Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos se precipitan hacia un estado de colisión abierto ante el llamado simultáneo a consultas de los máximos representantes diplomáticos de ambos países.
Este jueves, Washington sorprendió al convocar a “consultas urgentes” a John T. McNamara, encargado de negocios interino en Bogotá, tras lo que calificó como “declaraciones infundadas y reprensibles” de altos funcionarios del gobierno colombiano.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, evitó precisar a qué declaraciones se refería, pero dejó claro que la medida es una respuesta a una “profunda preocupación por el estado actual de la relación bilateral”.
All my letters and communications to President Trump I have written personally, and this statement likewise comes directly from my own thoughts and my own hand:
In response to the decision by Mr. McNamara, chargé d’affaires of the U.S. Embassy in Colombia, to return for…
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 3, 2025
La reacción de Bogotá no se hizo esperar. El presidente Gustavo Petro ordenó el regreso inmediato del embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña, para informar sobre el desarrollo de la agenda bilateral.
Petro oficializó la decisión en su cuenta de X, subrayando que la acción surgió “desde mi pensamiento y mis manos”.
Ambos gobiernos insisten en que la relación sigue siendo estratégica, pero los hechos y la retórica reflejan una fractura profunda. El Departamento de Estado reiteró que Colombia es “un socio estratégico esencial”, aunque advirtió que tomará “otras medidas” para dejar clara su preocupación.
Orígenes y detonantes de la crisis
La escalada actual es el resultado de una acumulación de desencuentros y agravios en los últimos meses que han ido tensionando las relaciones.
En enero, Petro se negó a permitir el ingreso de aviones con ciudadanos deportados por Estados Unidos, alegando que no recibían un trato digno.
La administración Trump respondió con la imposición de aranceles del 25% a todos los productos colombianos, aunque posteriormente ambos gobiernos alcanzaron un acuerdo para evitar sanciones mayores.
El fin de semana pasado, el diario El País reveló audios que sugieren un presunto complot para derrocar a Petro, supuestamente liderado por el excanciller Álvaro Leyva y con la participación de políticos colombianos y estadounidenses.
En línea con los hechos, la Fiscalía colombiana abrió una investigación sobre la supuesta trama golpista, que habría buscado la complicidad de figuras cercanas a la administración Trump.
Acápite con congresistas cubanoamericanos
Por su parte, treinta legisladores colombianos pidieron al Congreso estadounidense que investigue a los parlamentarios republicanos de origen cubano Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez por “acciones injerencistas”.
Ante el irrespeto, la injerencia y el trato indigno al presidente Petro así como la necesidad de investigar el golpe de estado contra nuestro gobierno, los abajo firmantes pedimos al Comité de Ética del Congreso de los Estados Unidos poner en el foco estos actos. pic.twitter.com/QEt6sr2mFR
— Alejo TORO (@AlejoToroAnt) July 3, 2025
Giménez respondió en X calificando a Petro de “socialista narcoterrorista”, a lo que el mandatario colombiano replicó: “Yo no me arrodillo ni me dejo presionar, ni me asusta un congresista diciéndome narcoterrorista”.
El mandatario colombiano ha criticado abiertamente el enfoque estadounidense en la lucha antidrogas, calificándolo de “fracaso”, y ha apostado por atacar el consumo en las grandes potencias y negociar la paz con los grupos armados.
Además, el gobierno colombiano rechazó extraditar a dos guerrilleros requeridos por delitos de narcotráfico, lo que irritó aún más a Washington.
Entretanto, el ingreso de Colombia en el megaproyecto chino de las Nuevas Rutas de la Seda y la búsqueda de nuevos socios comerciales han generado recelo en Estados Unidos, que ve amenazada su influencia en la región.
Medidas de presión y represalias
La crisis se ha traducido en acciones concretas. Además del llamado a consultas, la administración Trump inició el proceso de revocación de visas para todos los integrantes del Gobierno de Petro, que en el pasado portaron armas como miembros de grupos al margen de la ley.
Washington ha dejado abierta la puerta a nuevas sanciones, sin descartar restricciones comerciales, suspensión de cooperación en seguridad o limitaciones en la ayuda antidrogas.
La crisis diplomática con Washington coincide con una profunda inestabilidad interna en el gobierno colombiano; ya que, en menos de tres años, más de 50 ministros han pasado por 19 carteras, reflejando una gestión marcada por la rotación y el conflicto interno.
El lunes, Petro aseguró que su número dos, la vicepresidenta Francia Márquez, debería dar explicaciones públicas y ante la justicia, después de que apareciera nombrada en el artículo de El País donde se revelaba el complot de Leyva para sacarlo del poder.
Además, la salida este jueves de la canciller Laura Sarabia, la figura femenina más influyente del gabinete, agrava la incertidumbre y deja vacante un puesto clave para la gestión de la crisis bilateral.
Fractura en la cúpula del poder
Sarabia, de 31 años y sin carrera política previa, fue una figura clave en la campaña presidencial de Petro y ocupó varios cargos de confianza antes de ser nombrada canciller en enero.
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Su renuncia, oficializada el jueves, se produce tras una larga controversia por el manejo del contrato para la fabricación de pasaportes y desacuerdos con el presidente sobre la dirección del gobierno.
“En los últimos días se han tomado decisiones que no comparto y que, por coherencia personal y respeto institucional, no puedo acompañar. No se trata de diferencias menores ni de quién tiene la razón. Se trata de un rumbo que, con todo el afecto y respeto que le tengo, ya no me es posible ejecutar”, escribió Sarabia en su carta de renuncia.
El presidente Petro, por su parte, reconoció la labor de Sarabia y la calificó como su “hormiguita organizadora” durante la campaña que lo llevó al poder. La salida de Sarabia deja al gobierno sin su principal arquitecta política y complica aún más la posibilidad de tender puentes con Washington en medio de la tormenta diplomática.