A casi cinco años de su última aparición en Series Nacionales, como consecuencia de una lesión que amenazó con ponerle punto final a su carrera, Mijaín Rivera asegura estar listo para volver.
Lleva solo 25 días en Cuba, después de una prolongada estancia en Venezuela, pero de ellos, ha pasado los últimos 20 entrenando.
Dicen quienes lo han estado siguiendo, que se ha mostrado en forma, pegándole duro a la bola y tirando con potencia desde los jardines, y aunque para vestir nuevamente la camiseta del equipo de Pinar del Río tendrá que hacer el grado en el torneo provincial, todo indica que su retorno a la selección es inminente.
A pesar de sus 30 años, el jardinero derecho de aquella tropa comandada por Alfonso Urquiola, que conquistó la Serie de Oro de la pelota cubana en el 2011, siente que todavía le queda combustible en el tanque para seguir jugando béisbol.
A simple vista, el tiempo no parece haber hecho estragos en él. En todo caso luce más fuerte.
La única diferencia es que ahora lleva espejuelos, pero aclara que son para “la pinta”. “La vista está 20-20, y el brazo todavía tira 90 millas”.
Mijaín debutó en series nacionales en el 2005, con la selección de Holguín. “En Pinar había muy buenos peloteros, así que a mí y a otros novatos, entre ellos el lanzador Yosvani Torres, nos tocó irnos para allá”, explica.
En las siguientes cinco temporadas actuó como jugador de cambio en el conjunto pinareño, hasta que con la llegada de Urquiola, tuvo la oportunidad de alinear como titular.
Era la Serie 50, y el muchacho respondió a la confianza con una ofensiva de 16 jonrones, 63 carreras impulsadas y average de 318.
Tras aquella actuación consagratoria, con 25 años, parecía sembrado en los jardines de los Vegueros por largo tiempo.
Sin embargo, una luxación en el hombro izquierdo lo obligó a hacer una pausa en su carrera.
“Estábamos en el quinto o sexto juego del campeonato provincial, cuando me sucedió aquello”, recuerda.
La lesión le impidió continuar en el torneo. Aun así fue incluido en la nómina de Pinar del Río para la siguiente serie nacional.
“Pensé que la recuperación iba a ser más rápida, pero me equivoqué”.
Al cabo de algunos meses, decidió no insistir más en la rehabilitación, y pidió ir para Venezuela como colaborador.
“Ya era licenciado en cultura física, especialista en bateo, y tenía que buscármela en alguna parte”, dice.
Durante un curso completo, trabajó con niños en un combinado deportivo de la ciudad de Pinar del Río, para poder tener los requisitos para viajar.
En tierra bolivariana, se desempeñó como entrenador de las categorías infantil y juvenil, por espacio de dos años y medio, en el estado de Portuguesa. Fue allí donde comenzó a practicar otra vez.
“Físicamente estoy bien. Llevo algún tiempo fuera, pero en un gimnasio, jugando beisbol y softbol, y no me ha sucedido nada”.
Sus compañeros bromean sobre su recuperación, diciendo que fue por la carne que comió por allá. De hecho, el propio Mijaín admite que no siguió ninguna terapia nueva.
Aun así, asegura que en el plano personal era una experiencia necesaria. “Uno cambia de aire, trae cosas que aquí no tenía. Por eso me quise ir, para buscarlas; pero ahora estoy de vuelta, con el deseos de regresar a las series nacionales”.
Para que no haya dudas de que lo de su retorno al béisbol va en serio, a solo cinco días de su llegada de Venezuela, se incorporó al entrenamiento con el propósito de ganarse un puesto en la provincial.
“Hasta ahora me he sentido en forma. Ayer di un batazo contra el muro y antier la saqué de jonrón por encima de la palma que está detrás de la cerca del jardín izquierdo.
“Mi aspiración es volver a integrar el equipo Pinar del Río, y para eso estoy trabajando duro, tratando de tener muchos turnos al bate y de ver muchos pitchers”.
Por el momento, esa ha sido su prioridad. Con la dirección del conjunto verde, aunque ha tenido contacto, todavía no ha tocado el tema.
“En cuanto llegué y saludé a la familia, lo primero que hice fue ir para el terreno. En el béisbol el tiempo es oro y hay que aprovecharlo”.
Mijaín se lesionó cuando empezaba a despegar en su carrera, después de una buena campaña. Gracias por acercarnos a su historia después de la lesión.