Leo Brouwer nos recibe en su casa para conversar acerca del Festival de Música de Cámara que lleva su nombre. Por más de una hora, Leo y su esposa Isabelle anuncian las novedades de esta quinta edición.
Esta vez tendremos más propuestas que en años anteriores. Participan más de trescientos artistas y músicos de once países, con un repertorio amplísimo de obras y géneros musicales. Estaremos en La Habana y tendremos varias presentaciones en Santiago de Cuba (del 24 al 26 de septiembre) y Pinar del Río (27 de septiembre). En 2014, quizás podamos ir a otras ciudades de la Isla, pues nuestra intención es seguir creciendo, encontrando talentos musicales, mostrándole al público nuevos repertorios, desempolvando partituras que, por una u otra razón, no han sido tocadas por nuestros músicos.
Ya sabíamos de la inclusión del jazz, la trova, el flamenco, la música electrónica, el pop… pero cómo se articulan todos estos géneros en un festival de música de cámara.
En el mundo entero los músicos sinfónicos, los de academia y las grandes orquestas siguen enamorados de los clásicos. Y los clásicos a mí me fascinan, pero me parece necesario, diría mejor, imprescindible, que el público y los artistas se abran a otras sonoridades, a propuestas más contemporáneas.
Prejuicios en la música no debe haber, y el sentido del festival es sumar y no restar ni géneros ni músicos, y mucho menos generaciones de artistas. Es por ello que coinciden en el evento figuras que han seguido carreras muy distintas. Nos gusta trastocar los papeles: tocar lo antiguo con instrumentos modernos, por ejemplo. Al inicio fue difícil convencer a los músicos para que se salieran de lo que acostumbran a hacer, pero lo hemos logrado, entre otras cosas, porque nuestro Festival no tiene un sentido emulador. No pretendemos, en ningún caso, que la gente compita entre sí o que se pongan cáscaras de plátanos para romperse la vida. La idea aquí es redescubrirnos, reencontrarnos, conocernos mutuamente. Estos festivales han reunido a una gran cantidad de profesionales, han surgido nuevos amigos, personas que nunca se hubieran visto, que nunca se hubieran enlazado por esa palabra mágica de la que estoy tan orgulloso, que es amistad, que es también el sentido de nuestro Festival.
Cada año el Festival Leo Brouwer de Música de Cámara estrena obras de grandes músicos cubanos del pasado con las que el público queda fascinado, obras que pocas veces han sido interpretadas en la Isla. En esta edición, ¿también habrá estrenos?
Claro que sí. Cada año intentamos alejarnos de la reiteración de los repertorios a los que las orquestas nos tienen acostumbrados. Se harán en première obras de compositores santiagueros del siglo xix, como Cratilio Guerra y Laureano Fuentes, fruto de la investigación de musicólogas cubanas comandadas por Miriam Escudero. En Cuba a veces es difícil tocar algunos conciertos por falta de instrumentos. Mientras esta situación no cambie, debemos ser creativos. Es importante para nosotros incluir en el programa del evento obras de grandes como Ernesto Lecuona, Alejandro García Caturla o Hubert de Blanck, que solo se tocan (cuando se hace), en las academias, y raras veces son llevadas a salas de concierto.
Según anunciaron en conferencia de prensa, esta edición estará dedicada al humor…
Puede que mucha gente no sepa, o no recuerde, lo que fue el Teatro Musical de La Habana en la década del 60, en esos años se lograron grandes obras que luego nunca se repusieron. Yo encontré hace poco, y los he querido rescatar, algunos apuntes de un concierto que escribí para el Musical hace tiempo. Recuperé algunas páginas de aquellas partituras y las reconstruí para Osvaldo Doimeadiós, quien estará en la noche de apertura como figura central con una obra titulada: Concierto para dedo y orquesta. Haremos, además, fragmentos de Una broma musical, que escribió Mozart para burlarse de sí mismo y de su momento histórico. Estarán también Vocal Sampling, el joven pianista Jorge Luis Pacheco y actores del Centro Promotor del Humor. Este espectáculo que inaugurará el Festival en La Habana se llamará Humor con clase (Sala “Avellaneda”, Teatro Nacional).
¿Podría comentarnos algo acerca de los homenajes de este año?
Los homenajes son muy importantes para nosotros. Aprovechamos el contexto del festival para distinguir a grandes de la música cubana e internacional, como el que haremos a Benjamin Britten, quien fue posiblemente uno de los más reconocidos compositores del siglo xx. Asimismo, hemos querido incluir a dos grandes de la ópera que son Verdi y Wagner, y lo haremos con un concierto que se titula Wagner vs. Verdi. Vamos a homenajear también a Harold Gramatges, Ernesto Lecuona, Benny Moré, Pablo Milanés, Esther Borja, Bebo Valdés, Luis Carbonell, Bobby Carcassés, Roberto Valera y Calixto Álvarez, este último un compositor cubano que vive fuera de Cuba desde hace algunos años. También a dos grandes de la literatura: José Martí, e Ítalo Calvino, quien nació en Cuba, aunque muchos no conozcan ese dato. Todos incluidos, con su presencia o su recuerdo, en charlas, conferencias, tocando en escenarios, o como invitados especiales a alguno de nuestros conciertos.
La noticia de que el compositor español Paco de Lucía sería uno de los invitados al festival, luego de 25 años ausente de los escenarios cubanos, se convirtió de inmediato en titulares de los medios de prensa. Todos referían la gran amistad que los une. ¿Se presentarán juntos?
Paco de Lucía dará un concierto con su grupo, de dos horas, y se planean nuevas sorpresas. Que Paco accediera a venir a Cuba a participar en nuestro Festival es algo que nos llena de orgullo, porque él transformó el flamenco en magia, en historia trascendente y lo desarrolló hasta lo contemporáneo. Paco es un genio. Cuando pienso en él, viene a mi memoria una historia que ilustra quién es. Imagina que hay dos hombres que caminan muy rápido porque ambos tienen que llegar a un lugar, y uno va mirando al piso porque teme tropezar y llega. Efectivamente sudado, pero llega… Y el otro que va por el mismo lugar, mira a la derecha porque ve un sinsonte y sonríe; sigue caminando, ve a la izquierda una guardarraya de palmas y mira, se queda extasiado y llega primero. Ese es Paco de Lucía. Creo que explicar con palabras llanas quién es y lo que significa para la cultura, no merece la pena. Él es un tipo fuera de serie, un hombre que ha transformado y ha hecho transformar un siglo de gran música en su país y en su género.