaz de ofrecer buenas prestaciones tanto en funciones de abridor como de taponero, un tipo de serpentinero casi inexistente hoy día debido a los cánones lógicos del béisbol moderno, pero bastante habitual en todos los equipos Cuba.
Pedroso, de 26 años, está completamente recuperado de una lesión en el brazo de lanzar, que sufrió en noviembre último cuando el conjunto cubano realizó una gira de preparación por Asia. Según confesó el propio lanzador de Artemisa, sus entrenadores le registraron recientemente envíos de hasta 94 millas por hora y su condición física es muy buena.
Pero al parecer nada de esto llegó a oídos de Víctor Mesa, quien parece decidido a dejar fuera del staff a Pedroso y mantener en él a tiradores como Vicyohandri Odelín, Yulieski González o Alexander Rodríguez, de notable experiencia pero distantes de sus momentos de estrellato.
Mesa, asimismo, ponderó en la convocatoria la presencia de jugadores rápidos por delante de sluggers, un atentado flagrante contra la esencia misma del béisbol, que no es otra que fabricar carreras para ganar los partidos, y la vía más rápida, de toda la vida, es a través del Señor Jonrón.
En este acápite prefirió, por ejemplo, citar a Luis Felipe Rivera, un eterno Don Nadie de 35 años, por delante del experimentado toletero Alexander Malleta -de buen historial y excelente rendimiento en la gira asiática-, y a Yadiel Hernández, un jugador de talento medio, sobre Yasmani Tomás, el prospecto más ilustre del béisbol cubano en la actualidad, dueño de un poder al bate excepcional y una potencia en el brazo privilegiada.
A todas luces el equipo Cuba tendrá una alineación ofensiva titular balanceada, pero en el banco solo habrán “correcaminos”, o sea, jugadores veloces (aunque NINGÚN robador de bases nato) incapaces de disparar jonrones, como aquel que conectó Yosvani Peraza de emergente ante Australia en el II Clásico Mundial, en 2009, que dio la victoria a Cuba y, de paso, certificó el boleto a la siguiente ronda.
Víctor Mesa pecó también al aplicar diferentes criterios de selección. En algunos casos utilizó el rendimiento a raja tabla y en otros prefirió guiarse por su juicio, aunque en varias ocasiones reiteró que el equipo fue conformado por un grupo de especialistas.
Así, tumbó al receptor Ariel Pestano, fijo en todos los equipos Cuba de la última década, y llevó a Yulexis La Rosa, que bateaba para solo .214 en el momento del corte, el pasado 16 de enero; subió al avión al prospecto Raicel Iglesias y bajó a otro prospecto, Carlos Juan Viera, sublíder en rescates en la Serie Nacional e integrante de selecciones nacionales en 2012.
El mentor del equipo Cuba prefirió contar con tres receptores y llevar solo un antesalista y un torpedero naturales. Si el tercera base Yulieski Gourriel (Todos Estrella en el I Clásico Mundial) o el paracortos Erisbel Arruebarrena se lesionan durante el certamen entonces comenzarían las improvisaciones de última hora, algo insólito en este nivel, más si tenemos en cuenta que el supuesto utility sería José Miguel Fernández, de buenas prestaciones ofensivas pero de limitadas habilidades con la manopla a la hora de fildear.
A todas estas, según anunció Mesa el line up será prácticamente el mismo que en años recientes, con Gourriel como tercer madero, hecho que provoca vibraciones negativas en la fanaticada cubana porque sus resultados en ese turno en campeonatos internacionales son mediocres desde hace rato, por más que hoy día sea el mejor jugador del país, con sus cinco herramientas bien desarrolladas.
Algunas soluciones señalan colocarlo, a Gourriel, en el quinto o sexto turnos al bate, otras adelantarlo al segundo, pero nunca de tercero en el orden ofensivo porque ahí no rinde (por cierto en la actual Serie Nacional es el cuarto madero de Sancti Spíritus y está desbordado, con un porcentaje de embasado de .440 y un OPS de .957, amén de sus 29 remolques y 30 anotadas en 40 partidos).
El ambiente está enrarecido entorno a este equipo, incluso Víctor Mesa hizo declaraciones sobre la forma física de cierto jugador del conjunto, y un día más tarde, públicamente, ese mismo jugador desmintió de manera tajante las aseveraciones de su manager, o sea, que la situación no es de calma ni unidad total, y eso en el Cuba es raro, casi siempre estos dimes y diretes quedaban de la puerta para adentro.
Ahora solo resta esperar por algún cambio antes del 20 de febrero, último día permitido por los organizadores para, de carácter excepcional, realizar cambios de último momento, porque el 2 de marzo comienza el III Clásico. Allí Cuba formará parte del grupo A, junto a Brasil, China y los anfitriones de Japón.
Víctor Mesa tiene tiempo, todavía tiene margen, rectificar es de sabios, solo habrá que ver si brota el manantial de la sabiduría.