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A pocas horas de que se inicie el esperado Cónclave en la Capilla Sixtina, 133 cardenales procedentes de más de 70 países protagonizaron este martes un contundente y unánime llamado a la paz mundial, refirió un despacho de la agencia Prensa Latina.
En la última Congregación General previa al inicio del Cónclave, los cardenales lamentaron la falta de avances en los procesos de paz en Ucrania, Medio Oriente y otras regiones del planeta afectadas por la guerra.
“Hacemos un llamamiento cordial a todas las partes implicadas para que se alcance lo antes posible un alto al fuego permanente y se negocie, sin condiciones previas ni ulteriores dilaciones, la paz largamente deseada por las poblaciones implicadas y por el mundo entero”, señala el comunicado oficial difundido por la Santa Sede.
El mensaje, respaldado por todos cardenales presentes en la congregación, subraya la preocupación por el aumento de los ataques, especialmente contra la población civil, y la urgencia de una solución negociada.
El perfil del nuevo papa
El debate sobre el perfil del próximo pontífice ha sido tan intenso como plural. Si bien existe consenso en la necesidad de un líder que continúe el compromiso con la paz, la protección de los más vulnerables y la reforma de la Iglesia, las declaraciones de los cardenales reflejan una amplia diversidad de visiones y prioridades.
Durante las sesiones de debate se destacó que “en tiempos marcados por la guerra, la violencia y fuertes polarizaciones, existe una fuerte necesidad de un guía espiritual que ofrezca misericordia, sinodalidad y esperanza”.
El cardenal Michael Czerny, jesuita checo-canadiense, expresó su deseo de un líder “cercano a los que sufren, abierto al diálogo, creativo y que no piense en volver atrás. Un Papa debe pensar en el desafío de llevar el evangelio a todo el mundo, en 2025”.
Por su parte, el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, se desmarcó de la dicotomía entre progresistas y conservadores, insistiendo en que “el debate no es si debemos ser progresistas o conservadores, sino ser profundamente fieles al Evangelio y poner en el centro a las personas más vulnerables”.
Diversidad y unidad: el reto de un Cónclave global
El Cónclave de 2025 será el más diverso de la historia de la Iglesia católica, con cardenales provenientes de todos los continentes y una representación inédita de países que nunca antes habían tenido voz en la elección papal.
Esta diversidad se refleja también en los enfoques y expectativas: mientras algunos purpurados abogan por profundizar las reformas iniciadas por Francisco (como la transparencia económica, la lucha contra los abusos y la reorganización de la Curia), otros desean un retorno a posturas más tradicionales.
El cardenal Tarcisio Isao Kikuchi, de Japón, señaló que los cardenales asiáticos planean votar en bloque, buscando un candidato que represente la unidad y los desafíos de la región, mientras los europeos tienden a votar según preferencias personales o nacionales.
Entretanto, el presidente del Episcopado brasileño, Jaime Spengler, subrayó la necesidad de un Papa “capaz de responder a los desafíos del tiempo presente, como el hambre y los conflictos”.
Independencia y pluralidad en las declaraciones
A pesar de la solemnidad y el secretismo que rodean al Cónclave, varios cardenales han hecho públicas sus opiniones sobre el tipo de liderazgo que la Iglesia necesita.
El cardenal Jean-Paul Vesco, arzobispo de Argel, reconoció que existen “al menos cinco o seis” personalidades con posibilidades de ser elegidas, pero sin un claro favorito, lo que augura un proceso de deliberación abierto y plural.
Mientras, el cardenal Daniel Sturla, de Uruguay, no descartó la posibilidad de un Papa latinoamericano, aunque consideró que es poco probable. Destacó, sin embargo, la importancia del origen del Pontífice y cómo su experiencia puede influir en el rumbo de la Iglesia, recordando el impacto de Juan Pablo II y Francisco en sus respectivos contextos históricos.
Desde Bolivia, el presidente de la Conferencia Episcopal, Aurelio Pesoa, expresó el deseo de que el nuevo Papa sea “un punto de unión, que busque la reconciliación y el diálogo no solamente al interior de la Iglesia, sino también con el mundo entero”.
Reformas y continuidad: el legado de Francisco
En las discusiones previas al Cónclave, se reiteró la importancia de mantener y potenciar muchas de las reformas impulsadas por Francisco, especialmente en materia de lucha contra los abusos, la transparencia y la protección del medio ambiente.
No obstante, la elección del nuevo Papa se perfila como un referéndum sobre si la Iglesia debe profundizar en la senda de la inclusividad y el cambio o buscar una mayor estabilidad doctrinal, comentaron agencias internacionales de prensa.
Según la teóloga política Anna Rowlands, “el peligro radica en que la Iglesia pueda entrar en una fase en la que se sienta tentada a elegir un extremo, lo que podría cerrar el debate por completo”.
Un proceso solemne y reservado
El Cónclave comenzará oficialmente el 7 de mayo. Los cardenales electores, menores de 80 años, permanecerán aislados del mundo exterior, sin teléfonos ni acceso a internet, hasta que se alcance la mayoría de dos tercios necesaria para elegir al nuevo Papa.
La duración del proceso es incierta, aunque se espera que, dada la diversidad y la ausencia de un favorito claro, pueda extenderse durante varios días.
Mientras tanto, miles de fieles y observadores en la Plaza de San Pedro, y millones en todo el mundo, esperan la señal del humo blanco que anunciará la elección del 267 Pontífice de la Iglesia católica.