Chile conmemoró este lunes medio siglo del golpe de Estado contra el Gobierno democrático del socialista Salvador Allende.
Tras el golpe nació una cruenta dictadura militar de 17 años con Augusto Pinochet a la cabeza, que dejó más de 40 000 víctimas, entre ellos más de 3.200 ejecutados y mil que aún permanecen desaparecidos.
En una ceremonia en el palacio de gobierno de La Moneda a la que asistieron varios líderes regionales, el presidente de Chile, Gabriel Boric, pidió que “nunca más la violencia sustituya el debate democrático” y dijo que estos 50 años son una oportunidad para “fortalecer la convivencia”.
En la primera línea de los invitados estuvieron los mandatarios de Bolivia, Luis Arce; Colombia, Gustavo Petro; Uruguay, Luis Lacalle Pou, y México, Andrés Manuel López Obrador.
“Hoy decimos ante Chile y el mundo: democracia hoy y siempre”, dijo Boric, citado por EFE, el presidente más izquierdista en llegar al poder desde el derrocado Salvador Allende (1970-1973).
El mandatario chileno llegó a calificar de “eléctrico” el ambiente de polarización que vive el país y la expresidenta Michelle Bachelet lo llamó “tóxico”. El tema llegó al Congreso, donde los diputados se enfrentaron a gritos, agrega el San Diego Union-Tribune.
El sociólogo Manuel Antonio Garretón comentó al respecto a El País que “el problema es que hay un sector importante de la población que sigue reivindicando el golpe”.
50 años después del golpe: Chile frente a su pasado y su futuro
Se trata del “44% que votó por el Sí a Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988 y –exactamente lo mismo– el 44% que votó por José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial de 2021, quien dice que el golpe era necesario o se justifica”, precisa Garretón.
El experto consiera que la chilena “es una sociedad dividida en torno a lo único que importa para tener un país: un consenso ético sobre el derecho a la vida, los derechos humanos y el principio fundamental que rige la convivencia que es el principio democrático expresado en una Constitución”.
Por su parte, la senadora e hija del derrocado presidente chileno, Isabel Allende, dijo este lunes que “la memoria es democracia y futuro” y pidió “justicia” durante el acto central de conmemoración por el golpe que derrocó a su padre.
“La memoria es un primer paso para llegar a la verdad pero necesitamos mucho más para llegar a la justicia y asegurar la no repetición de los hechos de ese día. Por eso, suscribo el lema de que la memoria es democracia y futuro”, dijo entre lágrimas la senadora, de 81 años, según EFE.
La hija de Allende describió a su padre como un “luchador social” y un “interprete de los anhelos de justicia social” y repasó algunas de sus políticas al frente del Gobierno de la Unidad Popular, como la lucha contra la desnutrición infantil y la profundización de la reforma agraria, reseña el medio español.
“Me tocó ser la última persona del entorno de mi padre en entrar al palacio ese día. Teníamos un mandato que contar, lo que pasó entonces. Lo que significaba la Unidad Popular y también la barbarie que comenzaba a imponerse”, indicó Allende, quien reconoció que no olvida “el último abrazo” de su padre.