Durante las últimas semanas el expresidente Donald Trump vio partir asesores, secretarios del gabinete y otros funcionarios de carrera que había nombrado. Este jueves, el presidente Joe Biden ha despedido a otros, entre ellos Michael Pack, quien dirigía la Oficina de Medios Globales, la misma que controla las operaciones de Radio y TV Martí. Fue nombrado tan solo hace ocho meses para ese cargo.
Viejo colaborador del estratega de Trump, Steve Bannon, Pack se desvió de los principios de la carta de la Voz de América, el principal órgano noticioso del gobierno estadounidense para el exterior, y junto a otras emisoras asociadas la transformó en una especie de agencia de propaganda del trumpismo. Despidió a una decena de editores y periodistas y se negó a renovar las visas para los reporteros extranjeros que cubrían sus países de origen, sometiéndolos a represalias por parte de regímenes autoritarios. Pack también despidió ilegalmente a la junta del Open Technology Fund, que promueve la libertad internacional en Internet, y la remplazó por activistas republicanos.
Según fuentes de la Casa Blanca, el mandatario cree que durante esos ocho meses Pack violó varias leyes federales, el reglamento interno de la Voz de América y llevó a cabo una “mala gestión grave”. Tras juramentar como presidente, Biden comenzó por exigir su renuncia, pero Pack no la aceptó con el argumento de que su contrato terminaba en noviembre. Sin embargo, el nuevo mandatario decretó su despido. Según Pack, será visto como “un acto partidista”.
La salida del funcionario pudiera tener otras consecuencias como el cambio de los directores de todas las emisoras oficiales estadounidenses que estuvieron bajo su dirección. Además de la Voz de América y Radio/TV Martí, la agencia de Medios Globales controla la operaciones de Radio Europa Libre/Radio Libertad, Radio Sawa (para Iraq) y Radio Asia Libre.
Además de Pack, Biden también sacó de sus cargos a otros dos funcionarios nombrados por Trump por no haber mostrado el debido respeto a su trabajo y a sus empleados, una movida que envía un mensaje claro en el sentido de que el nuevo mandatario no tolerará remanentes hostiles de Trump en su administración, incluyendo aquellos que todavía no hayan cumplido su mandato.
Biden despidió a Kathleen Kraninger, exdirectora de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, cargo que asumió hace dos años sin experiencia previa en ese terreno. Trató de inmediato de socavar el papel de la agencia como protectora del sector financiero y el consumidor.
Kraninger eliminó una regla histórica que restringía los préstamos abusivos presionando al personal involucrado que minimizara el daño a los consumidores. También se negó a hacer cumplir una ley federal protegiendo al personal militar contra una amplia gama de préstamos buitres, decisión que retiró el apoyo federal a las familias de militares defraudados por prestamistas.
En medio de la pandemia Kraninger aprobó una norma que permite a los cobradores de deudas acosar a los estadounidenses con mensajes de texto y correos electrónicos ilimitados exigiendo el reembolso. Esto estaba prohibido desde la administración de George W. Bush.
El tercer despedido fue Peter Robb, el asesor general de la Junta Nacional de Relaciones Laborales, encargada de hacer cumplir las leyes federales que garantizan a los trabajadores el derecho a formar un sindicato y a negociar sus contratos de trabajo de manera colectiva.
El nombramiento de Robb, en 2017, causó gran preocupación en medios sindicales porque era conocido por oponerse al movimiento laboral. Durante su mandato intentó amordazar la libertad de manifestación de los trabajadores y dio al patronato más espacio de maniobra para participar en los recortes de salarios, obstaculizó la capacidad de los sindicatos para cobrar cuotas y evitó que los empleadores ayudaran a los trabajadores a organizarse.
Asimismo, trató de tomar el control casi total de la agencia degradando a todos los directores regionales y consolidando el poder en su oficina. Si lo hubiera logrado, le habría dado una autoridad sin precedentes para acabar con los sindicatos y evitar la formación de nuevos.
El mandato de Robb finalizará en noviembre, pero Biden tiene autoridad para despedirlo antes de esa fecha. El miércoles por la noche Robb anunció que no dimitiría voluntariamente y afirmó que su dimisión “sentaría un precedente lamentable”. (En realidad, ya se ha sentado el precedente: en 1950 el presidente Harry Truman exigió la dimisión del consejero general de la NLRB, Robert N. Denham, por disputas políticas). Pero Biden, tal como hizo con Pack, lo despidió de todas formas.
Según la revista Slate, Pack, Kraninger y Robb constituyen apenas la punta del iceberg. Trump “se pasó su presidencia llenando el gobierno federal de republicanos ansiosos por socavar las misiones de las agencias que dirigían”.