Un libro sobre la figura del pelotero cubano Martín Dihígo y otro sobre el afamado locutor de la isla, Felo Ramírez, ambos reconocidos por el Salón de la Fama de Béisbol en Estados Unidos, se presentaron en la Feria del Libro de Miami.
Mi padre el inmortal, escrito por el historiador y periodista Gilberto Dihígo, hijo del deportista, cuenta la vida y carrera de “El Maestro” desde un ángulo íntimo, familiar, pero con la rigurosidad de una investigación social.
“En este caso lo vi como un sujeto histórico, para tratar de raspar una parte de la historia que no se conoce”, dijo Dihígo durante la doble presentación.
En el texto narra anécdotas familiares, de amigos, e incluye un anexo con los principales resultados del “mejor jugador de béisbol de todos los tiempos, negro o blanco”, al decir en su momento de otro grande de ese deporte, Buck Leonard.
A pesar de que Dihígo padre solo jugó en las Ligas de Negros de Estados Unidos por allá por los años 30 y 40, su figura fue incluida en el Salón de la Fama por sus logros durante toda su carrera, incluyendo sus actuaciones en Cuba y República Dominicana.
Su hijo declaró que figuras como “El Inmortal”, como se le conoció también y otros grandes jugadores latinos fueron los que poco a poco le abrieron las puertas a tantas estrellas del béisbol latinoamericano en las ligas de Estados Unidos.
El autor mencionó sus planes de crear una fundación con el nombre de Martin Dihígo para solventar los estudios de niños y jóvenes con necesidades económicas, en memoria de su padre.
Por su parte, el libro “Felo Ramírez, el oráculo de la narración”, refleja la vida del narrador cubano-americano, quien desde los años noventa puso voz a los juegos de los Marlins, en Miami.
Sin embargo, según Claro, la grandeza de Felo Ramírez la definieron los 16 años que trabajó en La Habana, antes de salir de la isla en 1961 vía Venezuela. “Allí fue donde se formó lo que Felo llegó a ser”, dijo.
“En persona su voz era como un susurro, pero ante el micrófono se convertía en mármol”, dijo Claro durante la presentación.
Con prólogo del grande de la pelota Tany Pérez, el libro rescata la memoria histórica de Felo, quien comenzaba muchas de sus narraciones con la frase “Gentiles amigos nuestros…” y quien fue reconocido por el Salón de la Fama en Estados Unidos en el año 2001.
Felo murió en 2017 con 94 años de edad, de los cuales pasó más de 70 realizando narraciones deportivas, en la radio fundamentalmente.
Claro dijo a OnCuba que siempre está atento a lo que sucede en los estadios cubanos. “El deporte es una de las grandes manifestaciones sociales y humanas de Cuba, no de ahora, de todos los tiempos. Uno asume que en cualquier momento el deporte de Cuba va a rescatar su origen, cómo surgió.”
“El deporte no es algo que tiene que ver con la política. Se practica por amor. El deporte hay que dejarlo que navegue solo. Hay que conocer lo que pasó con anterioridad para saber qué está pasando hoy con el deporte cubano y en otras latitudes”, comentó Claro.
Gilberto Dihígo dijo estar en desacuerdo con su colega, pues “el caso de Cuba, el deporte siempre es político”.
“Mientras en la Constitución se diga que el partido regula todas las instituciones del Estado, el deporte siempre va a ser político. Mientras que la Federación de Béisbol pertenezca al INDER y no independiente, siempre va a tener ese matiz político”, argumentó Dihígo.
Dihígo comentó sobre la reciente controversia con el pelotero Alfredo Despaigne, ante su negativa de jugar en la liga cubana y permanecer en Japón. “Cómo el Estado le va a exigir a un atleta que le están pagando millones en Japón, que juegue en su provincia. Eso no ocurre en ninguna parte del mundo. Todavía queda mucho por avanzar, tienen que desligarse las instituciones deportivas de las políticas”, dijo Dihígo.
Sobre una posible distribución de ambas obras en Cuba, Dihigo dijo que, aunque le fue negado presentarlo allá, sí estaría interesado en hacerlo.
Asimismo, Claro enfatizó: “Los libros están ahí, como legado. Para mí sería magnífico llevar mis libros a Cuba. Tanto el mío como el de Dihígo son lecturas obligadas para el lector cubano en general, no solo el deportivo, porque tienen una historia tremenda”.