Tarde en la noche del martes, después de admitir indirectamente su derrota, el aún presidente brasileño Jair Bolsonaro puso un clavo más en su ataúd político al decirle al Tribunal Supremo Federal que el proceso electoral había concluido. O sea, que no piensa desafiar la victoria del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, su acérrimo rival.
Al salir de la reunión el juez Edson Fachin dijo que Bolsonaro “usó el verbo terminar en el pasado. Dijo ‘se acabó’. Así que está concluido el asunto”. Fachin fue el único de los siete miembros de la alta corte que comentó el encuentro con el mandatario.
La reunión transcurrió en un ambiente pacífico y amistoso, dijeron fuentes del poder judicial escuchadas por CNN/Brasil. Según estos relatos, Bolsonaro se mostró amable y relajado durante el encuentro, que duró cerca de una hora.
Bolsonaro le dijo a los jueces que reconoce el resultado y que cumplirá con la Constitución federal. No hubo un compromiso expreso, detallado, de que el presidente no apelará, dentro de los límites de la ley, el resultado. Pero Fachin dijo que quedó sobrentendido.
En un comunicado los jueces subrayaron la importancia del reconocimiento por parte del presidente de la República del resultado final de la elecciones, con la determinación de dar inicio este jueves al proceso de transición.
“Fue una visita institucional en un ambiente cordial y respetuoso, en la que todos destacaron la importancia de la paz y la concordia para el bien de Brasil”, añadió la nota, citada por el diario Estado de S. Paulo.
Otro tema relevante para el futuro del presidente es su estatus legal, toda vez que quedó “desempleado” ( no estaba postulado ni para el Congreso o al Senado), pero no fue abordado en la reunión.
Bolsonaro es objeto de varios juicios pendientes en el Tribunal Supremo. Una vez que deje la presidencia verá cómo estas investigaciones se envían a la primera instancia de la justicia, como sucedió con Lula da Silva.