Las muertes por terrorismo se redujeron un 27% en todo el mundo durante 2017 debido al declive del grupo Estado Islámico (EI), mientras que en Norteamérica y Europa aumentaron los ataques de extrema derecha, según revela el último Índice Global de Terrorismo (GTI, en inglés).
De acuerdo con este estudio elaborado por el australiano Instituto para la Economía y la Paz (IEP), que analizó datos de 163 países con un 99,6% de la población mundial, las muertes por atentados cayeron un 44% entre el pico de 2014 y el año pasado, cuando totalizaron 18,814.
La sexta edición del GTI, que evalúa el impacto del terrorismo en base al número de víctimas y otros factores, sitúa a Irak en primer lugar, seguido de Afganistán, Nigeria, Siria, Pakistán, Somalia, India, Yemen, Egipto y Filipinas.
Una veintena de países comparten la posición 138 como menos afectados por el terrorismo, entre ellos Turkmenistán, Omán, Benín, Namibia, Rumanía, Portugal, Bolivia, Costa Rica, Cuba o El Salvador.
Esto confirma a Latinoamérica como la región “con menos atentados del planeta”, dijo a Efe Steve Killelea, fundador del Instituto que compila el índice, que señaló que los países latinoamericanos con más atentados en 2017 fueron Colombia, con 59, México, con 12, y Perú, con 7.
Angola y España -que pasa del puesto 86 al 50- son los países que más suben en la tabla, en el segundo caso por los ataques yihadistas en Cataluña, que, según Killelea, supusieron una situación “anormal” y seguramente representan “un pico”.
Somalia y Egipto fueron los territorios con un mayor incremento de muertes por terrorismo en 2017, con sendos atentados en los que fallecieron 587 y 311 personas, respectivamente.
Un total de 96 países mejoraron su situación el año pasado -el número más alto en tres años-, frente a 46 donde empeoró, lo que redujo el impacto del terrorismo en la economía mundial a unos 52,000 millones de dólares, un 42% menos que en 2016.
En la entrevista con Efe, Killelea consideró “una buena noticia” la caída general de bajas por terrorismo, que refleja “la pérdida de control del EI en Siria e Irak, donde contaba con muchos recursos, y de Boko Haram”, que actuaba en Nigeria, Chad, Camerún y Níger.
El grupo islamista se ha trasladado ahora hacia el África subsahariana y el sureste de Asia, en especial Filipinas, si bien “es improbable” que allí consigan la financiación y efectivos que tenían en Oriente Medio, opinó Killelea.
Pese a su retroceso, “sigue siendo el grupo terrorista más letal del mundo”, así como los talibanes en Afganistán, señala el informe.
En toda Europa, las muertes por terrorismo se redujeron en 2017 un 75%, hasta 204, con mejoras en Francia, Alemania y Bélgica, como consecuencia del debilitamiento del EI y de la intensificación de la lucha antiterrorista, que llevó a la prevención de varios ataques.
Steve Bannon: “Vamos a ser capaces de gobernar este país durante cincuenta, cien años”
Sin embargo, el estudio revela que en América del Norte y Europa occidental aumentaron el año pasado los atentados perpetrados por individuos o grupos de extrema derecha, con 31 sucesos que causaron 17 muertes.
Entre 2013 y 2017, se sumaron 66 muertes en 127 ataques cometidos por ultraderechistas, con una ideología de supremacía de la raza blanca o de islamofobia, explica el estudio.
Según Killelea, “para combatir este tipo de terrorismo se debe mejorar la narrativa política y social y centrarla en la inclusión de todos los miembros de la sociedad, hay que analizar las causas de la alienación de las personas y mejorar las condiciones laborales de los menos privilegiados”.
El informe señala que los conflictos armados y el terror político -Estados donde hay asesinatos extrajudiciales, encarcelamientos sin juicio o torturas- son la principal causa del terrorismo a nivel mundial.
Sobre el impacto económico del terrorismo, el estudio concluye que, aunque seguramente es mayor en términos reales de lo estimado en este documento, solo supone una pequeña parte del coste global de la violencia (homicidios, guerras, etc), que ascendió a 14,7 billones de dólares en 2017.