Además de entretener a la gente o de sus efectos curativos, la marihuana pudiera tener otra virtud: resolver el problema del metro de Nueva York.
Hace años que las autoridades municipales de la Gran Manzana vienen quejándose de un viejo problema. El metro de la ciudad padece recurrentes averías, retrasos, sobresaturación y está lleno de barreras arquitectónicas. Todo eso, en una ciudad de 8,6 millones de habitantes y que el año pasado recibió a 68,2 millones de visitantes: un nuevo récord en su historia.
El asunto es que las arcas municipales y las estatales no tienen fondos suficientes para renovar el sistema del metro que en 2017 desplazó a 1,727 millones de pasajeros a lo largo de sus 232 millas de carriles, distribuidos por 36 rutas que sirven 427 estaciones. Es el mayor sistema de metro en el mundo en términos absolutos, según cifras de la entidad que lo opera, el New York City Transit.
El alcalde de la urbe viene alertando repetidamente sobre el peligro. “Nuestro sistema está muy deteriorado. En algunas áreas ya ni vale la pena hacer reparaciones, hay que construir de nuevo y prepararlo para el futuro porque todas las previsiones indican lo mismo, en las próximas décadas la población se va a disparar”, ha dicho Bill de Blasio, en una reunión con políticos, funcionarios municipales y estatales. El metro comenzó a ser construido en 1904.
Aunque la situación crítica es palpable hace varios años, las iniciativas para reparar el sistema están empantanadas por múltiples disputas entre los responsables porque nadie quiere asumir la obra por sí solo.
El director del Metro de Nueva York, Andy Byford, es un veterano en la administración de sistemas de transporte público. Hace menos de un año dejó el metro de Toronto, Canadá, para asumir la responsabilidad en la Gran Manzana y trajo anotada la cifra necesaria para reparar el metro de la ciudad. Se necesitan por lo menos 40,000 millones de dólares.
Legalmente el metro de Nueva York es propiedad del estado. Pero el gobernador Andrew Cuomo, cree que el costo de las reparaciones también debe ser asumido por la ciudad que, en definitiva, es el beneficiario principal. En eso Blasio y Cuomo están de acuerdo. El tema es qué porcentaje le toca a cada uno porque el alcalde se queja de que tiene otras necesidades que atender y la asamblea municipal no quiere pagarlo todo.
El presupuesto de la ciudad para el 2019 está pautado para 88,900 millones de dólares y es usado principalmente por los servicios sociales, administración de viviendas públicas, la recogida de basura y reparación de calles. No puede más porque la ciudad también se encuentra enfrascada en una gigantesca obra de reparación y mantenimiento del acueducto.
La María al rescate
Un grupo de legisladores estatales se le ha ocurrido una solución innovadora: legalizar el consumo de marihuana. Nueva York se uniría así a los 11 estados donde el consumo recreativo de la cannabis es legal. La idea de los neoyorquinos es apostar en la popularidad de la marihuana entre los nativos y turistas de modo que se logre recaudar millones en impuestos al consumo los fondos necesarios para dedicar enteramente a la reparación del metro.
“En tanto que funcionarios electos, el mayor problema que escuchamos es la situación del metro. Unir estas dos cosas [la crisis del metro y la marihuana] tendría un gran impacto y un enorme potencial transformador”, ha dicho al The New York Times el portavoz del consejo municipal de Nueva York, Carey Johnson.
Un estudio de la autoridades sanitarias de la Gran Manzana revelado en junio ha revelado que el mercado neoyorquino de marihuana tiene un potencial anual que ronda los de 3,500 millones de dólares. Legalizarlo pudiera generar unos 670 millones.
Aunque lograr por esta vía todo lo necesario para reparar el metro tardaría más de una década los fondos pudieran ser negociados con préstamos bancarios amparados en bonos de la ciudad. Además, dicen los defensores de la idea, no sin ironía, que al menos el consumo libre de la marihuana en Nueva York pudiera aplacar la ira de los neoyorquinos que usan el metro regularmente y a lo mejor ni se daban cuenta del problema y la pasarían bien. “A lo mejor la gente no se pone muy brava cuando el metro se retrasa”, según Mitchell L. Moss, especialista en transporte de la Universidad de Nueva York.
Las elecciones alteraron el escenario
La legalización de la marihuana en Nueva York es otra historia. Comenzando por Cuomo. Cuando la legalización comenzó a desplegarse por el país hace unos años, el gobernador dijo que nada de eso pasaría en su estado con el argumento de que el estupefaciente es “adictivo”.
Pero en los últimos meses ha flexibilizado su postura porque cuando New Jersey aprobó el libre consumo, se dio cuenta de que el estado vecino pudiera ser en un imán para los neoyorquinos que acudirían allí a gastar su dinero. Tan fácil como cruzar el río Hudson. Las autoridades de New Jersey tendrían más ingresos fiscales y la policía de la Gran Manzana no tiene forma de controlar el ingreso a Nueva York a través de los cuatro puentes y tres túneles que conectan la ciudad con el estado vecino.
Además, las elecciones de noviembre último alteraron completamente el senado y la Cámara de Representantes de Nueva York. Ahora los demócratas tienen la mayoría y la legalización de la marihuana tiene buenas posibilidades de ser aprobada. Cuomo dijo al The New York Times que la legislación apropiada será presentada el año que viene cuando el nuevo parlamento estatal comience a funcionar en enero. Los republicanos no van a poder hacer nada, excepto aprovechar la ola y, quizá, adherirse al consumo.