El expresidente brasileño Jair Bolsonaro sorprendió, incluso a sus seguidores, al regresar al amanecer de este jueves a Brasil al cabo de un exilio autoimpuesto de tres meses en Florida luego de su derrota electoral ante Luiz Inácio Lula da Silva en octubre pasado.
Bolsonaro se embarcó en la noche del miércoles en un vuelo de la aerolínea Gol rumbo a Brasilia, donde fue recibido por un reducido grupo de seguidores y siguió rumbo a la sede de su organización, el Partido Liberal, confirmó la cadena CNN/Brasil.
Sus planes, dijeron miembros de su entorno, es buscar un nuevo papel en política. El regreso, apuntaron observadores, ha puesto a las autoridades en alerta ante el eventual impacto que su presencia tendrá en la movilización de la oposición seguidora del líder populista de ultraderecha.
Cientos de simpatizantes vestidos con los colores nacionales de Brasil, amarillo y verde, corearon por Bolsonaro mientras esperaban su llegada, pero su regreso no atrajo a las grandes multitudes que muchos de sus aliados esperaban.
El expresidente dijo en su primer discurso que su sucesor de izquierda y sus aliados “no harán lo que quieran por el destino de nuestra nación” y agregó que la izquierda solo mantendrá el poder “por ahora, por un rato”.
Hablando frente a una cartel que decía “hoy Brasil amaneció más fuerte”, Bolsonaro enfatizó que pasará todo el tiempo que sea necesario en la sede de su Partido Liberal para ayudar en la campaña para las elecciones municipales del próximo año cuando el país elija a 5 500 alcaldes.
Bolsonaro salió de Brasil a fines de diciembre justo antes del final de su mandato presidencial. Al hacerlo, rompió con la tradición al negarse a entregar la banda presidencial a su sucesor, quien ganó las elecciones con el resultado más ajustado desde el regreso de Brasil a la democracia hace más de tres décadas.
Dijo que sus tres meses en Florida le ayudaron a tener una visión de futuro. “Todo lo que vimos allí es lo que queremos implementar aquí. Lo más importante es la libertad”.
Por primera vez en 30 años, el ex senador convertido en presidente no ejerce un cargo electo.
“Vengo aquí en la posición de un anciano, una persona experimentada que será consultada por quien lo desee. Daré opiniones”, subrayó Bolsonaro. “No estamos en la oposición. Estamos a favor de Brasil”.
Bolsonaro es objeto de varias investigaciones que podrían obstaculizar cualquier intento de reaparición política y llegó a la capital bajo estrictas medidas de seguridad. Las autoridades trataron de evitar que se repitieran los hechos del 8 de enero, cuando los partidarios que no aceptaron su derrota irrumpieron en los edificios gubernamentales. La policía de Brasilia bloqueó la vía principal hacia esos edificios y tardó más de un día en desalojar los ocupantes.
Mientras estuvo en Estados Unidos, Bolsonaro mantuvo un perfil bajo, aunque pronunció varios discursos ante inmigrantes brasileños conservadores, incluso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Maryland.
Los esfuerzos de Bolsonaro de volver a la primera línea política podrían verse trabados por varias investigaciones, incluida una sobre si instigó el alzamiento del 8 de enero. Revelaciones recientes del diario Estado de São Paulo sobre tres cajas de joyas valiosas supuestamente entregadas a Bolsonaro por Arabia Saudí lo han expuesto a más riesgos legales.
Su regreso a Brasil se ha retrasado varias veces. Algunos habían especulado con que podría aplazarlo de forma indefinida ante sus problemas legales. Steve Bannon, antiguo aliado de Trump y considerado un estratega de la derecha global, dijo esta semana al diario brasileño Folha de São Paulo que Bolsonaro nunca debería haber abandonado el país, y restó importancia a las investigaciones.
Ahora que Bolsonaro ha vuelto, su primer objetivo será movilizar la oposición al gobierno de Lula, indicó Mayra Goulard da Silva, politólogo de la Universidad Federal de Río de Janeiro. “Bolsonaro decidió volver a Brasil porque no ha aparecido un líder claro de oposición al gobierno”, señaló la analista. De otro modo, apuntó, “el hueco podría haberlo llenado otra persona”.
Las elecciones municipales del año que viene son un paso importante para ganar impulso político de cara a una posible campaña presidencial en 2026. Se espera que Bolsonaro apoye a candidatos a alcalde del Partido Liberal que, si tienen éxito, pueden después aprovechar su posición para reforzarle.
Además de las pesquisas sobre los diamantes, Bolsonaro es objeto de una docena de investigaciones por sus actos en la campaña electoral del año pasado, en especial por sus afirmaciones sin base sobre que el sistema de voto electrónico era vulnerable al fraude. Si se le condena en cualquiera de esos casos, sería inhabilitado políticamente y no podría presentarse en los próximos comicios.