El Gobierno canadiense reiteró este viernes que no “reconocerá o aplicará” ninguna sentencia emitida bajo el Título III de la ley Helms-Burton de Estados Unidos por actividades económicas en Cuba.
La oposición de Ottawa a esa norma estadounidense está basada “en los principios de la ley internacional y refleja nuestra objeción a la aplicación extraterritorial de leyes de otro país”, dijo la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, en un comunicado.
Desde este jueves, ciudadanos y empresas estadounidenses cuyas propiedades fueron confiscadas en Cuba tras la revolución comunista pueden demandar en los tribunales de Estados Unidos a compañías que se beneficien de ellas, gracias a la activación este jueves del Título III de la ley Helms-Burton de 1996.
Ese año los Títulos III y IV (este último restringe la entrada a EE.UU. de quienes hayan confiscado propiedades de estadounidenses en Cuba) fueron suspendidos por el entonces presidente de EE.UU., Bill Clinton, por una demanda ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) presentada por la UE.
La suspensión había sido respetada por los sucesores de Clinton hasta que Donald Trump ordenó reactivarla.
Canadá aprobó en 1996 la ley de Medidas Extraterritoriales Extranjeras (FEMA, por sus siglas en inglés), que protege los intereses de los canadienses e impide reconocer o ejecutar en Canadá decisiones judiciales a consecuencia de la ley Helms-Burton.
Freeland recordó este viernes que FEMA permite a los ciudadanos de Canadá “utilizar los tribunales canadienses para demandar a la persona que haya iniciado una acción bajo la ley Helms-Burton, incluso si el proceso no ha concluido”.
“Esto permitirá a los canadienses recuperar cualquier cantidad que haya sido obtenida de ellos, incluidos los gastos legales, y pérdidas o daños incurridos”, añadió Freeland.
El Gobierno canadiense agregó que está trabajando con la UE y otros “socios internacionales” para defender las actividades económicas de los canadienses en Cuba.
Hasta el momento se han presentado ya tres demandas en EE.UU. tras la activación del Título III, incluida una de la petrolera ExxonMobil contra la Unión Cuba-Petróleo (CUPET) y la Corporación CIMEX por los bienes que le fueron confiscados en la isla.
Además, dos estadounidenses de origen cubano, herederos de antiguos propietarios de muelles en La Habana y Santiago de Cuba, demandaron el jueves a la empresa de cruceros Carnival.
Resulta increíble que tantos países tengan que soportar el injerencismo norteamericano. Poseen la propiedad de generar conflictos en cualquiler región haciendo función de gendarme internacional, no es que lo digamos nosotros, evaluarlo y me darán la razon.
Enfrentemos todos ante la OMC,en denuncias públicas,en titulares de los sitios web,en todos los espacios internacionales la violácion una vez mas de EEUU de las leyes Internacionales de una manera burda y grotesca,como una burla o irrespeto al sentido comun del Mundo.