No hay 32 hombres en el mundo que crucen las vallas más rápido que él, pero sabemos que existen obstáculos de una altura mayor que 1.06 metros. Los de París pudieron ser los Juegos de Roger Valentín Iribarne (1996), su debut en estas citas tras participar en dos Mundiales al aire libre, pero ni regresó con la Federación Cubana de atletismo ni pudo nacionalizarse portugués. A pesar de que hace más de dos años compite en un club lusitano, el vallista corto antillano se quedó en el limbo, en esa hostil tierra de nadie.
Gris se puso la tierra en el tanque de la Fuente de la Niña, en Guadalajara, cuando Lester Lescay saltó 8.35 metros. La séptima mejor marca de 2024 caía en esa área ambigua que describen los teólogos de la guerra o los generales católicos, pero que tanto sufren los feligreses del atletismo, sobre todo del cubano, siempre a la espera de buen viento, como el que acompañó a Yaimé Pérez en Ramona, pero que no bastó para impulsarla hasta París.
Tampoco las brisas de España harán aterrizar en un disco volador a su colega Denia Caballero. Ella y Yaimé decidieron salir del sistema cubano luego de haber alcanzado cada una un título mundial y no tendremos sus marcas sobre el verde del estadio olímpico parisino. Sus marcas que valen y no valen, porque han quedado en el territorio que no controla un país ni otro.
Están por su cuenta por el momento estos 4 atletas cubanos, quienes, a pesar de tener resultados por encima de los mínimos exigidos, se perderán París 2024.
Los transnacionales cubanos en el atletismo de los Juegos Olímpicos
Situaciones distintas para cada uno de ellos. A las discóbolas no las acompaña la edad para Los Ángeles 2028, quizá a Iribarne tampoco, pero con la forma actual de Yaimé, todo es posible. El más joven de todos, Lester Lescay (2001) se fue del equipo Cuba en 2022 en una concentración en Castellón, España. Desde entonces entrena con Luis Felipe Melis, el saltador de longitud cubano nacionalizado español en 2007.
Lescay debe estar disponible por España para el Mundial al aire libre de Tokio 2025, pues su trámite de nacionalidad está en un proceso avanzado. Sin cumplir 20 años participó en los Juegos Olímpicos de Tokio donde concluyó en el puesto 24 con un 7.69. Por eso, hasta la próxima temporada no puede aspirar a defender la bandera roja y amarilla por los 3 años reglamentados por la World Athletics.
Mismo caso el de Denia Caballero, también asentada en España, quien no compite internacionalmente desde la primera ronda de los Olímpicos en la capital japonesa. Con su registro de 64.82 metros realizado en mayo pasado en Portugal ocupaba el lugar 14 del ranking rumbo a París.
Una situación más compleja es la de Yaimé Pérez, quien participó en el Mundial de Eugene 2022, por lo que aun cuando pueda regularizar su estatus legal en Estados Unidos, no llegaría ni siquiera a la próxima cita del orbe. Este año habría estado en París como líder del escalafón global del disco, gracias a su impresionante marca de 73.09 metros en Ramona, Oklahoma, donde logró el mejor registro de la especialidad desde julio de 1989.
La otra líder del ranking mundial que se perderá los Juegos será Yulimar Rojas debido a su lesión en el tendón de Aquiles. Así de fuerte será esta ausencia de Yaime para ella y para toda la nación cubana.
Doloroso es también ver solo en mítines y en paradas de Liga del Diamante la progresión de Roger Iribarne, lugar 17 del ranking con su marca de 13.21 segundos conseguida en Polonia, el 16 de julio de 2023, aunque este año su mejor registro es de 13.37. Por la Mayor de las Antillas asistió a los Mundiales de Londres 2017 y Doha 2019, logrando las semifinales en el primero.
Otros cubanos sin estatus legal en alguna nación y sin vínculos con la Federación de la isla, pero que no lograron mínimas o puntos suficientes en el ranking fueron el velocista Reinier Mena, recordista nacional de 200 metros. Asentado en Portugal como Iribarne, no tuvo su mejor temporada y con pocas competiciones bajó hasta ubicarse en el 95 del escalafón en el doble hectómetro con un 20.29 segundos hecho en mayo en Lisboa. En los 100 metros logró un 10.17 el pasado junio.
Por su parte, Jenns Fernández (a la espera de la nacionalización en España o Italia) ocupó el lugar 93 en 100 metros y corrió 10.19 en mayo, en Savona, Italia. También desde la península itálica, apareció con buenas marcas en 200 metros Arnaldo Romero: 20.30, lo mejor de su vida. Casado con una ciudadana italiana, de continuar su progreso podría en un futuro próximo luchar un puesto en esa distancia, donde reina Filipo Tortu desde hace varios años en la nación transalpina.
En el otro borde han quedado los cubanos que, con un estatus legal en otra nación, no han podido cumplir los estándares para llegar a París. Dos casos sobresalen: el del subcampeón olímpico Orlando Ortega (España) y el del medallista de bronce mundial Alexis Copello (Azerbaiyán). Ortega, luego de 3 años plagado de lesiones solo ha podido correr 13.50 este año en los 110 con vallas, ocupando el lugar 125 del ranking. Nada pudo hacer para asistir a sus cuartos Juegos Olímpicos.
Copello cumplirá 39 el próximo 12 de agosto e intentó el 17.22 mínimo del triple salto hasta casi el último día posible, pero quedó con un 16.85 y puesto 66. Buscaba ser el único exponente de la prueba que sobreviviera de los Juegos de Beijing 2008, donde fue octavo en la final con un 16.92. En Londres 2012, en lo que marcó su última participación con Cuba en un evento de nivel, su salto de 16.79 no le había dado para pasar de ronda. Nacionalizado azerí, compitió en 3 Mundiales: Londres 2017, Doha 2019 y Budapest 2023, pero tanto los Juegos de Tokio como ahora de París se le han escapado por poco.
De los cubanos nacionalizados portugueses, ni la velocista Arialis Gandulla ni el vallista corto Abdel Larrinaga lograron tiempos acordes a lo solicitado para la cita estival. Elegible para representar a la nación lusitana desde 2021, Gandulla, la última corredora de 200 metros cubana que participó en unos Juegos Olímpicos (Rio 2016), solo consiguió un 11.65 en el hectómetro durante la temporada. Su estado de forma no ha mejorado desde el Mundial de Budapest (primer gran evento bajo su nuevo país), donde no pasó de primera ronda.
Asimismo, a su doble coterráneo Larrinaga se le resisten los torneos de primer nivel. Su marca de 13.71 segundos en los 110 con vallas antes del cierre de la clasificación olímpica lo dejó sin opciones. Por lo tanto, será la primera vez desde Roma 1960 que no compitan en Juegos Olímpicos atletas antillanos de dicha prueba, sin incluir por supuesto las ediciones de 1984 y 1988, en las que la Cuba no participó.
Alguien que sí estuvo cerca de poder asistir fue el decatlonista nacionalizado chileno Santiago Ford. El sorprendente campeón panamericano de Santiago 2023 realizó en mayo de este año su marca personal: 7892 puntos. Sin embargo, ese registro en Brasil quedó lejos del 8460 exigido para avanzar a París. Por la vía del ranking ocupó el puesto 30 y accedían los 24 primeros.
En el disco masculino, Mario Díaz (28), quien compite bajo la Federación Cubana, logró clasificar a París por el ranking, pero quedó fuera Yasiel Sotero, antillano nacionalizado español y número 50 de escalafón con registro de 64.14 metros.
A la espera de que el cuarteto de Iribarne, Lescay, Denia y Yaime tengan de un nuevo un sitio donde asirse para volver a los grandes eventos del atletismo mundial, queda desear que los cubanos sean bien acogidos en cada lugar que elijan para continuar sus carreras deportivas. Solo poder seguir es un gran paso. Aunque ahora no se comerán el croissant a la orilla del Senna tras su tiro o su sprint en el estadio, vendrán otras tierras. Ojalá una tierra de todos.