Más de 90 personas fallecieron por un potente sismo que sacudió este domingo la isla turística de Lombok, en Indonesia, y se dejó sentir en la vecina Bali. De acuerdo con las autoridades locales, los rescatistas aún no llegaron a las zonas más afectadas por lo que la cifra de víctimas mortales podría aumentar.
Se trata del segundo terremoto letal que remece Lombok en una semana. El pasado 29 de julio, un movimiento telúrico mató a 16 personas y causó daños en cientos de viviendas, algunas de las cuales se vinieron abajo con el del domingo, de magnitud 7,0, y mató a sus ocupantes.
Los daños fueron “enormes” en el norte de Lombok, dijo el vocero de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres, Sutopo Purwo Nugroho, en una conferencia de prensa. Además hay más de 200 heridos graves, miles de viviendas y edificios sufrieron daños y 20,000 personas fueron trasladadas a albergues temporales, agregó.
Algunas zonas seguían incomunicadas y las labores de rescate se vieron obstaculizadas por la caída de puentes, apagones eléctricos y carreteras bloqueadas por escombros.
Las imágenes que muestran los estragos que causó el terremoto en la isla de Lombok, en Indonesia https://t.co/mLAUHUGid0
— BBC News Mundo (@bbcmundo) 6 de agosto de 2018
El temblor, con una magnitud de 7,0 según las autoridades indonesias y de 6,9 de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), se produjo a primera hora de la tarde del domingo a una profundidad de 10,5 kilómetros en la parte norte de Lombok.
Un video mostró a personas que salían corriendo en pánico de casas en un barrio de Bali y vehículos balanceándose. En Lombok, soldados y rescatistas trasladaron a los heridos en camillas y tapetes a los centros de evacuación. Muchas de las víctimas fueron atendidas al aire libre por los daños registrados en hospitales.
“La gente entró en pánico y se dispersó por las calles, y los edificios y casas que habían quedado dañados por el anterior sismo quedaron más dañadas y colapsaron”, aseguró Sutopo.
El terremoto provocó una alerta de tsunami y atemorizó a residentes, que abandonaron sus casas para ponerse a salvo en tierras más altas, especialmente en Lombok Norte y en Mataram, la capital de la provincia de Nusa Tenggara Occidental. El aviso se desactivo el propio domingo y solo se registraron pequeñas olas.
“Veía televisión cuando sentí una sacudida”, dijo Harian, una mujer de Lombok que utiliza un solo nombre. “La lámpara se movía y la gente gritaba ‘¡Salgan!’. Salí corriendo en medio de la oscuridad porque nos quedamos sin luz”.
Indonesia evacúa turistas tras sismo que dejó al menos 91 muertos https://t.co/wjbfwpz8wE pic.twitter.com/Va7jmYy4Ja
— EL TIEMPO (@ELTIEMPO) 6 de agosto de 2018
En Gili Trawangan, una de las tres populares islas próximas a Lombok, miles de visitantes y residentes pasaron la noche en una colina por miedo al tsunami, dijo Saffron Amis, una turista británica.
“Había muchos gritos y llantos, especialmente de los locales”, explicó Amis, natural de Brighton. “Hablamos con muchos de ellos y tenían miedo por sus familias en Lombok. Había mucho pánico porque nadie sabía qué estaba ocurriendo”.
Miles de personas estaban intentando abandonar la isla, señaló describiendo el ambiente como sombrío y aterrador.
Según Sutopo, entre los fallecidos no había turistas locales ni extranjeros y anunció que se movilizaron tres barcos para evacuar a la gente.
Los aeropuertos de Bali y Lombok seguían operando el domingo en la noche, de acuerdo con el director general de aviación civil. El de Lombok se desalojó durante media hora tras el sismo por un apagón. Imágenes de televisión mostraron a mujeres llorando y consolándose unas a otras en el exterior del aeródromo.
Igual que Bali, Lombok es conocida por sus playas prístinas y montañas. Los hoteles y otros edificios en ambos lugares no pueden exceder la altura de los cocoteros.
Indonesia es propensa a los terremotos debido a su ubicación en el “Anillo de Fuego” del Pacífico, un arco de volcanes y fallas en la cuenca del Pacífico. En diciembre de 2004, un terremoto de magnitud 9,1 en Sumatra desencadenó un tsunami que mató a 230.000 personas en una decena de países.
AP / OnCuba