El gobernador de Florida, Ron DeSantis, todavía no ha dicho si quiere mudarse o no para la Casa Blanca. La campaña no ha comenzado, pero ya anda de recorrido por el país buscando fondos para su carrera.
Esta semana, la conferencia de Acción Política Conservadora está reunida en Washington DC para definir estrategias, alinear posibles candidatos y explorar los recursos financieros, pero sobre todo para crear alianzas. Lo suficiente como para que todo aspirante al ejecutivo por los republicanos le preste atención al evento y se presente allí.
Pues no es el caso del gobernador de Florida. Ha optado por recorrer el país y mantenerse a distancia, tal vez porque en su estado hay una ley que lo obliga a dimitir de su cargo ocho meses antes de las elecciones, que en este caso son las presidenciales de noviembre del año entrante. Si se postula y pierde, ya ni siquiera sería gobernador. Dicho sea de paso, los republicanos en la legislatura de Florida están barajando la idea de acabar con esa ley.
En declaraciones a la agencia AP, David McIntosh, presidente del Club for Growth, un influyente grupo conservador con sede en Washington DC, dijo que “DeSantis, en su estilo y actuación como gobernador, ha demostrado su voluntad de luchar contra los poderes tradicionales”.
Después de todo, añadió, el gobernador despliega un estilo “refrescante” y los republicanos pudieran buscar otros rostros como el del político de 44 años.
El problema es Trump, que ya no cuenta con la unanimidad de los republicanos sino con la preocupación de muchos. Por eso la conferencia de esta semana es clave para definir la carrera con vistas a la nominación en la Convención republicana, a celebrarse en agosto de 2024.
DeSantis pasó este fin de semana en un hotel de lujo en Palm Beach junto a más de cien donantes, funcionarios electos y conservadores influyentes. Entre los asistentes se encontraban el exjefe de gabinete del expresidente Trump, Mick Mulvaney; el gobernador de Iowa, Kim Reynolds; el senador de Arkansas, Tom Cotton; y el texano Roy Bailey, exmiembro del comité nacional de finanzas de Trump.
El gobernador de Oklahoma, Kevin Stitt, y el gobernador de Tennessee, Bill Lee, también asistieron, junto con el senador de Wisconsin Ron Johnson, el senador de Utah Mike Lee, el congresista de Texas Chip Roy y su colega de Kentucky, Thomas Massie.
En los próximos días DeSantis visitará varios estados para presentar su libro The Courage to Be Free. Luego regresará a Florida, donde parece ser el favorito tras ganar por más de 19 puntos porcentuales en las pasadas elecciones de medio camino.
Entre los estados a visitar se destacan Iowa y New Hampshire, así como Georgia y Pensilvania, donde la campaña por la nominación suele ser reñida.
La semana pasada el gobernador estuvo sorpresivamente Nueva York, Filadelfia y Chicago, aunque los encuentros fueron privados y no se notificaron a los medios locales.
Entretanto, el expresidente Trump se refiere a DeSantis como “Ron DeSanctimonious” y “Meatball” [albóndiga] Ron”. Pero el gobernador reconoce el apoyo que tuvo de él para poder ganar el puesto en 2018.
“Sabía que un respaldo de Trump me daría exposición a los votantes de las primarias republicanas en todo el estado de Florida, y estaba seguro de que muchos me verían como un buen candidato una vez que supieran historial”, describe DeSantis en su libro.
Esta obsesión de Trump con DeSantis puede ayudar involuntariamente al gobernador y definirlo como la alternativa republicana más fuerte, dijo Sam Nunberg, un exasistente de Trump, a la revista U.S.News and World Report.
“Donald está preocupado. Si yo todavía estuviera trabajando para él, le diría que necesita actualizar su enfoque”, agregó.