Brasil alcanzó un récord de desempleo: más de 14 millones de personas buscaron trabajo y no lo encontraron en el tercer trimestre, según el Instituto Estatal de Estadística.
La tasa de desempleo subió al 14,6% durante el trimestre julio-septiembre, un alza de 1,3% respecto del período anterior concluido en junio. Es el indicador más alto desde el comienzo de la serie histórica en 2012.
El dato muestra un deterioro del mercado de trabajo en Brasil, que comienza a hacerse visible con la flexibilización de las medidas de aislamiento social para evitar la propagación de la COVID-19, al mismo tiempo que el Auxilio de Emergencia, un ambicioso programa de subsidios a trabajadores informales implementado por el gobierno federal, llega a su último mes en diciembre.
El presidente Jair Bolsonaro, ampliamente criticado por su gestión sanitaria, ha hecho de la economía su principal preocupación desde la llegada del virus. Alertó varias veces que la paralización excesiva de las actividades podía generar un impacto peor que el del propio virus, al destruir empleos y quitar a los trabajadores informales su fuente de renta. Instituciones financieras encuestadas por el banco central de Brasil esperan que la economía se contraiga 4,55% este año.
El gobierno del derechista dispuso en abril el pago de unos 110 dólares mensuales para mitigar los impactos de la crisis. Unos 60 millones de brasileños fueron beneficiados por el subsidio, clave en el repunte de la popularidad del presidente. El país más grande de Latinoamérica ha confirmado más de 6,2 millones de infecciones y cerca de 171.000 muertes por coronavirus, el segundo mayor número de fallecidos detrás de Estados Unidos.
El Auxilio, cuyos pagos se redujeron a la mitad en octubre, culminará en diciembre. A medida que la contención económica del gobierno retrocede, empieza a emerger el costo económico y social de la pandemia, explicó Andre Perfeito, economista jefe de Necton Investimentos.
“La tasa de desempleo esconde una realidad más frágil del mercado de trabajo”, dijo Perfeito. Con menos ayuda del gobierno, más personas se ven obligadas a salir de casa para buscar trabajo, revelando la tasa de desempleo “real”, consideró el economista, quien estimó que si la participación de la población en edad activa fuese la misma de 2019, la tasa de desempleo sería aproximadamente de 24%.
El subempleo, que contempla a quienes trabajaron menos de 40 horas semanales, alcanzó el 30,3 % en el trimestre que cerró en septiembre.
La desocupación creció en 10 de los 26 estados y se mantuvo estable en los demás, según los datos publicados el viernes. Los tres estados más castigados, Bahía (20,7%), Sergipe (20,3%) y Alagoas (20%) pertenecen a la región noreste de Brasil.
Los pagos del Auxilio le han significado al estado más de 9.000 millones de dólares mensuales. Animado por la mejora en su popularidad, Bolsonaro ha coqueteado con mantener un elevado nivel de subsidios el año próximo, generando preocupación en el mercado sobre el compromiso del gobierno en cuidar las cuentas públicas y cortocircuitos con su ministro de Economía, Paulo Guedes, de agenda liberal.
“La pandemia enmascaró los datos de desempleo”, puntualizó Gilberto Braga, economista del Ibmec, quien anticipó que la masa de desocupados podría crecer al menos durante los próximos dos trimestres consecutivos. “La economía brasileña mejora de forma discreta mientras crece el paro, escenario que teóricamente sería un contrasentido”.