El tren Cuba no baja la velocidad, sigue y sigue, a toda marcha. La última jornada en Toronto vio como la delegación se afianzó ya en la tercera plaza del medallero e, incluso, en un momento del día estuvo igualado en preseas de oro con la comitiva de los Estados Unidos, pero luego, en la noche, los norteños apretaron el acelerador y se volvieron a despegar de los cubanos para seguirle la pista a los hasta el momento escapados canadienses.
Tras la sombra de los cubanos, siguen los colombianos y los solapados brasileños que van levantando de a poco. Sin más, los dejamos con lo más destacado de los cubanos en la jornada de este martes 14 de julio.
De la sorpresa de Videaux y esperando a Larduet
Nadie tiene dudas, si algo espectacular, algo realmente asombroso y conmovedor hemos presenciado los cubanos en lo que va de Panamericanos, eso es a Manrique Larduet dándose gusto en la gimnasia rítmica. Que no ha ganado nada aún, es cierto, que sus preseas hasta el momento son de plata y bronce, también, pero su capacidad para aferrarnos a su cuerpo es casi autómata cuando uno lo ve subirse y domar el caballo con arzones, cuando se expande dando brincos y mortales por todo el tapiz o cuando se estira en el aire con sus musculosos brazos atados a las anillas.
Larduet no pudo ser el máximo acumulador y tras la decepción dijo que iba a resarcirse dominando las pruebas individuales por aparato. Ayer, tampoco pudo y quedo tercero en las anillas al acumular 15. 450 y en los ejercicios a manos libres se fue en blanco. No le han ido bien las cosas, no obstante, al santiaguero le quedan oportunidades para agenciarse una corona.
“Es cierto, al final las cosas no me han salido como esperaba, quizás me he confiado un tato, pero todavía me quedan un par de pruebas para intentar ser campeón panamericano”, dijo en exclusiva para OnCuba.
El sabor agridulce que dejó Manrique, se compensó con la inesperada medalla de oro alcanzada por Marcia Videaux en el caballo de salto, al ser calificada por los jueces con 14. 737. Marcia, con su diminuto cuerpecillo, con sus tan solo 15 años de edad, no creyó en sus consagradas rivales y complementó dos excelsos saltos, dos ejecuciones magníficas que la hicieron encabezar la justa.
“Lo hice todo perfecto, me sentí excelente y cuando uno está en esa forma, todo le sale bien. Este triunfo es de mi familia, de mis entrenadores, yo se lo quiero dedicar a todos los que me han ayudado y a los que confiaron siempre en mí”, nos expresó Videaux.
Una para todos…
Todos los judocas cubanos que viajaron a Toronto alcanzaron medallas, absolutamente todos: los 14 representantes se subieron al podio de premiaciones. Buena cosecha. Excelente actuación, en algún punto, inesperada. Aunque, quizás, se esperaban un par de oros más, cualquiera los hubiera cambiado por una medalla menos de bronce.
En la jornada del adiós, solo la ilustre Idalys Ortiz en + 78 kg pudo coronarse como monarca al recorrer toda su travesía sin sobresaltos, sin titubeos, rival que se le puso enfrente, contrincante que fue derribada.
En exclusiva para OnCuba, Ortiz, habló: “Estamos contentas con la actuación de todas las chicas, todas alcanzamos medallas. En lo individual, puedo decirte que vine a eso, no podía irme para Cuba con otra cosa que no fuera el oro. Ya cumplí con mi país, con la patria, ya puedo regresar”.
La otra muchacha que peleó fue Yalennis Castillo en los 78 kg y obtuvo un metal bronceado. La subcampeona olímpica de Beijing no pudo una vez más ante su acérrima rival de los últimos tiempos, la brasileña Mayra Aguiar (actual campeona del mundo) y cayó en semifinales al verse sin armas para enfrentar a la carioca.
Por su parte, José Armenteros (100 kg) fue derrotado en el pase a la final en una polémica descalificación cuando iba ganando el combate por wazari, luego, en la discusión del bronce, impuso su clase. En tanto, Alex García también cayó buscando acceder a la discusión del título, pero se resarció obteniendo un bronce de consuelo.
De aguas tranquilas nada, turbulencias
Los cubanos sacaron sus últimas preseas de la pista de canotaje Aguas Tranquilas en Welland. Las dejaron revueltas, sacaron provecho de su quietud. En la última fecha se despacharon con dos oros, una plata y un bronce en el Canotaje, mientras que en el Remo, el saldo fue de dos segundos lugares y un tercero.
A primera hora del día, Yusmari Mengana volvió a treparse a lo más alto del podio al titularse como campeona del K1 a 200 m. Luego, pocos instantes después, casi sin secarse el sudor y las gotas de agua del canal, unió sus fuerzas a las de Yurieni Guerra para también entrar como primeras en el K2 a 500 m.
Rebosante de alegría, Mengana nos dedicó unas palabras: “No podría ser mejor mi actuación, esta es la tercera medalla que gano en estos juegos, no esperaba tanto la verdad, mis entrenadores y yo estamos muy contentos, hemos cumplido. Nos emociona aportar a la delegación y ayudar con nuestros triunfos”. Así, la muchacha gana su tercera medalla de oro en la cita, misma cantidad de títulos que ha obtenido el también kayacista Jorge García, para ser hasta el momento los atletas más laureados en lo que va de Panamericanos.
En tanto, Fidel Vargas y Reinier Torres en el K2 a 200 m se agenciaron la presea de plata, que sumado al bronce alcanzado por Arnold Rodríguez en el C1 a 200 m, redondearon la buena actuación de las tripulaciones cubanas en esta jornada.
De esta manera, con un total de seis preseas de oro, Cuba registra su mejor actuación en el Canotaje desde La Habana 1991 en las que se alcanzaron 10 primeros lugares.
Por su parte, los remeros no contaron con la misma suerte y no pudieron liderar ninguna de las finales en que intervinieron. De este modo, aportaron a la causa dos platas conseguidas por Yislena Hernández y Licet Hernández en el 2 pares de remos cortos ligero y por Ángel Fournier, Eduardo Rubio, Orlando Sotolongo y Adrián Oquendo en el 4 pares de remos cortos, así como el bronce de Raúl Hernández y Liosbel Hernández en el 2 pares de remos cortos ligero.
Cuba vuelve a perder el juego bueno
Un descuido del siniestro Yoanni Yera le costó el juego a Cuba, un lanzamiento manso a la altura de las letras como un manjar, basto para que Tyler O’neill pusiera en órbita la bola por toda la pradera central enviándola hasta el enorme muro negro que se encuentra después de las cercas a 401 pies de distancia.
Tres carreras de un palo, de una sola vez, y para Canadá fue suficiente, mantiene su invicto en el torneo y le coloca la a Cuba su segunda rayita en el casillero de las derrotas. Ya sabemos que esta versión de la selección nacional padece de anemia ofensiva, que sus bates andan de siesta cuando enfrentan a algún viejo zorro del box.
Con este descalabro Cuba cae por segunda vez en el torneo en cuatro salidas, una foja que indudablemente en el momento del cruce (si lo alcanzan) lo emparejarán con uno de sus dos victimarios hasta el momento. Menudo enredo.
“Me equivoqué en ese lanzamiento, hasta ese momento lo había hecho todo perfecto, pero ya ves, un error y costó el juego, el lanzamiento se me quedó alto y eso a este nivel no se perdona”, señaló a nuestra revista Yoanni Yera, lanzador perdedor del choque.
Por su parte, Roger Machado, manager del elenco, mantiene la misma firmeza y confianza en sus discípulos. “No se ha perdido la batalla completa, cuando estemos muertos, eliminados, hablemos de fracaso, ahora todavía hay vida y mientras respiremos, hay de todo. Nunca nos vamos a dar por vencido, estos muchachos son aguerridos”.
En mi modesta opinión, es un error del periodista decir que un descuido del siniestro Yoanni Yera le costó el juego a Cuba. Eso no es así, en realidad el equipo no bateó, no apoyó ofensivamente la labor del matancero y por ahí sí se escapó el juego. Saludos
Hermano: El día que veamos a Larduet con una cinta o pelota o clavas o cuerda….. Es artística o gimnástica pero nunca rítmica….