Al luchador grecorromano Yasmany Acosta le tocó coincidir en país, tiempo y división con Mijaín López, uno de los más grandes gladiadores de la historia. Bajo la sombra del Gigante de Herradura ganó el Panamericano junior en 2008, y tres años después el de mayores en Colombia. Además, fue bronce en la lid continental de 2015 en Chile, justo el momento en que decidió abandonar a la delegación cubana, y comenzar una nueva vida.
En aquel momento tenía varias interrogantes, pero la más recurrente era si podría regresar a los colchones para competencias de alto rendimiento, algo que no todo el mundo logra tras emigrar. De entrada, no se encontró un camino de rosas. Tuvo que trabajar como agente de seguridad en una discoteca par de años, hasta que Cuba le permitió competir bajo otra bandera.
Llegó con muchos miedos al Panamericano de Río de Janeiro 2017, donde por primera vez representaría a Chile en un evento internacional. No sabía cuál sería la reacción de sus antiguos compañeros de selección en el reencuentro. Quiso el destino que apenas puso un pie en el hotel, justo en la puerta, se encontró con los cubanos, quienes habían desembarcado unos minutos antes. Quería que la tierra se lo tragara, pero el recibimiento fue con total normalidad. Sintió un alivio inmenso, que le permitió llegar a la final, justo ante Oscar Pino. No salió a combatir en la discusión del título por una supuesta lesión, pero todo indica que la ética lo llevó al segundo lugar.
Unos meses después en 2017, compartiría con el gladiador cubano las medallas de bronce en el Mundial de París. Después no llegaría a otro podio del orbe, pero culminó entre los cinco mejores gladiadores en las citas de Budapest 2018 y Oslo 2021.
En su palmarés destacan, además, la plata y el bronce en los Ranking Series de Polonia 2018 y Zagreb 2019, respectivamente, así como cuatro bronces en torneos panamericanos. Con Chile también ganó la presea de bronce en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
En los Juegos Olímpicos Tokio 2020 se quedó a las puertas del podio con un quinto lugar que le supo muy mal. Yasmany sueña con la medalla bajo los cinco aros, por eso, cuando cumplió los ocho años establecidos para regresar a Cuba tras abandonar una delegación, no dudó ni un instante en venir a entrenar con los mejores, dígase Mijaín, Pino y Ángel Pacheco.
Precisamente, con Pino coincidió nuevamente este año en el Panamericano de Acapulco, México, donde ambos llegaron a la final. Sin embargo, ahora fue el representante de la selección cubana quien no salió al colchón por una lesión. Saldo parejo en finales continentales.
Con ese triunfo sin pelear en la urbe azteca, Acosta sacó pasaje a París 2024. Junto a él, también clasificó a la cita estival Néstor Almanza Jr., otro cubano que compite por Chile bajo la dirección de su padre, campeón mundial con la selección antillana en 1993.
Todos ellos han intentado elevar su nivel cualitativo preparándose en Cuba, codo a codo con varios de los mejores gladiadores de la isla. Acosta, por ejemplo, ha tenido la oportunidad de realizar fortísimos entrenamientos con Mijaín López. Justamente, tras una de estas sesiones pudimos conversar con el principal exponente de la lucha chilena en los últimos años.
Ecos de Tokio: el saldo de la “otra” delegación olímpica cubana
¿Por qué venir a Cuba a realizar la preparación previa a los Juegos Olímpicos?
Aquí tengo al mejor luchador de toda la historia: Mijaín López. Tengo a Héctor Milián, tengo al mejor entrenador de la lucha greco en el mundo, que para mí es Raúl Trujillo. Tengo a los mejores 130 kilos del mundo, y quiero aprovechar esa oportunidad.
En los entrenamientos se notaba mucha intensidad en los trabajos con Mijaín
La verdad es que Mijaín es el que me hala a mí. Mijaín es una máquina, y yo estoy ahí, al paso. Me ayudan bastante tanto Mijaín, como Oscar, Ángel Pacheco, Keldis Josef. Aquí puedo prepararme muy bien, y tengo compañeros que me ayudan bastante.
Imagino que, a sus casi 42 años, Mijaín sea un referente para ti que también estás en la recta final de tu carrera
Mijaín es un referente a nivel mundial. Si tuviera que escoger un deportista a nivel mundial, lo elegiría a él porque lo conozco hace muchos años. Sé el sacrificio y todo el trabajo que hay detrás. Ser cuatro o cinco veces medallista de oro en unos Juegos Olímpicos es muy difícil, y más en un deporte como la lucha.
¿Metas en París 2024?
La meta es lograr una final soñada con el mejor luchador del mundo, o sencillamente una medalla.
Representas a Chile, pero eres un cubano más. ¿Cómo se manejan esas sensaciones cuando te enfrentas a los cubanos después de entrenar tanto tiempo con ellos?
Es difícil. De hecho, uno se sube al colchón y piensa que está luchando quizá con un hermano, pero son cosas de la vida que pasan. Uno siempre siente cosas cuando lucha contra un cubano porque al final son tu gente, tus amigos, pero fuera del colchón uno se lleva igual. Dentro del colchón nos damos las manos, y a darlo todo.