Ha muerto el mayor estafador financiero de todos los tiempos: Bernie Madoff. Cerebro y creador de un brutal esquema Ponzi, mecanismo de inversiones que paga intereses altísimos y que, a su vez, son pagados con fondos provenientes de inversiones posteriores.
Madoff murió en un hospital de una prisión federal en Carolina del Norte la madrugada del miércoles, según el Buró de Prisiones, donde cumplía una pena de 150 años de cárcel. Tenia 82 años.
El año pasado, sus abogados presentaron un pedido para tratar de sacarlo de prisión debido a la pandemia del coronavirus. Argumentaban que padecía de una enfermedad renal en etapa terminal, y alegaron otras afecciones médicas crónicas. Pero el pedido fue rechazado por el juez.
En marzo del 2009, el financista admitió haber estafado a miles de clientes por 17.5 miles de millones de dólares en inversiones durante décadas. Con el juicio y las investigaciones, las autoridades lograron recuperar 13 000 millones, que tardaron unos cuatro años en devolver a sus legítimos propietarios.
Según las investigaciones, Madoff informaba a sus clientes que disponían de 60 000 millones, aunque nunca les comunicaba el monto al contado. Dichas cifras constaban solamente en documentos falsificados.
Durante décadas disfrutó de una imagen de gurú financiero, cuyo toque de Midas desafiaba las fluctuaciones del mercado. Ex presidente de la bolsa de valores Nasdaq, atrajo a una legión devota de inversionistas, entre jubilados, actores, cineastas -como Steven Spielberg-, empresarios y hasta el premio Nobel de la Paz, Ellie Weisel, así como fondos de inversiones y organizaciones benéficas.
Pero su mundo se vino abajo el año 2008 cuando se quedó sin un centavo y tuvo que cerrar su oficina. Era un hombre famoso en la rutina de las inversiones, por lo cual se volvió muy odiado, al punto de que la policía le recomendó llevar chaleco antibalas.
Durante el juicio dijo que estaba “profundamente arrepentido y avergonzado”. Después de varios meses de arresto domiciliario en su apartamento de 7 millones de dólares, en Manhattan, lo llevaron a la cárcel esposado ante los aplausos de los inversores enojados en la sala del tribunal. “Le robó a los ricos. Robaba a los pobres. Robó del medio. No tenía valores ”, dijo el ex inversionista Tom Fitzmaurice. “Estafó a sus víctimas con su dinero para que él y su esposa (…) pudieran vivir una vida de lujo más allá de lo creíble”, enfatizó en la sentencia..
El juez federal Denny Chin no mostró piedad y lo sentenció a 150 años de prisión. “Aquí, se debe enviar el mensaje de que los crímenes del Sr. Madoff fueron extraordinariamente malvados y que este tipo de manipulación irresponsable del sistema no es simplemente un crimen financiero incruento que tiene lugar solo en el papel, y cobra un enorme número de víctimas ”, dijo Chin.
La sentencia también afectó a su familia, ya que el juez decomisó 171 000 millones de dólares en junio del 2009, despojando a los Madoff de todos sus bienes personales, incluidos bienes raíces, inversiones y 80 millones en activos que su esposa, Ruth, había asumido como suyos. La orden la dejó con apenas con 2.5 millones.
A consecuencia del escándalo, uno de sus hijos, Mark, se suicidó en el segundo aniversario del arresto de su padre, en 2010. Y el hermano de Madoff, Peter, quien ayudó a administrar el negocio, fue sentenciado a 10 años de prisión en el 2012, aunque siempre sostuvo que no sabía nada sobre las actividades de su hermano. El otro hijo de Madoff, Andrew, murió de cáncer a los 48 años en 2012. Ruth aún vive.
Madoff nació en 1938 en un barrio judío de clase media baja en Queens, Nueva York. La mayoría de sus clientes eran judíos.