Llovió mucho, pocos acudieron a las urnas y Miami apenas cambió. Como se dice popularmente, ”el cuarto quedó igualito”. El alcalde de la ciudad, Francis Suárez, fue reelecto, los republicanos siguieron mandando en Hialeah y los demócratas en Miami Beach.
En medio de una de las mayores abstenciones generales de todos los tiempos, 82.45%, Suárez volvió a imponerse cómodamente con 78.61% de los votos, y sin grandes explicaciones. “En estos nuevos cuatro años vamos a construir más viviendas asequibles, resolver los asuntos del tráfico, crear oportunidades de empleo de alto pago y mejorar las condiciones de vida de nuestros residentes”, dijo el alcalde tras conocer los resultados. Y remató: “Hoy nos embarcamos en un nuevo capítulo, un viaje juntos para terminar lo que comenzamos”.
Otra carrera significativa en la ciudad de Miami fue la reeleción de Joe Carollo, el controversial concejal, que protagonizó la reciente remoción del jefe la policía de la ciudad y centro de otras controversias. Carollo se benefició más con reconocimiento público que de seguidores propiamente, y obtuvo 64% de los sufragios.
Y en Hialeah, con 59%, al fin Esteban Bovo logró la alcaldía de la tercera ciudad de Hialeah, gracias a un no muy claro apoyo del expresidentes Donald Trump, que si bien no se le conoce ninguna frase mencionando al candidato apareció en sus carteles de propaganda.
Bovo nunca tuvo un empleo fuera de la política. Fue concejal de Hialeah, concejal del condado, asesor del senador Marco Rubio cuando este fue presidente del senado estatal de Florida, pero perdió recientemente la candidatura a la alcaldía de Miami-Dade. No suele ser muy imaginativo en conversaciones políticas, y obviamente ganó por el reconocimiento de los electores de origen cubano.
“Esto es lo que pasa en todas las elecciones intercalares. Si no hay un comicio presidencial la gente no sale a votar. Esto facilita mucho el voto regional y étnico, no el general”, comentó el analista de FIU, Félix Travierso.
En Miami Beach el alcalde demócrata Dan Gelber fue reelecto con 62% de los sufragios, y ganó las elecciones por partida doble al lograr que un referendo paralelo terminara obligando el cierre a las 2 de la mañana de los establecimientos que venden bebidas alcohólicas, como había sucedido en los años 1990. En esa época, esa especie de “ley seca” no resolvió el problema sino que llevó a la creación en las fronteras de las ciudades vecinas de Miami Beach de innumeras licorerías que nunca cerraban y se llenaban todas las noches de efusivos clientes.
Este resultado era ya esperado porque en los últimos meses la violencia pública en la ciudad se incrementó creando una ola de inestabilidad que terminó por alejar a los electores. En este caso el disgusto es tan grande que ni los fuertes aguaceros apartaron al electorado, el 57% le dijo sí a la “ley seca” en Miami Beach. Veremos hasta cuándo.