La capital china se afana en las preparaciones una semana antes de la llegada de atletas y mandatarios extranjeros con motivo de los Juegos Olímpicos de invierno, lo que coincidirá con las celebraciones por el Año Nuevo lunar, todo ello sumado a las estrictas medidas de prevención contra el coronavirus.
A la ceremonia de inauguración del 4 de febrero asistirán líderes como el ruso Vladimir Putin, el argentino Alberto Fernández, el ecuatoriano Guillermo Lasso o el secretario de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres.
Entre el 4 y el 6 de febrero, el presidente chino, Xi Jinping, que no ha salido de China desde el comienzo de la pandemia, tendrá una apretada agenda en la que mantendrá “actividades bilaterales” con algunos de los mandatarios asistentes, según la Cancillería china.
No asistirán a la ceremonia, en cambio, representantes de países que han decidido aplicar un boicot diplomático a los Juegos por los supuestos abusos contra los derechos humanos por parte de Beijing, entre los que se encuentran Estados Unidos, Australia, Reino Unido o Canadá.
Una estricta burbuja
En los últimos días, numerosos atletas han ido haciendo acto de presencia en la capital china, que acogerá en estos Juegos unos 2.900 deportistas en represtación de unos 90 comités olímpicos y que se convertirá en la primera ciudad del mundo en albergar unos Juegos de Verano y otros de Invierno.
Sin embargo, los atletas permanecerán prácticamente invisibles para la población pequinesa ya que estarán confinados a las zonas de circuito cerrado o “burbuja”, donde estarán aislados de cualquier contacto con habitantes locales durante toda su estancia.
La burbuja olímpica acogerá a unas 11.000 personas entre las que se encuentran atletas y trabajadores que participarán en los Juegos de Beijing.
Anuncia la Casa Blanca boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing
En condiciones normales, las fronteras chinas se hallan prácticamente cerradas a visitantes extranjeros no residentes y toda persona que consigue acceder al país ha de pasar por una cuarentena de un mínimo de 14 días en una habitación de hotel sufragada por ella misma.
Dado que los atletas y trabajadores venidos del extranjero no están sujetos a la cuarentena habitual, Beijing decidió confinarlos en los llamados “circuitos cerrados” que se extienden entre las tres sedes de los eventos olímpicos: la propia Beijing, Yanqing y Zhangjiakou, a 80 y 180 kilómetros, respectivamente, del centro de la capital.
El transporte de los atletas y técnicos de la burbuja entre las sedes también estará meticulosamente controlado: las autoridades de tráfico de Beijing publicaron recientemente directrices para que los pequineses sepan cómo actuar en caso de colisión con uno de los vehículos de la burbuja, que estarán marcados como tales, para minimizar riesgos de contagio por el contacto con sus pasajeros.
Los integrantes de la burbuja están sujetos a pruebas PCR diarias y, desde el día 23 de enero, se han detectado 139 positivos a su llegada a China o ya durante su estancia en el circuito cerrado, explicó hoy el Comité Organizador de Beijing 2022.
Sin la protección de la burbuja, esta cifra sería difícil de aceptar para Beijing, que lidia con sus propios casos de contagio local en los últimos días y que, como el resto de China, aplica una política de cero COVID.
Contra Ómicron
La Comisión Nacional de Sanidad de China anunció hoy la detección este sábado de 20 nuevos casos locales de COVID-19 en la capital china, un número relativamente alto en una ciudad que, desde el comienzo de la pandemia ha hallado, según las cuentas oficiales, un total de 1.341 positivos entre sus 21 millones de habitantes.
Desde mediados de enero, la capital china, en la que hay activos 105 casos, se enfrenta al primer brote en el que se han detectado positivos por la contagiosa variante Ómicron.
Como marca el modus operandi chino, las autoridades de Beijing han aplicado confinamientos selectivos y pruebas masivas de ácido nucleico a los residentes de las zonas más afectadas.
En la madrugada de este sábado, comenzó la cuarta ronda de test PCR en una semana a toda la población del distrito de Fengtai, de 2,2 millones de habitantes, en el que existen activos 66 casos según los últimos datos oficiales.
En redes sociales como Weibo, similar a Twitter, algunos residentes de Fengtai expresaron su cansancio, sobre todo debido a las largas colas en algunas áreas y las bajas temperaturas registradas este fin de semana en Beijing, que llegaron a caer hasta los 11 grados bajo cero, aunque son mayoritarios los mensajes de apoyo y agradecimiento a los trabajadores sanitarios.
Año nuevo lunar, otro factor de riesgo
Las autoridades, además, han de gestionar los desplazamientos por el Año Nuevo lunar, que comenzará el 1 de febrero y que es una festividad en la que los chinos acostumbran a volver a sus lugares de origen. Se esperan 280 millones de viajes en tren y 600.000 vuelos en el país durante el período festivo.
Algunos trabajadores de empresas estatales en Beijing tienen prohibido salir de la ciudad para pasar las fiestas y todas las personas que lleguen a la ciudad han de presentar una prueba PCR negativa en las 48 horas previas.
Aquellos que procedan de lugares de China en los que se haya registrado un solo caso de contagio local de COVID-19 tienen prohibido su acceso a la capital.