Miles de seguidores del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresaron el fin de semana a Washington para celebrar varias marchas en apoyo de sus desesperados intentos por cambiar el resultado de unas elecciones que el mandatario perdió ante Joe Biden.
Se produjeron altercados esporádicos entre partidarios de Trump y manifestantes contrarios tras el atardecer del sábado. Cuatro personas fueron trasladadas a un hospital con heridas de arma blanca, según WRC-TV, y la policía metropolitana informó de 23 detenidos.
Las marchas de personas leales a Trump, la mayoría sin mascarilla, pretendían ser una demostración de fuerza apenas dos días antes de que se reúna el Colegio Electoral para elegir oficialmente a Biden como el 46to presidente de Estados Unidos. Trump, cuyo mandato termina el 20 de enero, se niega a reconocer la derrota y se aferra a unas acusaciones sin base de fraude electoral que han sido rechazadas por cortes estatales y federales, y el pasado viernes por la Corte Suprema.
En un tuit el sábado por la mañana, Trump dijo estar sorprendido por las marchas, anunciadas desde hacía semanas. “¡Vaya! Miles de personas se están reuniendo en Washington (D.C.) para Detener el Robo. ¡No sabía nada esto, pero les veré!”.
Trump salió en torno al mediodía de la Casa Blanca para asistir al partido de fútbol americano entre el Ejército y la Marina en la Academia Militar de West Point, en Nueva York. Cuando su helicóptero sobrevoló una marcha en el National Mall, la gente le vitoreó.
Michael Flynn, el exasesor de seguridad nacional indultado hace poco por Trump, hablaba en ese momento desde el escenario.
“Eso es bastante genial. Imaginen poder subir al helicóptero y dar un bonito paseo por Washington”, dijo Flynn, cuyo indulto eliminó su condena por mentir al FBI durante la investigación sobre Rusia.
Trump entusiasmó a sus seguidores el mes pasado cuando pasó con su convoy junto a una manifestación a su favor, en su camino a su club de golf en Virginia.
Esa manifestación, que reunió a entre 10.000 y 15.000 personas en la capital, terminó a altas horas de la noche con escaramuzas entre personas leales a Trump y activistas locales cerca de la Plaza Black Lives Matter, próxima a la Casa Blanca.
La policía tomó más medidas el sábado para mantener separados a ambos bandos, cerrando al tráfico gran parte del centro de la ciudad y acordonando la plaza Black Lives Matter.
Pero si bien las marchas del sábado, incluido una en la céntrica plaza Freedom, eran más peequeñas que las del 14 de noviembre, reunieron a un contingente de los Proud Boys, un grupo neofascista conocido por incitar a la violencia callejera. Algunos llevaban chalecos antibalas mientras avanzaban por la ciudad.
El grupo acaparó más atencion después de un famoso comentario de Trump en septiembre, en el que les dijo “retírense y esperen”.
Al terminar las manifestaciones, las calles de Washington se vieron salpicadas de multitudes de cientos de Proud Boys y fuerzas combinadas de grupos antifascistas y activistas negros locales. Ambas partes buscaban una confrontación en una zona llena de policía. Al caer la noche, ambos grupos se reunieron en lados opuestos de una calle, separados por varias líneas de policías municipales y agentes federales de la policía de parques, algunos con material antimotines. Los Proud Boys se dispersaron más tarde.
En la manifestación celebrada antes en la Plaza Freedom, varios oradores defendieron afirmaciones desacreditadas sobre fraude electoral ante un público receptivo.
Sylvia Huff, manifestante que acudió desde Gloucester, Virginia, dijo que las derrotas en tribunales no habían mermado su convencimiento de que Trump ganó las elecciones.
“Creo que las cortes también estaban compradas”, dijo. La Corte Suprema, donde tres de los nueve jueces fueron nombrados por Trump, “sólo tenía miedo de las represalias políticas”, dijo.