Aunque los dos candidatos republicanos se han proclamado vencedores en la gobernación y el senado respectivamente, las principales elecciones en Florida todavía no han terminado y los contendientes demócratas están sopesando seriamente pedir un recuento de votos, despertando fantasmas del pasado cuando en el año 2000 los estadounidenses esperaron más de un mes para saber qué presidente habían elegido.
Con el 99% de los votos escrutados a las 3:57 de la tarde, en la carrera para el Senado federal, al republicano Rick Scott le separan 0.21% del demócrata Bill Nelson. Y en la disputa para gobernador del Estado el margen de diferencia entre el republicano Ron DeSantis y el demócrata Andrew Gillum se resume a 0.44%.
Toda votación con una diferencia inferior a 0.50% dispara un recuento, que será hecho primero de forma automática y después literalmente ‘mano a mano’, porque la boleta tiene que ser ‘leída’ por dos personas.
A media tarde del jueves todavía no se había terminado de contar los votos en los condados de Broward y West Palm Beach, el de los militares (que suelen inclinarse por los republicanos) y los votos ausentes que llegaron por correo el mismo día de las elecciones, o en días posteriores, con el sobre estampado indicando que fueron depositados en el correo el día de los comicios.
El martes, Gillum concedió su derrota y aceptó que DeSantis era el vencedor. Pero en esos momentos la separación era más amplia, de 0.96%. Al pasar los días la diferencia se redujo, ahora es menos de 0.50%.
Independientemente de los discursos de aceptación por parte de los candidatos, cuando termine el conteo los funcionarios electorales de Florida están obligados a hacer un reconteo automático y, si algún candidato lo pide, lo harán de nuevo de forma manual.
“No hay dudas. A cada minuto es más claro de que hay muchas más boletas por contar de que lo que fue informado. Estamos atentos a la situación y preparados para ir hacia el reconteo”, dijo a media tarde del jueves la portavoz de la campaña de Gillum, Johanna Cervone.
En la carrera por el senado federal, Scott exhortó a su adversario a que desista de contestar los resultados. “Es tiempo ya”, afirmó. Pero Nelson insiste en que terminen los conteos, porque los condados Broward y West Palm Beach son bastiones demócratas importantes. Principalmente él primero.
Si hay recuento en estas dos carreras principales que dios nos ampare, comienza el carnaval de impugnaciones, intercambio de impropérios, desplazamientos a los tribunales, apelaciones y todo puede terminar en el Tribunal Supremo. Se repite el circo del 2000.