En estos tiempos de tempestad beisbolera, a Cuba no le queda alternativa, tendrán que alzarse con el cetro de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México, o la marejada seguirá subiendo, se volverá aun peor. Los 24 nombres seleccionados delatan la intención. Amén de la soga al cuello, de que incluso un hipotético triunfo en la cita no aliviará las melladuras enquistadas, es necesario, para bien de la pelota, ese paliativo eventual.
Razones sobran, no me detendré a enumerarlas, basta con pasarle revista –de soslayo si se quiere- a la nómina del plantel para percatarse que el equipo cubano nuevamente asiste a un torneo menor con la presión de saberse, al menos en plantilla, superior al resto de sus contendientes. Aquí hay parte y parte, pues si bien el nivel cualitativo de la competición está muy por debajo -no alcanzaría ni por asomo la categoría de Triple A-, el calendario internacional ya no demanda eventos en abundancia como antaño y a la selección nacional no le queda de otra que acudir con su artillería pesada a cuanta lid asome.
Es cierto que también sirve para ir probando hombres, fórmulas y estrategias de cara al lejano IV Clásico Mundial de Béisbol, que el desangramiento de la pelota cubana -hablo del acelerado aumento de las deserciones- ha obligado a que ya no se cuente con más de un plantel sólido en la Isla y que comiencen a escasear nombres en cuyos hombros puedan ser depositadas las responsabilidades de asumir un puesto de titular con la tricolor.
Pero tampoco hay que forzar tanto, la calidad de los Centroamericanos lo permite. ¿De veras era necesario que el cuarteto de jugadores llegados de Japón acudiera a la cita sin descanso? ¿No era más beneficioso concederles la oportunidad a otros jugadores que por rendimiento lo merecían? ¿Hasta qué punto el desajuste estructural de la pelota cubana condiciona de sobremanera un torneo de rigor como el de los Centroamericanos? ¿Hasta qué punto los jugadores elegidos responden a una exigencia, a la imperiosa necesidad de ganar algún título en arenas internacionales?
Puede que las respuestas uno las encuentre en que Víctor Mesa quiera despojarse de su “san benito” y que con esta selección de jugadores, ahora mismo lo mejor que puede recogerse de la Serie Nacional, pueda salir del segundo escaño que lo persigue. Pero como no tenemos certeza de ello, intentemos analizar el equipo de punta a cabo.
Receptoría:
Esta es la única posición al campo donde existe real consenso en la elección de sus tres integrantes. No hay dudas sobre ello, La Rosa, Frank Camilo y Alarcón no tienen discusión. El debate viene por la titularidad, según declaraciones de Víctor Mesa, el hombre que calzará los arreos será el tunero. Decisión nada descabellada, la ofensiva del oriental es muy superior al de los otros dos contendientes y si bien a la defensa no brinda la tranquilidad del capitalino y el villareño, goza de un potente brazo y una defensa aceptable.
Pero ojo, tanto Frank Camilo como La Rosa son baluartes defensivos y excelentes guías de lanzadores, en caso de que Alarcón no produzca con sus muñecas no me extrañaría que fuera llevado al banquillo. Situación que desde la ausencia de Pestano no ha parado de repetirse en eventos internacionales –recuerden el último Clásico con Eriel Sánchez-, la encrucijada estaría entonces en quién saltaría al diamante. ¿Morejón o Yulexis?
Jugadores de cuadro:
La inicial tiene nombre propio: Alexander Malleta. No hubo más ningún convocado para ocupar esa posición, de todos modos en un hipotético caso que el veterano zurdo industrialista esté de lágrimas con el madero al hombro -solo en ese caso-, el propio Alarcón o Lourdes Yr. Gourriel pueden suplirlo. Este último integra la selección como el utilities, el hombre llamado para asumir cualquier variante al campo, está enmarcado como infield, pero aún no se sabe si se desempeña mejor en los jardines o en la media luna.
La incertidumbre del cuadro cae sobre el segundo cojín, en el plantel no hay ningún jugador natural de esa posición. El de más experiencia es Yulieski Gourriel, de ahí que Víctor le haya dado la responsabilidad de custodiar la almohadilla, ubicando entonces en la antesala al santiaguero Yander La O. El shortstop quedaría para Manduley y en la reserva Moreira para alguna emergencia, digamos que de corredor sustituto o para tocar bola, a la defensa no creo, no es superior a los titulares.
Jardineros:
Según el DT Mesa, los regulares serán: Despaigne en el left, Roel Santos en el center y Yadiel Hernández en el right, quedando para la disputa del bateador designado Alexei Bell y Frederich Cepeda. La decisión tiene sus vericuetos, con los granmenses no hay polémica, el debate viene por el right field. Uno supone que la titularidad de Yadiel Hernández por encima de Bell está dada por los supuestos problemas en el brazo de tirar del santiaguero, pues el oriental tiene mucho más desplazamiento.
Eso le pasa la cuenta a Cepeda, pues el espirituano no viene en buena forma de Japón a diferencia del estado en que se ha mostrado Alexei en la Serie -comparación del pitcheo de ligas aparte- pero la condición de pararse a ambos lados del plato de Frederich le concede ligera ventaja, esperemos la decisión final.
Lanzadores:
La rotación dependerá de los rivales a enfrentar, aunque los abridores deben andar por el cuarteto de Norge L. Ruiz, Freddy A. Álvarez, Yosvani Torres y Julio A. Martínez. Para apagar fuegos en los intermedios de partido deben estar disponible en el bullpen, como primera carta Jonder Martínez y los siniestros Cionel Pérez y Yoanni Yera. Dejando para preservar los cierres de desafíos a Vladimir Gutiérrez y el supersónico Héctor Mendoza.