El Gobierno Federal arrestó en Miami a cuatro hombres acusados de organizar el atentado que llevó a la muerte al presidente de Haití, Jovenal Moïse, el 7 de julio de 2021. Desde entonces el empobrecido país caribeño vive un tumulto social y político.
Los cuatro arrestados ya habían sido relacionados con el magnicidio. Dos están conectados a una empresa de seguridad con sede en ciudad Doral, en el área metropolitana de Miami, y supuestamente organizaron el reclutamiento de un grupo de ex soldados y policías colombianos que ejecutaron la acción.
Se trata del venezolano-estadounidense Antonio Intriago, propietario de la empresa Counter Terrorist Unit Security (CTU); el colombiano-americano Arcángel Pretel Ortiz, operador de la filial de CTU Federal Academy LLC; y los estadounidenses Walter Veintemilla, director de Worldwide Capital Lending Group, con sede en Miramar, al norte de Miami, encargado de respaldar una conspiración para secuestrar o matar al presidente de Haití. El cuarto acusado es Frederick Bergmann, el brazo financiero de la operación.
Bergmann, además, está acusado de conspirar para pasar de contrabando chalecos antibalas a los mercenarios colombianos que, presuntamente, protagonizaron el tiroteo fatal de Moïse e hirieron gravemente a su esposa Martine.
También está acusado de no presentar documentos de exportación válidos cuando los 20 chalecos antibalas de contrabando fueron enviados el 10 de junio de 2021 desde Miami a Port-au-Prince. El envío estaba referido oficialmente como “chalecos médicos de rayos X y útiles escolares”.
En una rueda de prensa el martes, transmitida por varios canales locales, los dos fiscales del caso insistieron en que el atentado fue fraguado en Estados Unidos, concretamente en Miami. Y que estuvo orientado a “acabar con el gobierno legitimo de Haití”.
Según el fiscal Matthew G. Olsen, de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia, “partes de este complot avanzaron dentro de Estados Unidos, montadas como una tragedia humana y un asalto a los principios democráticos fundamentales”.
Su colega Markenzy Lapointe, fiscal federal para el Distrito Sur de Florida, precisó que el plan inicial fue concebido por Ortiz e Intriago con la idea “alentar disturbios civiles”.
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De acuerdo con el FBI, Intriago, Ortiz y Veintemilla desempeñaron papeles distintos en un plan que comenzó con la idea de arrestar y secuestrar al presidente Moïse al regreso de una visita de Estado a Turquía, en junio de 2021. Pero en el plan final se introdujo la idea de asesinarlo. Todo esto se planificó en reuniones en los aeropuertos de Miami y Fort Lauderdale para discutir el financiamiento, la logística y la seguridad del plan.
La idea también era sustituirlo por un pastor haitiano-estadounidense de 64 años, el médico Christian Emmanuel Sanón, quien no ha sido arrestado.
De origen ecuatoriano, Veintemilla, recaudó 172 000 dólares de inversionistas para hacer un préstamo privado a Sanon en su búsqueda por convertirse en el próximo presidente de Haití. El financista sería reembolsado con futuros activos haitianos en una “transición pacífica de poder”, dijo recientemente el abogado de Veintemilla al Miami Herald.
El presidente recibió doce impactos de bala durante el ataque, según el informe forense. Su mujer tambien fue baleada, pero sonbrivivió al ser trasladada a Estados Unidos para su tratamiento.
El juez Carl Henry Destin le dijo al diario Le Nouvelliste que el cadáver de Moïse tenía doce orificios hecho con armas de gran calibre y también de 9 milímetros.
“Lo encontramos acostado boca arriba, pantalón azul, camisa blanca manchada de sangre, boca abierta, ojo izquierdo perforado. Vimos un agujero de bala en la frente, uno en cada pezón, tres en la cadera y uno en el abdomen”, relató.
Miami tiene que parar