Trabajaba en dos temas que me parecen prioritarios para comprender lo que ocurre en el Oriente Medio: (1) Papel de Hamas y Hezbollah, como estados dentro de los estados y (2) Crisis de los rehenes en poder de Hamas, los cuales aplazó para compartir un extraordinario artículo de Thomas Friedman, columnista de The new York Times, tres veces ganador del premio Pulitzer y cuya autoridad en temas de Oriente Medio es antológica.
En su artículo Por qué una invasión de Gaza y el pensamiento de una vez por todas son incorrectos para Israel, Friedman advierte acerca de las consecuencias que pudieran tener una invasión israelí a Gaza que, por otra parte, me parece más que probable. Para comenzar el autor comparte la opinión del presidente Biden acerca de que “sería un gran error que Israel ocupara Gaza nuevamente”.
La premisa del experto es que: debido, entre otros factores a sus raíces culturales, sociales, religiosas y políticas, los movimientos islamistas, entre ellos Hamás y Hezbollah, se nutren de una inagotable cantera de jóvenes humillados y desesperanzados, los cuales, sin nada que perder, se movilizan para el caos. Esa capacidad de renovar sus fuerzas una y otra vez, hace que: “…Ninguno de esos movimientos pueda ser eliminado de raíz…”
“…Tal acción, señala Friedman, podría convertir la humillante derrota táctica de Israel a manos de Hamás en estratégica, arrastrar a Estados Unidos a otra guerra en Oriente Medio y socavar los intereses de política exterior más importantes de Norteamérica que son: ayudar a Ucrania a liberarse de Rusia, contener a China y formar un bloque pro estadounidense que incluya a Egipto, Israel, los países árabes moderados y Arabia Saudita…”
“Si Israel entra en Gaza, hará estallar los Acuerdos de Abraham1,desestabilizará aún más a Egipto y Jordania, y hará imposible la normalización con Arabia Saudita: enormes reveses estratégicos. También permitirá a Hamás encender Cisjordania y desencadenar allí una guerra entre colonos judíos y palestinos…”
El experto se pregunta: “¿Qué debería hacer Israel para garantizar que un ataque como el lanzado por Hamás nunca vuelva a ocurrir? No lo sé, responde, pero no es movilizar a 360 mil reservistas traumatizados para lanzarse a una guerra urbana en uno de los lugares más densamente poblados del mundo. Esto aplastará la economía israelí y su posición internacional.
Biden ―añade― debe darse cuenta de que Benjamín Netanyahu no es apto para gestionar esta guerra como un actor racional.”
“Si Israel, dice Friedman, anunciara que, por ahora, renuncia a una invasión de Gaza y buscara otros medios para eliminar o capturar el liderazgo de Hamas y procura una salida para los más de 150 rehenes que Hamas mantiene, no sólo evitaría traumatizar aún más a su propia sociedad, así como a los civiles palestinos en Gaza; también daría tiempo a Israel y a sus aliados para pensar en cómo construir –con los palestinos– una alternativa legítima a Hamás… Una medida así le ganaría apoyo global y permitiría al mundo ver a Hamás como lo que es: el ISIS de los territorios palestinos.”
Obviamente, Estados Unidos no puede afrontar el escenario a que Netanyahu puede arrastrarlo, aunque será difícil detener a un fanático humillado por Hamás y desprestigiado ante una población defraudada por la incompetencia de sus líderes y sus fuerzas armadas para protegerla.
Con las alertas de Friedman que lamentablemente soslaya los costos humanitarios, y los abundantes análisis e informaciones sobre el tema circulan, los lectores, como sostiene un popular columnista, “podrán sacar sus propias conclusiones”. Allá nos vemos.
Nota:
1 Acuerdos de Abraham. Tratado de paz entre Emiratos Árabes Unidos e Israel de 2020 suscrito en la Casa Blanca.