El número de casos confirmados de coronavirus en todo el planeta superó el lunes los 40 millones, aunque los expertos señalaban que eso era apenas la punta del iceberg del impacto real de una pandemia que ha trastocado la vida personal y laboral en todo el mundo.
El hito se alcanzó el lunes por la mañana, según la Universidad Johns Hopkins, que recopila datos oficiales de todo el mundo.
Es probable que la cifra real sea mucho mayor, ya que los controles diagnósticos se han hecho de forma irregular, muchas personas infectadas no han tenido síntomas y algunos gobiernos han ocultado el número real de casos. Hasta la fecha se han reportado más de 1,1 millones de muertes confirmadas por el virus, aunque los expertos creen que esa cifra también está por debajo de la real.
People aged 60 & over are at greater risk of becoming severely ill with #COVID19. Follow these 5 simple steps to keep older people safe.❤️ pic.twitter.com/ZsYE22OxIn
— WHO African Region (@WHOAFRO) October 17, 2020
Estados Unidos, Brasil e India tienen las cifras más altas del mundo, aunque en las últimas semanas se ha registrado un repunte en Europa, donde han fallecido más de 240 000 personas por el virus por ahora.
La Organización Mundial de la Salud dijo la semana pasada que Europa había registrado un récord semanal de casi 700 000 casos y señaló que en torno a un tercio de los contagios de todo el mundo se habían reportado en la región.
Gran Bretaña, Francia, Rusia y España suponen en torno a la mitad de los casos nuevos de la región.
La OMS describió como “absolutamente esenciales” las medidas tomadas en toda Europa, como los nuevos requisitos sobre mascarillas en Italia y Suiza, el cierre restaurantes y bares en Irlanda del Norte y Bélgica, el toque de queda nocturno en Francia y cuarentenas localizadas en zonas de Gran Bretaña, para evitar que los hospitales se vieran sobrepasados.
La agencia advirtió que varias ciudades europeas podrían ver colapsadas sus unidades de cuidados intensivos y señalaron que gobiernos y ciudadanos deberían tomar todas las medidas necesarias para frenar los contagios, como reforzar los programas de pruebas diagnósticas y el rastreo de contactos, el empleo de mascarillas y seguir las medidas de distanciamiento social.
La OMS había estimado antes que en torno a una décima parte de la población -unos 780 millones de personas- se han infectado del virus, más de 20 veces la cifra oficial. Eso implica que la gran mayoría de la población mundial sigue siendo susceptible al virus.
Algunos investigadores han sugerido que permitir que el COVID-19 se extienda en poblaciones que no son obviamente vulnerables ayudará a conseguir inmunidad de rebaño y es una forma más realista de frenar la pandemia que las cuarentenas restrictivas, que han sido devastadoras para la economía.
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Pero el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha advertido en contra de la creencia de que la inmunidad de rebaño pueda ser una estrategia viable, afirmando que esa clase de protección debe alcanzarse por vacunación, no exponiendo de forma deliberada a la gente a una enfermedad que puede ser letal.
“Permitir que un virus peligroso que no comprendemos por completo circule libre simplemente no es ético”, dijo Tedros la semana pasada.
La agencia sanitaria de Naciones Unidas dijo confiar en que haya datos suficientes para determinar a finales de año si alguna de las vacunas que se están ensayando es efectiva. Pero advirtió que es improbable que la primera generación de vacunas ofrezca protección completa, y que controlar la pandemia podría llevar hasta dos años.
AP/OnCuba