El 6 de enero del 2021, en medio de la violencia en el Capitolio, emergió un personaje tenido por una mezcla de hechicero nativo americano con brujo peruano.
Jacob Chansley, llamado el Shamán de QAnon, es un hombre de la de extrema derecha. Durante el asalto al Capitolio se exhibió con un atuendo confeccionado con piel de bisonte, se pintó el rostro con la bandera estadounidense y se paseó entre los manifestantes gritando sandeces.
Dijo entonces que no propugnaba ni ideales democráticos, ni reconocimiento al parlamento, y que se debía a Trump.
Las autoridades lo juzgaron. Lo condenaron a tres años, pero lo pusieron en libertad antes de tiempo.
Lo cierto es que esta semana ha sorprendido con la presentación de su candidatura a la Cámara Baja federal por el Partido Libertario. Lo anunció CNN y el canal NBC 15, de Arizona, su estado natal.
Condenan al Shaman de QAnon a 41 meses de cárcel por asalto al Capitolio
Según el sitio de noticias, AZcentral, “la ley de Arizona prohíbe a las personas condenadas por delitos graves votar hasta que hayan completado su sentencia y les hayan restablecido sus derechos civiles“.
Después de su sentencia, Chansley fue enviado a un centro de rehabilitación y afirma haber repudiado al movimiento QAnon.
Ya presentó ya la documentación necesaria a las autoridades electorales. Chansley enfrentará adversarios de peso en Arizona. Gente como Ben Toma, presidente de la Cámara de Representantes local; Blake Masters, que perdió su candidatura al Senado de los Estados Unidos en 2022; Abe Hamadeh, candidato a Fiscal General de Arizona en 2022; y el senador estatal Anthony Kern, quien según AZcentral también estuvo en el Capitolio el 6 de enero de 2021, entre otros.
Durante el asalto al Capitolio, Chansley entró en la sala de la Cámara y subió al estrado. Dejó una nota para el vicepresidente Mike Pence que decía: “Es sólo cuestión de tiempo. ¡La justicia viene!”.
Según AZcentral, su vestimenta “proporciona un punto de referencia universal para el ataque, incluso para sketches cómicos y caricaturas políticas que se burlan de los participantes”.