En medio de un brote de sarampión en el noroeste de EE.UU., el Departamento de Salud Pública del condado de Clark, estado de Washington, identificó dos nuevos casos de la enfermedad y dos nuevos lugares de exposición en su estudio de brotes en desarrollo.
La portavoz de Salud Pública, Marissa Armstrong, emitió un comunicado este domingo que informaba sobre 61 casos confirmados de este virus altamente contagioso en ese estado norteño.
De esos 61 casos, 54 no fueron vacunados. El estado de inmunización no se pudo verificar en cinco casos, y dos afectaron a un niño que había recibido una dosis única de una vacuna múltiple
La mayoría de los casos confirmados involucran a niños de entre 1 y 10 años.
Las autoridades locales de salud pública llamaron a los padres a vacunar a sus hijos, preocupadas de que contener una enfermedad viral en extremo contagiosa pudiera tomar meses porque la tasa de vacunación está por debajo de lo normal.
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El condado de Clark tiene una tasa de vacunación del 78%, muy por debajo de los niveles necesarios para proteger a las personas con sistemas inmunológicos debilitados o que no pueden recibir la vacuna, ya sea por cuestiones médicas o por ser demasiado jóvenes.
A medida en que se desataba el brote, las tasas de vacunación se dispararon en un estado donde el porcentaje de residentes que rechazan las vacunas por razones no médicas es el más alto del país.
Autoridades de salud aseguran que el brote constituye un ejemplo perfecto de por qué es importante vacunarse contra el sarampión, enfermedad erradicada de Estados Unidos tras la llegada de la vacuna en 1963. Sin embargo, resurgió en años recientes en diversos puntos de la geografía nacional, contagiando a cientos de personas.
“La desinformación se propaga en las redes sociales”, dijo el doctor Alan Melnick, director de Salud Pública del condado. “Lo que me quita el sueño es que eventualmente muera un niño por una situación completamente evitable. Se sigue propagando el rumor de que la vacuna contra el sarampión provoca autismo. Eso es un disparate”.
Antes de las vacunaciones masivas, entre 400 y 500 personas morían al año en Estados Unidos debido al sarampión, 50,000 eran hospitalizadas y 4,000 desarrollaban una inflamación cerebral que podía provocar sordera, indicó Melnick. Entre uno y tres casos de cada 1,000 son fatales, indicó.
Las personas contagiadas en el actual brote pudieron haberse expuesto a la enfermedad en casi cincuenta locaciones distintas, incluyendo el Aeropuerto Internacional de Portland y un juego de los Trail Blazers de Portland, indicaron las autoridades.
Según registros federales, desde el 1 de enero diez estados han reportado casos de sarampión. De los 101 casos confirmados en todo el país, más de la mitad estaban en el suroeste del estado de Washington, al otro lado del río Columbia desde Portland, y cuatro en el condado de Multnomah, que incluye Portland.
El rechazo o la resistencia a la vacunación, que según los expertos pueden aumentar las posibilidades de un brote al poner en riesgo a personas que no pueden ser vacunadas por razones médicas, está conectado a un movimiento antivacunas, incluida las preocupación de que estas producen autismo, idea que ya ha sido ampliamente desacreditada por la comunidad científica estadounidense e internacional.
La enfermedad vive también un reborte en otras partes del mundo, como en varios países latinoamericanos y Filipinas, donde más de 8,400 personas han sido contagiadas y 136 han fallecido, la mayoría de ellos niños, también provocado en gran parte por el temor a la vacuna.