La CIA se encuentra en un estado de alarma interno buscando razones acerca de cómo es posible que agentes e informantes reclutados en el extranjero están siendo misteriosamente descubiertos, muertos o capturados en los países donde operaban.
La alarma la ha dado un memorando confidencial interno, pero revelado hoy miércoles por The New York Times.
En el documento, que circuló por todas las estaciones y bases de la agencia en el mundo, se sostiene que el número de bajas es “preocupante”, aunque el diario no publicó cifras. Dice que el centro de operaciones clandestinas de la CIA ha examinado docenas de casos durante los últimos años que involucraban a informantes extranjeros asesinados, arrestados y probablemente comprometidos.
El texto destacó las dificultades de la agencia para reclutar espías en todo el mundo en medios operativos difíciles. Durante los últimos años, los servicios de inteligencia de países como Rusia, China, Irán y Pakistán han estado buscando las fuentes de la CIA, y en algunos casos las han convertido en agentes dobles.
Reconociendo que el reclutamiento de espías es un negocio de alto riesgo, el documento menciona los problemas que han plagado a la agencia durante los últimos años, tales como el comercio deficiente; confiar demasiado en las fuentes; subestimar a las agencias de inteligencia extranjeras; y moverse demasiado rápido para reclutar informantes sin prestar suficiente atención a los posibles riesgos de contrainteligencia, un problema que denominan colocar “la misión sobre la seguridad”.
La gran cantidad de informantes comprometidos durante los últimos teimpos también demostró la creciente destreza de otros países en el empleo de innovaciones como escaneos biométricos, reconocimiento facial, inteligencia artificial y herramientas de piratería para rastrear los movimientos de los informantes y dar con sus fuentes.
La CIA tiene muchas formas de recopilar inteligencia para que sus analistas la conviertan en informes. Las redes de informantes humanos confiables en todo el mundo siguen siendo la pieza central de sus esfuerzos, la llamada “Humint”, el tipo de inteligencia en el que se supone la agencia sea la mejor en el mundo a la hora de recopilar y analizar.
Reclutar nuevos informantes, dijeron ex funcionarios al rotativo neoyorkino, es la forma en que los oficiales de caso de la agencia, sus espías de primera línea, normalmente empotrados en las embajadas y consulados, obtienen ascensos. Los oficiales de caso no suelen ser promovidos por realizar buenas operaciones de contrainteligencia como averiguar si un informante realmente está trabajando para otro país.
La CIA ha dedicado gran parte de su atención a las amenazas terroristas y los conflictos en Afganistán, Iraq y Siria, pero mejorar la recopilación de inteligencia sobre las potencias adversarias, tanto grandes como pequeñas, no dejó nunca de ser una pieza central de la agenda, sobre todo porque los responsables de la formulación de políticas exigen más información sobre China y Rusia.
La pérdida de informantes, dijeron ex funcionarios, no es un problema nuevo. Pero el memorando demostró que el tema es más urgente de lo que se percibe de manera pública.
Según quienes han leído el documento, la advertencia estaba dirigida principalmente a los oficiales de las agencias de primera línea, las personas involucradas de manera más directa en el reclutamiento y la investigación de las fuentes. El texto recordó que los oficiales de caso se concentran no solo en la contratación de fuentes, sino también en cuestiones de seguridad, incluyendo investigar los antecedentes de los informantes y eludir a los servicios de inteligencia enemigos.
Ex funcionarios dijeron que debe haber un mayor enfoque en la seguridad y la contrainteligencia, tanto entre los líderes superiores como entre el personal de primera línea, sobre todo cuando se trata de reclutar informantes, que en el léxico se llaman “agentes’.
“Al final del día, nadie es responsable cuando las cosas van mal con un agente”, dijo Douglas London, un ex oficial de la agencia. “A veces hay cosas que escapan a nuestro control, pero también hay ocasiones de descuido y negligencia, y las personas en puestos superiores nunca son responsables”.