La relación entre el presidente Donald Trump y el magnate tecnológico Elon Musk, que alguna vez tuvo su luna de miel, se agria cada vez más y ahora el mandatario republicano amenazó este jueves con la posibilidad de retirar todos los subsidios y contratos gubernamentales cerrados con empresas del hombre más rico del mundo.
La guerra abierta entre ambos magnates estalló tras la disputa desencadenada por el plan fiscal de Trump, duramente criticado por el dueño de Tesla, cuyas acciones, a raíz del encontronazo, han caído todavía más en la bolsa, registrando este jueves un 8% en Wall Street.
Trump amenaza, SpaceX en la mira
En una serie de declaraciones desde la Casa Blanca y en su red social Truth Social, Trump fue tajante: “La manera más fácil de ahorrar miles de millones de dólares en nuestro presupuesto es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon. ¡Siempre me sorprendió que (Joe) Biden no lo hiciera!”.
Visiblemente molesto, Trump acusó a Musk de “ingratitud” y de haber traicionado la confianza depositada en él durante su gestión como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), cargo que Musk dejó el 30 de mayo para —según él— concentrarse en sus empresas que lidiaban con números adversos.
SpaceX, la compañía aeroespacial de Musk, es una de las mayores beneficiarias de contratos federales. El más reciente, firmado en abril, asciende a 5 900 millones de dólares con la Fuerza Espacial de Estados Unidos para lanzamientos de satélites y misiones durante los próximos cinco años.
Starlink, subsidiaria de SpaceX, también mantiene contratos millonarios, incluyendo un acuerdo de 537 millones de dólares para servicios a las fuerzas armadas de Ucrania y proyectos de comunicaciones seguras para agencias estadounidenses de inteligencia.
Tesla, el buque insignia de Musk en el sector automotriz, tampoco escapa a la amenaza. En febrero, el Departamento de Estado reservó 400 millones de dólares para la compra de camionetas Cybertruck, aunque el estatus de ese contrato es actualmente incierto.
¿Por qué rompieron los ahora enemigos íntimos?
La chispa que encendió el conflicto fue el nuevo proyecto de ley fiscal impulsado por Trump, aprobado ya por la Cámara de Representantes y en trámite en el Senado.
Musk no se ahorró calificativos, llamándolo “abominación repugnante” y acusó a los republicanos que lo apoyaron de cometer un “error” que incrementará la deuda pública.
“Estoy muy decepcionado porque Elon conocía los entresijos de este proyecto de ley mejor que casi cualquiera de los presentes. Mejor que ustedes. Él lo sabía todo”, replicó Trump ante los medios, sugiriendo que la reacción de Musk era una maniobra política.
Musk no tardó en retrucar en X: “Falso. Este proyecto de ley nunca me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en la oscuridad de la noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo”.
El empresario fue más allá, insinuando que su apoyo fue decisivo para la victoria de Trump en 2024: “Sin mí habría perdido las elecciones”. En otro mensaje, Musk lamentó la “ingratitud” del presidente y sugirió que sin su respaldo, los demócratas controlarían la Cámara de Representantes y los republicanos tendrían una mayoría mínima en el Senado.
Cruce de improperios: un espectáculo de pirotecnia política
La disputa no tardó en convertirse en un espectáculo mediático. Mientras Trump ofrecía su versión ante la prensa, Musk replicaba en tiempo real desde su plataforma X, calificando las afirmaciones del presidente de “mentira obvia” y bromeando: “Esto cada vez mejora más. Adelante, alégrame el día”.
El tono sarcástico de Musk contrastó con la visible irritación de Trump, quien insistió: “Elon se estaba desgastando, le pedí que se fuera, le quité su Mandato de Vehículos Eléctricos que obligaba a todos a comprar autos eléctricos que nadie más quería (¡eso que él sabía desde hacía meses que iba a hacer!) ¡y simplemente se volvió LOCO!”.
Trump también aprovechó para recordar el papel de Musk como principal donante de su campaña, con casi 300 millones de dólares aportados, y su influencia como asesor cercano durante el primer año de mandato.
“Mira, Elon y yo teníamos una gran relación. No sé si la seguiremos teniendo. Me sorprendió”, dijo el presidente, y añadió: “Algunas personas que dejan mi Administración la extrañan tanto que realmente se vuelven hostiles. Es una especie de síndrome de furia contra Trump, supongo que lo llaman”.
Musk, por su parte, no se quedó atrás: “Qué ingratitud”, escribió en X, y planteó incluso la posibilidad de fundar un nuevo partido político, publicando una encuesta en la que el 83 % de sus seguidores se mostró a favor de la idea.
Una alianza del poder político y el poder tecnológico se va a pique
La magnitud del apoyo de Musk a Trump —tanto financiero como político— había sido hasta ahora una de las alianzas más pujantes entre el sector privado y la Casa Blanca.
Musk no solo donó sumas récord, sino también participó activamente en la campaña, acompañando a Trump en mítines, viajes oficiales y reuniones de gabinete. “Seré honesto, creo que extrañaba el lugar”, ironizó Trump al recordar la presencia frecuente de Musk en la Casa Blanca.
Sin embargo, la ruptura fue tan rápida como su ascenso. La salida de Musk del DOGE, el rechazo al proyecto fiscal y las acusaciones públicas han dejado en evidencia la fragilidad de las relaciones entre el poder político y las grandes fortunas. “Los políticos y sus patrocinadores rara vez coinciden. Pero la magnitud del apoyo de Musk a Trump solo es eclipsada por la rapidez de su ruptura”, resume un análisis publicado en la agencia estadounidense Associated Press (AP).