El izquierdista expresidente Luis Inácio Lula da Silva ha sido electo presidente de Brasil por tercera vez con el 50,83% de los votos. El actual mandatario, el ultraderechista Jair Mesias Bolsonaro, obtuvo el 49,17%, con lo cual entró en la historia como el primer presidente brasileño de un solo mandato.
Lula llegará al Palacio da Alvorada acompañado por el vicepresidente electo, Geraldo Alkim.
Fue una victoria de fotofinish, lenta y a veces desesperante. Como cantó Martinho da Vila, fue una victoria “devagar, devagarinho”, punto por punto.
Durante toda la jornada electoral cada vez que se actualizaban las estadísticas, Bolsonaro siempre iba bajando luego de un inicio de conteo donde Lula apareció delante. Con el 30% de los votos contados el resultado se invirtió, pero el actual mandatario nunca logró más de 50,4%. A partir de ahí comenzó a bajar hasta que con el 66% de los votos contados el ahora presidente electo fue ganando puntos.
De inmediato, cuando ya el conteo todavía iba por el 93%, una multitud lulista comenzó a inundar la imponente Avenida Paulista, frente al hotel donde Lula esperó los resultados.
Estados Unidos, Francia y Alemania felicitaron de inmediato al ganador, una señal directa a Bolsonaro, quien en la noche del sábado dijo que tenía diálogo con Washington y Berlín. Y con Europa, en general.
Al cierre se esperaban declaraciones de ambos candidatos. Según CNN/Brasil, Bolsonaro llamó a Lula anunciando que piensa hablar públicamente pronto, pero no lo felicitó por la victoria. El alto mando de Bolsonaro ha dicho que no va a hablar este domingo por la noche.
Pero Lula, no. El ahora presidente electo se dirigió al país en un discurso leído de 25 minutos donde renovó viejas ideas y nuevas aspiraciones.
“Hoy el único ganador es el pueblo brasileño”, dijo Lula atrás al anuncio de su victoria por las cadenas de televisión. “Esta no es una victoria mía ni del Partido de los Trabajadores, ni de los partidos que me apoyaron en campaña. Es la victoria de un movimiento democrático que se formó por encima de los partidos políticos, los intereses personales y las ideologías para que la democracia saliera victoriosa”, agregó.
El nuevo mandatario prometió gobernar más allá de su Partido de los Trabajadores. Quiere traer a los centristas e incluso a algunos inclinados a la derecha que votaron por él por primera vez, y restaurar el pasado más próspero del país. Sin embargo, enfrenta vientos en contra en una sociedad políticamente polarizada donde el crecimiento económico se está desacelerando y la inflación se está disparando.
Fueron las elecciones más reñidas del país en más de tres décadas. Un poco más de 2 millones de votos separaron a los dos candidatos con el 99,5% de los votos escrutados. La contienda anterior más reñida, en 2014, se decidió por un margen de 3,46 millones de votos.
La toma de posesión de Lula está programada para el 1 de enero. Ocupó el cargo de presidente por última vez entre 2003 y 2010.
Las felicitaciones para Lula, y Brasil, comenzaron a llegar de todo el mundo el domingo por la noche, incluido el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien destacó las “elecciones libres, justas y creíbles” del país. La Unión Europea también felicitó a da Silva en un comunicado, elogiando a la autoridad electoral por su eficacia y transparencia a lo largo de la campaña.
Mientras, según la cadena CNN/Brasil, afuera de la casa de Bolsonaro en Río de Janeiro, la zona cero de su base de apoyo, una mujer encima de un camión pronunció una oración por un altavoz y luego cantó con entusiasmo, tratando de generar algo de energía. Pero los simpatizantes ataviados con el verde y amarillo de la bandera apenas respondieron. Muchos se animaron cuando sonó el himno nacional, cantando en voz alta con las manos sobre el corazón.
El ahora presidente electo también se comprometió a detener la deforestación ilegal en la Amazonía, y una vez más tiene a su lado a la destacada ambientalista Marina Silva, años después de una disputa pública cuando era su ministra de Medio Ambiente. El presidente electo ya se comprometió a instalar un ministerio para los pueblos originarios de Brasil, que será dirigido por un indígena.
Cuando ganó las elecciones por primera vez en 2002, Lula dijo que esperaba que al final de su mandato (tuvo dos seguidos, aspiraba a que cada brasileño tuviera garantizado el desayuno, el almuerzo y la cena. Lo logró con la subsidiada oficialmente “bolsa familia” que Bolsonaro destruyó.
Este domingo, ante sus partidarios volvió a manifestar esa aspiración. “Quiero que cada brasileño tenga desayuno, almuerzo y cena. Lo vamos a tener y es mi sueño de siempre”.