Haití de nuevo a fierro y fuego. Las violencia ha vuelto a las calles. Estimulada por el virtual control que las pandillas armadas tienen sobre la sociedad, esta vez la chispa es más popular. La gente comenzó a salir a la calle en la madrugada del miércoles, agobiada por el aumento dramático del precio de la gasolina decretado por el gobierno: 4.83 dólares el galón.
Hasta marzo pasado la importación y distribución de gasolina era un virtual monopolio del gobierno. Pero desde entonces las pandillas se han encargado de ese negocio y controlan, al menos, todas las gasolineras de la capital, Puerto Príncipe. No tienen nada que ver con la importación, pero se apoderan de los camiones cisternas cuando salen del puerto y “trabajan” con el precio decretado por el gobierno, que está a punto de quedarse sin fondos para pagar la compra en el extranjero del combustible, particularmente a Venezuela, con la que Haití tiene un acuerdo de precios preferenciales firmado en los tiempos del fallecido mandatario Hugo Chávez.
Este miércoles la violencia callejera era tan fuerte que las embajadas de Francia y España cerraron sus puertas para impedir el ingreso de refugiados. La aerolínea estadounidense American Airlines suspendió, hasta nuevo aviso, su único vuelo diario al país caribeño.
El grueso de la violencia se ha concentrado en la barriada adinerada de Petionville, donde un grupo de haitianos atacó un hotel. Pero terminaron desalojados por la seguridad privada de la entidad, informó la emisora Voz de América.
En el ínterin las autoridades de la municipalidad prohibieron la circulación de vehículos y motos en Petionville. “Solo hay gente en la calle que se desplaza a pie. Los restaurantes han cerrado, algunas tiendas también y la comida hay que buscarla con los vendedores callejeros”, le dijo telefónicamente a OnCuba “Antonio”, un cubano de Guantánamo que vive en Puerto Príncipe hace casi dos décadas.
Por otro lado, hay muchos vehículos detenidos en las calles, bien por falta de gasolina o averiados porque los haitianos tienen el hábito de mezclar gasolina con agua. Dicen que rinde más, pero la verdad es que estropea los motores. Y los transportes públicos, todos privados, casi no circulan.
Mientras, el presidente de Republica Dominicana, Luis Abinader, cuyo país comparte con Haití la isla de la Hispaniola, voló este miércoles a Nueva York para abordar en Naciones Unidas la crisis haitiana. La semana pasada el ejército dominicano impidió que los más conocidos líderes de las pandillas haitianas cruzaran armados la frontera. El temor de las autoridades dominicanas es que la región fronteriza se instale un bastión fortalecido de las pandillas.
La idea de Abinader es que Naciones Unidas vuelva a Haití con un contingente de paz, el MINUSTAH, la unidad de la ONU para la estabilización de Haití que estuvo allí de 2004 a 2017.
Pero para lograrlo debe convencer también a la Organización de Estados Americanos (OEA), con la que se reunirá el jueves.