A poco menos de seis meses de las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos, los partidos demócrata y republicano están luchando a brazo partido para ganar el voto hispano. Y están gastando tres veces más que los fondos empleados habitualmente.
El voto hispano siempre ha sido tradicionalmente demócrata, pero en estas elecciones intermedias —que elegirán representantes y senadores federales, así como algunos gobernadores— ni los demócratas saben si podrán mantener este electorado tradicional ni los republicanos están seguros de tenerlo ya de su lado para arrebatar la mayoría a sus rivales en la Cámara y el Senado.
Así, ambas partes apuestan a conquistar a los electores hispanos en la carrera por dominar el Congreso. El escenario de esta batalla se juega sobre todo en los estados de Florida, Georgia, Nevada, Arizona, Ohio y Pensilvania.
Por ello, en los últimos meses se han creado nuevos centros comunitarios hispanos, se han puesto anuncios en medios en español y se ha contratado personal bilingüe para convencer a este sector del electorado de que apoye a los candidatos de uno u otro partido en todas las contiendas.
“El DNC (Comité Nacional Demócrata) ya ha gastado millones de dólares en medios pagados orientados hacia los hispanos y planea continuar invirtiendo fuertemente en llegar a ese electorado de modo consistente durante las elecciones intermedias”, dijo a la agencia AP Maca Casado, directora de medios hispanos del Comité.
“Estamos invirtiendo una suma multimillonaria para atraer a los hispanos, considerablemente superior a otros ciclos electorales”, explicó, por su parte, Jaime Florez, director de comunicaciones hispanas del Comité Nacional Republicano, sin ofrecer detalles. “El votante hispano es fundamental”, aseguró.
Del lado republicano aseguran que su objetivo es llegar no sólo a los estados indecisos sino también a estados demócratas como Nueva York y California, donde ha sido revocado el mandato de un fiscal general liberal.
“Nos da a pensar que la gente no necesariamente está aislada en un partido y unas ideas, sino que la gente puede ser abierta a escuchar”, dijo Florez. “No es difícil que la gente entienda que las cosas están mal. Somos la expresión de opciones para cambiar un poco esa realidad”.
Las elecciones de mitad de término, que se celebran el 8 de noviembre, son clave para el presidente Joe Biden ya que determinarán con qué apoyo contará a partir de entonces en el Congreso. Para los republicanos, en tanto, se trata de ganar terreno con vistas a los comicios presidenciales de 2024, cuando pretenden recuperar la Casa Blanca.
En los comicios se elegirán los 435 escaños de la Cámara y 35 de los 100 puestos del Senado. También habrá contiendas para gobernador en algunos estados y para legislaturas estatales, además de algunas elecciones municipales.
En opinión de analistas, el de los hispanos es un grupo cada vez más numeroso en todo el país y su participación electoral es clave.
En Estados Unidos viven poco más de 62 millones de hispanos, de acuerdo con cifras del censo de 2020 recopiladas por el Centro de Investigaciones Pew, aunque poco más de la mitad son elegibles para votar. Entre los requisitos para poder hacerlo están tener la ciudadanía estadounidense y ser mayores de 18 años.
En 2020 los hispanos representaban el 13,6 % del total de votantes elegibles, según información de la oficina del Censo.
El NALEO Educational Fund, un grupo sin ánimo de lucro que promueve la participación de hispanos en la política, espera que al menos 11,6 millones de hispanos voten en noviembre, una cifra similar a la de las elecciones de mitad de término de 2018 en las que ese número de personas representó un récord.
Arturo Vargas, presidente de la organización, dijo que el mensaje de mejora económica que promueven los republicanos resuena más entre los hispanos que el mensaje de los demócratas sobre menos mano dura en la inmigración o la cancelación del derecho al aborto.
“Creo que (los demócratas) se tienen que fijar muy bien en cuáles son los asuntos más importantes para los hispanos en estos comicios. Y eso tiene que ver con el costo de la vida, de la inflación, la situación económica en que se encuentran muchos hispanos, en que no pueden mantener la calidad de vida por todo lo que ha subido de precio, como la gasolina, la comida, la vivienda”, dijo Vargas.
Lo cierto es que “el voto hispano está creciendo con cada elección y con cada elección va a ser mucho más fuerte, de mucho más impacto en los resultados”, concluyó. “Un partido que quiera ser el partido mayoritario del futuro tiene que tener necesariamente una estrategia hispana”.