El joven empresario y exalcalde de la capital salvadoreña Nayib Bukele fue electo este domingo como presidente de El Salvador. Pero para gobernar y cumplir sus promesas electorales va a necesitar el apoyo no solo de las fuerzas sociales que lo apoyaron mayoritariamente en las urnas, sino también de los partidos políticos tradicionales, que dominan la Asamblea Legislativa.
Como ya lo habían pronosticado las encuestas, Bukele –de 37 años y candidato de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), de derecha– arrasó en las elecciones presidenciales y superó ampliamente a todas las fuerzas contendientes para ser declarado ganador con poco más del 53% de los votos.
Sus principales contrincantes, Carlos Calleja, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), y Hugo Martínez, del izquierdista hasta ahora en el poder Frente Farabundo Martí (FMLN), lograron solo alrededor del 32 % y el 14 %, y entre ambos no alcanzaron el total de votos que respaldó al ganador.
El publicista Nayib Bukele de 37 años ha ganado con un amplio margen las elecciones presidenciales de El Salvador. Su victoria pone fin a la hegemonía bipartidista que gobernó al país centroamericano durante décadas https://t.co/WBZzrIgDcD pic.twitter.com/KUUsGOvF9w
— EL PAÍS América (@elpais_america) February 4, 2019
De esta forma, Bukele se convirtió en el presidente más joven en la historia de su país y quebró el bipartidismo tradicional de Arena y el FMLN, que había dominado la escena política salvadoreña en los últimos 30 años. Ahora tendrá que empezar a cumplir su carta fuerte de la campaña, la creación de una Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador para terminar con la alarmante corrupción.
Bukele basó su campaña en el slogan “El dinero alcanza cuando nadie roba”. En una entrevista reciente con The Associated Press, aseguró que en los últimos años se han robado del erario público unos 1,500 millones de dólares.
También prometió construir cuatro nuevos hospitales, un aeropuerto en el oriente del país y un ferrocarril que recorrerá toda la zona costera; ampliar un gravamen a las tierras agrícolas ociosas y aplicar un impuesto al valor agregado diferenciado, que sea mayor para los bienes de lujo y menor o exceptuado para la canasta básica y las medicinas.
Sin embargo, Álvaro Artiga, profesor de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, dijo a la agencia AP que “este gobierno nuevo va a ser débil” porque “institucionalmente no tiene apoyo legislativo”.
Para Artiga, la nueva administración “estará en una situación todavía más complicada” que el actual gobierno del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que tiene 23 diputados en el Parlamento.
Si Bukele continúa su alianza con GANA solo contará con 10 diputados, más uno del partido Cambio Democrático, y para aprobar una ley necesita 43 de los 84 votos de los diputados de la Asamblea Legislativa.
La derechista Arena cuenta con 37 diputados, mientras sus aliados del Partido de Concertación Nacional tienen nueve y el Partido Democracia Cristiana tres, suficientes para controlar cualquier decisión en el Parlamento.
Artiga dijo que Bukele va a tener que demostrar que es diferente “a los mismos de siempre” y construir un gabinete “que no son los amigos, los familiares, todo de lo que se ha acusado a los mismos de siempre y que él no lo puede repetir, porque la gente votó en términos de rechazo”.
Así es Nayib Bukele, ganador en eleciones de El Salvador https://t.co/IINuUnsDRu
— CNN en Español (@CNNEE) February 4, 2019
El mandatario electo se inició en la política abrazando la bandera roja de los exguerrilleros del FMLN, partido con el que gobernó la capital salvadoreña entre 2015 y 2018, pero sus constantes críticas a la cúpula del partido terminaron con su expulsión.
Algunos pensaron que ésa sería su muerte política, pero no desistió y en tiempo récord formó el movimiento Nuevas Ideas, aunque encontró trabas para inscribir a su partido.
Se unió al partido Convergencia Democrática, pero el Tribunal Suprema Electoral lo canceló. Cuando todo parecía perdido y faltaban sólo dos horas para que terminara el plazo para inscribirse como aspirante a candidato, Bukele logró un acuerdo con el partido GANA que le “prestó el vehículo” para ganar las elecciones.
Para el excomandante guerrillero y actual analista político Salvador Samayoa, el rechazo al FMLN y a Arena, que han gobernado el país en las últimas tres décadas fue lo que llevó a Bukele al poder. “Es el resentimiento de la clase media urbana con las elites del país. Ese fue el tema, nunca fue que el candidato es mejor, más honesto, más sano, más capaz”.
“Creo que había ya un nivel de resentimiento”, agregó.
La mayoría de quienes votaron por Bukele lo hicieron cansados de la alarmante corrupción y los graves problemas económicos y la galopante violencia. Ahora esperan que el elegido cumpla sus promesas.
AP / OnCuba