La guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional acusó al gobierno de Estados Unidos de trabajar contra al proceso de paz en su país y usar a sus aliados en Bogotá para fomentar una guerra contra Venezuela.
Pablo Beltrán, líder de la organización armada que encabeza una mesa de diálogo con las autoridades de su país suspendida desde hace más de un año, aseguró en una entrevista con The Associated Press que también esperan una respuesta del mandatario colombiano Iván Duque a una propuesta de las Naciones Unidas de declarar un cese el fuego bilateral para enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus.
“Hay una voluntad de desconocer y arrinconar el proceso de paz. ¡Y nace en Washington!… Lo que hacen (el expresidente colombiano Álvaro) Uribe y Duque es replicar”, dijo Beltrán. “El proceso de paz en Colombia vive si Washington lo respeta”.
Uribe y Duque, dos aliados de Estados Unidos, son además fuertes opositores a las negociaciones con las guerrillas, con las cuales el mandatario Juan Manuel Santos (2010-2018) inició un proceso de paz que logró convertir al grupo insurgente Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un partido político legal tras un acuerdo de paz firmado en Cuba en 2016.
“Si nosotros estamos tratando de terminar un conflicto interno, ¿por qué empujar a Colombia a un conflicto con Venezuela’”, se preguntó Beltrán, un histórico dirigente del Ejercito de Liberación Nacional (ELN). “¿Para qué (Estados Unidos) manda más militares a Colombia… ¿Por qué ha pedido en extradición a antiguos negociadores de la FARC?”.
Beltrán sugirió que un cambio en la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre podría mejorar las relaciones de Estados Unidos con América Latina y alentar una política de “buen vecino”.
Cuba se involucró en el diálogo entre el ELN y el gobierno de Colombia entre 2017 y 2018 a pedido de las partes, poco después del éxito obtenido con las FARC. Durante meses delegados de Duque conversaron con Beltrán y su equipo en la isla, pero en 2019 un atentado contra una escuela de cadetes de la policía en Bogotá -que dejó más de 20 muertos- provocó la suspensión de los contactos.
Beltrán y el ELN son un punto más de discordia entre Cuba y Estados Unidos, que acusó el mes pasado a La Habana de dar refugio a “terroristas” al permitir la presencia de los rebeldes del ELN en su territorio luego de que la mesa de diálogo se suspendiera y Duque demandara la captura y entrega de sus dirigentes.
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Cuba rechazó entregar a los guerrilleros al gobierno de Duque en concordancia con un protocolo firmado para las conversaciones -que también avala Noruega- y que establece que si la mesa fracasa ellos deben ser devueltos pero a sus campamentos.
Duque también exigió al ELN un cese el fuego y desarme y el fin de los secuestros de políticos y civiles y los ataques contra la infraestructura energética que causan pérdidas económicas millonarias y daños a las comunidades.
De acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de Paz de Colombia el ELN mantiene en su poder a nueve secuestrados entre uniformados y civiles.
Beltrán agradeció a Cuba y Noruega por honrar el protocolo y aseguró que la acusación de Estados Unidos a la nación caribeña, usándolos como excusa, es un pretexto de la administración de Donald Trump para hostigar a la isla, una histórica adversaria. De todas maneras, dijo Beltrán, la delegación del ELN permanecerá en Cuba.
Esto provocó además encontronazos entre La Habana y Bogotá, algunos de cuyos funcionarios expresaron su satisfacción por la imputación de Washington. Poco después la cancillería colombiana agradeció oficialmente a La Habana por sus gestiones de paz en un paso hacia atrás que buscó aliviar la tensión bilateral.
En las últimas semanas grupos políticos y hasta la Iglesia católica llamaron a retomar el proceso de paz. Beltrán aseguró que el ELN está dispuesto a continuar, pero pidió a Duque que responda las demandas del Consejo de Seguridad de la ONU para un alto el fuego en las naciones bajo conflicto a fin de facilitar el combate al COVID-19.
“Nosotros respondimos ‘de acuerdo’ pero la forma que tiene que tener ese alto al fuego es un cese bilateral”, expresó Beltrán. “Duque le tiene que decir al Consejo de Seguridad los motivos por los que responde de una u otra forma”.
Por ahora el mandatario colombiano rechazó cualquier paso que no sea unilateral por parte de la guerrilla.
Beltrán también reconoció que otro reto para la continuidad del diálogo es la situación que enfrentan los excombatientes de las FARC, mucho de los cuales han sido asesinados.
“En 2016, cuando nosotros firmamos una agenda de negociaciones con el Estado colombiano y las FARC estaban terminando su negociación… nos decían ‘hagan como las FARC’. Y a partir del año pasado ¿sabe cómo nos dicen? ‘No hagan como las FARC’”, dijo Beltrán, para quien no sirve firmar un acuerdo de paz sin establecer cambios profundos y si el gobierno, al modificarse su titular, desconoce el acuerdo.
¿Cuál es la solución?, se preguntó Beltrán. “Que la sociedad participe, que se acabe el conflicto armado y que se acuerden unos cambios y que lo que se firme, se respete”.
El ELN nació en 1965 como un proyecto político inspirado en la revolución cubana y tiene en la actualidad unos 2.700 combatientes, según estimaciones oficiales colombianas.