Los datos más recientes del Instituto Brasileño de Investigación Espacial revelaron este martes un importante incremento en la deforestación de la Amazonía durante el último trimestre, avivando los temores de que las políticas a favor de la agroindustria del presidente Jair Bolsonaro acelerarán la tala.
Cifras publicadas por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales –una agencia federal– muestran que entre mayo y julio de este año se perdió más bosque respecto al mismo período de 2018, 2017 y 2016. Tan sólo en julio, la selva perdió 2.254 kilómetros cuadrados de vegetación, un equivalente de entre tres y cinco veces de las superficies perdidas en ese mismo mes en los últimos cuatro años.
Se trata del mayor aumento en las tasas de deforestación desde que el instituto adoptó su metodología actual en 2014.
Brasil posee alrededor del 60% de la selva tropical de la Amazonía, un regulador fundamental para los ecosistemas del planeta. Sus árboles absorben aproximadamente 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año y liberan 20% del oxígeno del planeta.
En su momento, Brasil fue considerado como una historia de éxito ambiental a nivel global. Pero algunos temen que los altos niveles de deforestación se acelerarán bajo el gobierno de Bolsonaro, escéptico al cambio climático y con una agenda a favor de la agroindustria.
“Es un retroceso muy grave”, comentó Malu Ribeiro, coordinadora de proyectos en SOS Mata Atlántica, una organización sin fines de lucro cuyo trabajo está enfocado en otra zona en peligro, la mata atlántica brasileña.
Ribeiro criticó la forma en la que el gobierno ha impuesto su agenda ambiental. “Tratan de implementar a la fuerza una agenda de desconstrucción, de desregularización, con una total falta de respeto a las instituciones o a la ciencia”, manifestó. “Desde la caída (del régimen militar) en 1985, no habíamos visto algo como esto”.
Durante su campaña presidencial, Bolsonaro prometió ayudar a las compañías mineras y agroindustriales a expandir sus actividades en zonas ambientalmente protegidas, incluida la Amazonía. Desde que asumió el cargo el 1 de enero, ha demostrado reiteradamente que pretende cumplir con sus compromisos
Designó a un ministro de medio ambiente con una mentalidad similar, Ricardo Salles, quien fue declarado culpable de modificar un plan de protección ambiental en torno a una cuenca fluvial para favorecer a los grupos mineros durante su época como secretario de Medio Ambiente del estado de Sao Paulo de 2016 a 2018.
En los últimos siete meses, Bolsonaro y Salles han trabajado para atenuar las leyes ambientales.