Casi 200 países mantuvieron en marcha el sábado un acuerdo internacional de 2015 para luchar contra el cambio climático, después de que las extensas conversaciones se vieron eclipsadas por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirar a Estados Unidos del pacto.
El primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, que presidió las conversaciones de dos semanas en Bonn, dijo que el resultado “pone de relieve la importancia de mantener el impulso y el sostener el espíritu y visión de nuestro Acuerdo de París”.
Los delegados acordaron iniciar en 2018 un proceso para revisar los actuales planes de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, en el marco de un esfuerzo a largo plazo para aumentar paulatinamente los objetivos. Se llamaría el “Diálogo de ‘Talanoa'”, una palabra que en Fiyi hace referencia a contar historias y compartir experiencias.
En la reunión en Bonn, que se prolongó durante toda la noche, los representantes avanzaron además para redactar un libro detallado de normas para el acuerdo de París de 2015, que pretende poner fin a la era de los combustibles fósiles este siglo. El libro, que cubre aspectos sobre cómo registrar y supervisar las emisiones de gases de efecto invernadero de cada nación, debe estar listo en diciembre del próximo año.
Muchos delegados dijeron que los trabajos debían ir más rápido. “Ahora mismo nos estamos moviendo a paso ligero, por lo que todos los países deberán acelerar el ritmo desde aquí”, dijo José Sarney Filho, ministro de Medio Ambiente de Brasil.
El pacto de París tiene como objetivo limitar el aumento de las temperaturas mundiales para limitar más sequías, inundaciones, olas de calor y aumento del nivel del mar.
La reunión de Bonn se celebró bajo la sombra de la decisión de Trump en junio de retirarse del acuerdo de París y promover en su lugar la industria del carbón y el petróleo. Trump duda de que las emisiones creadas por el hombre sean la causa principal del aumento de las temperaturas.
Ningún otro país ha seguido sus pasos e incluso naciones cuyas economías dependen de los combustibles fósiles se han movilizado.
Reuters / OnCuba