Paul Makonda, gobernador de la capital del país, Dar es Salaam, hizo la solicitud “al pueblo” el lunes pasado: “envíenos los nombres de todos los gays que conozcan”. Prometió que un equipo especial “está controlando todo”. Para el martes, dijo que ya había recibido 5.763 publicaciones del público, con más de 100 nombres.
.@amnesty condemned Tanzania’s plan to identify and arrest people suspected of being gay, saying it “only serves to incite hatred”:
“LGBTI people in Tanzania already face discrimination, threats and attacks without hateful statements of this kind.” pic.twitter.com/Rs62A20Yfl
— AJ+ (@ajplus) 1 de noviembre de 2018
Ese equipo que “controla todo” es un comité interministerial, de 17 miembros, que busca identificar y clasificar a las personas homosexuales en las redes sociales y arrestarlas, además de ordenar las denuncias que se reciben de la gente común.
Muchos activistas LGBT temen los ataques violentos de la policía y de homofóbicos comunes. “Toda persona gay vive con miedo. Incluso los padres de niños homosexuales también viven con gran temor”, dijo Geofry Mashala, un activista LGBT de Tanzania que ahora vive en California al The Guardian inglés.
This is the man authorising the crack down on gay people in Tanzania’s Dar Es Salaam. Your insecurities are showing boy #PaulMakonda. pic.twitter.com/PSv1gZvGwO
— Maria Zakharova (@Ma_LoJ) 1 de noviembre de 2018
Las actitudes homofóbicas se multiplican en Tanzania. “La gente se ha volcado a la cacería”, informó Mashala. “Oye, es un gay, es un gay, de repente, 10 personas pueden unirse a estas dos personas, o 20 personas, y comenzar a atacarte en la calle “.
El sexo gay se castiga con hasta 30 años de cárcel, un legado de las leyes británicas de la era colonial. El año pasado, el presidente de Tanzania, John Magufuli, dijo que “hasta las vacas” desaprueban la homosexualidad y hasta recortaron gastos para tratar el HIV presumiendo que la mayoría de los que lo padecen son homosexuales.
34 países africanos aún prohíben el sexo gay. Desde Malawi, donde los miembros de la comunidad LGBT viven “un infierno en la tierra” hasta Uganda, donde ser gay fue calificado como un “acto criminal” por Simon Lokodo, ministro de “ética e integridad” del país y en efecto abrieron campos de encierro para “reformar” a esas personas.
A pesar de la prevalencia de leyes contra los homosexuales en África, Occidente no se esfuerza en condenar lo que sucede. En Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump, por ejemplo, anunció en julio que no presionaría a los países para que abolieran sus leyes contra los LGBT. Mick Mulvaney, ex legislador republicano y director de la Oficina de Administración y Presupuesto, anunció la medida y criticó incluso a la administración del presidente Barack Obama por usar el dinero de los contribuyentes “para desalentar los valores cristianos en otros países democráticos”.