La aspirante a la candidatura presidencial Elizabeth Warren se retiró este jueves de la contienda interna para elegir al representante del Partido Demócrata que enfrentará a Donald Trump, luego de que no ganó ninguna de las primarias en el llamado Supermartes, ni siquiera en su propio estado.
La senadora por Massachusetts, quien animó al sector progresista con su fama de tener un plan para todo problema, hasta hace poco parecía estar librando una exitosa candidatura, pero nunca logró amasar un sólido bloque de votantes, pues los demócratas se fueron dividiendo entre Bernie Sanders por el lado progresista y Joe Biden entre los más moderados.
Our work continues, the fight goes on, and big dreams never die. From the bottom of my heart, thank you. https://t.co/28kyKe777L
— Elizabeth Warren (@ewarren) March 5, 2020
“Me niego a que la decepción me impida ver –o a ustedes– lo que hemos logrado”, dijo Warren a sus colaboradores este jueves. “No alcanzamos nuestro objetivo, pero lo que hemos hecho juntos –lo que han hecho ustedes– ha dejado una marca perdurable. No de la magnitud que queríamos, pero tiene importancia”.
Con la salida de Warren, queda una sola mujer entre los precandidatos: Tulsi Gabbard, legisladora por Hawaii, quien ha obtenido un solo delegado. Es un giro decepcionante para un partido que se jactaba de tener el conjunto de precandidatos más diverso de la historia y con los votos y la energía de las mujeres recuperó la mayoría de la cámara baja, principalmente con candidatas, en 2018.
Su respaldo es codiciado tanto por Biden como Sanders, con quienes habló el miércoles, según las respectivas campañas. Sin embargo, no ha tomado una decisión y está evaluando quién de los dos defendería mejor su plataforma, según una persona al tanto de las deliberaciones y que habló bajo la condición de anonimato por tratarse de conversaciones privadas.
La campaña de Warren fue sumamente prometedora en sus inicios. A mediados del año pasado realizó actos con decenas de miles de personas en Nueva York y en los estados de Washington y Minnesota.
Su mensaje era atractivo: un “cambio estructural” en la economía en nombre de la equidad, con la propuesta de un impuesto a la riqueza de 2% a las fortunas superiores a los 50 millones de dólares.
No obstante, no pudo ganar el apoyo del ala más izquierdista del Partido Demócrata, que permaneció fiel a Sanders.