Muchos lo dudaban y comentaban sobre el tema con suspicacia, pero finalmente sucedió. El jugador cubano de voleibol Luis Tomás Sosa, que había demandado a Finlandia tras ser declarado inocente del delito sexual que se le imputaba y por el que fue encarcelado durante un año en ese país, recibió una indemnización del gobierno finlandés.
De acuerdo con el diario Helsingin Sanomat, Sosa recibirá unos 200,000 euros “de compensación de la Tesorería del Estado”, lo que equivale a cerca de 500 euros por cada día en prisión, aunque su abogado solicitaba 1,000 euros diarios. La compensación normal para los inocentes es de unos 100 euros por día.
Sosa había sido sentenciado a 3 años y medio de prisión en septiembre de 2016, como consecuencia del escándalo sexual en el que se vio envuelto junto a otros jugadores de la selección cubana de voleibol.
Entonces, cinco de los seis voleibolistas cubanos apresados por el hecho –Sosa, Osmany Uriarte, Rolando Cepeda, Abraham Alfonso y Ricardo Calvo– fueron condenados a distintas penas de prisión por un delito agravado de violación, en un juicio celebrado en el tribunal de primera instancia de Tampere.
El sexto voleibolista, Dariel Albo Miranda, fue puesto en libertad sin cargos durante el juicio y regresó a Cuba.
Los cinco deportistas condenados apelaron sus sentencias y en el verano de 2017 el Tribunal de Apelación de la ciudad de Turku, donde Sosa había permanecido encarcelado junto a Uriarte, rebajó sus sentencias.
En el caso particular de Sosa, los jueces desestimaron su acusación en ausencia de pruebas y lo liberó del castigo. El cubano presentó entonces su solicitud de reembolso a la Tesorería del Estado finlandés y tras apenas un mes de puja legal consiguió una solución.
El joven atacador central recibirá una indemnización de 181.000 euros por el tiempo que estuvo en prisión, y se embolsará 19.000 euros por otros gastos. En total será compensado con 199 815 euros (unos 237,000 dólares).
La cifra es en realidad la mitad de lo pretendido en la demanda de indemnización presentada por su abogado, la cual exigía 381,000 euros (unos 448,000 dólares). Pero, como dice el conocido refrán, del lobo un pelo. O en este caso, la mitad.
Luis Tomás Sosa exigió ser compensado por Finlandia, entre otras cosas, por los daños psicológicos resultantes de su encarcelación en un país extranjero, con un idioma completamente diferente al español. También justificó su pedido en la publicidad global recibida por el caso, lo que hizo que varios jugadores involucrados en el escándalo fueran cesanteados por sus clubes, en su caso por uno de Argentina.
La demanda señalaba que su carrera deportiva fue parcialmente destruida por lo sucedido y especificaba que estar injustamente en la cárcel finlandesa le impidió participar en los Juegos Olímpicos de Río 2016 como parte del equipo cubano de voleibol.
El Tesoro Estatal de Finlandia analizó estas cuestiones a la hora de aplicar su solución. Como resultado de esto, y aun cuando quedó por debajo de lo demandado, la indemnización fue superior a lo habitual, por ejemplo, como consecuencia de la duración de la privación de libertad y de la publicidad.
Según reveló en su informe la institución estatal de ese país, se tuvo en cuenta que la privación de libertad influyó en la “apreciación social del ser humano”.
De esta forma, Luis Tomás Sosa ha salido victorioso en su duelo con la justicia finlandesa. Fue finalmente absuelto, con cerca de 200,000 euros en los bolsillos –no pocos de los cuales tendrá que abonar en impuestos–, y quizás lo veamos nuevamente en la selección nacional de Cuba y, confiemos, también en un buen club.
Tiene juventud, talento y, ahora, la recompensa de este espaldarazo moral. Un gran remate para el cubano luego del peor año de su vida.