El pasado 24 de marzo, ante la audiencia en Nueva York por el affaire de Stormy Daniels, Donald Trump advirtió que la presentación de cargos en su contra —por supuesto todos falsos, para no variar—, podría resultar en “muerte y destrucción potenciales“, al tiempo en que criticaba la acusación presentada por el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg. Escribió entonces en su red social Truth Social:
¿Qué tipo de persona puede acusar a otra, en este caso un expresidente de Estados Unidos que obtuvo más votos que cualquier otro presidente en funciones en la historia y principal candidato (¡ampliamente!) para la nominación del Partido Republicano, con un crimen, cuando todos saben que NO se ha cometido ningún delito, y también que la muerte y destrucción potenciales por un cargo tan falso podrían ser catastróficas para nuestro país? ¿Por qué y quién haría tal cosa? ¡Solo un psicópata degenerado que realmente odia a Estados Unidos!
Paralelamente, instó a sus bases a protestar y a “recuperar nuestra nación”, convocatoria que, como era de esperarse, alimentó las preocupaciones de que el expresidente estaba avivando otra vez la violencia considerando el antecedente del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando sus fanáticos se lanzaron a “luchar como en el infierno“ justamente “para recuperar nuestra nación”, un hecho de terrorismo doméstico que dejó un saldo de cinco muertos, más de una decena de policías heridos y cuantiosos daños materiales.
De manera similar, antes de celebrarse la audiencia de Miami, en la que como ya se sabe fue acusado de 37 cargos derivados de la posesión de cajas de documentos que le había robado al Gobierno Federal, Trump advirtió que su arresto conduciría a “la protesta más grande que jamás hayamos tenido” y predijo que “la gente no lo toleraría”. Durante los días previos a la fecha, varios órganos de prensa publicaron varios artículos reaccionando ante amenazas anónimas online captadas en los foros de mensajes proTrump: advertían sobre protestas, violencia e incluso anunciaban una guerra civil…
Pero al final de la jornada hubo malas noticias para el ex, toda vez que, de hecho, sus palabras cayeron en el vacío. En primer lugar, tanto en Nueva York como en Miami no hubo concentraciones masivas en las afueras de los edificios legales. En la Gran Manzana solo un pequeño grupo de partidarios suyos, y sus oponentes, estuvieron en el parque del bajo Manhattan antes de la comparecencia de Trump en la sala. “Los reporteros presenciaron varias pequeñas escaramuzas verbales entre las dos facciones, pero nada que requiriera la intervención de la policía”, reportó ABC News. Y más adelante, tal vez el hecho más caliente de la jornada: “Los dos bandos comenzaron a gritarse el uno al otro a través de las barricadas. A las 11 a.m., había entre 50 y 60 partidarios de Trump, algunos con gorras MAGA, y unos 30 manifestantes antiTrump en el área del parque”.
En Miami, probablemente bajo el impacto de las declaraciones del expresidente, el discurso de la prensa, los sucesos del Capitolio, y la certeza de estar en territorio trumpista, sobre todo por los inefables patriotas cubanos, estimados previos de las fuerzas del orden ubicaban entre 5 mil y 50 mil la cantidad de posibles manifestantes. “Estamos listos para actuar y estamos cómodos con eso“, dijo el jefe de la policía, Manny Morales.
“No sabemos el tamaño de la protesta”, dijo en rueda de prensa el alcalde Francis Suárez. El jefe de la policía destacó que los oficiales estaban trabajando con socios locales, estatales y federales, y que las decisiones finales sobre el cierre de calles dependerían de la multitud en el área.
Pero los medios empezaron a dar cuenta desde temprano de una realidad diferente. “El número de manifestantes que se habían presentado en las primeras horas de la tarde del martes era mucho menor que las 50 mil personas que las autoridades policiales de Miami dijeron que estaban preparadas para manejar”, observó el diario USA Today. “Los manifestantes […] fueron superados en número por los cientos de periodistas que se encontraban en el Downtown de Miami para darle cobertura al histórico caso”, testimonió más adelante el Canal 51 de Miami.
Por su parte, Politico constató: “cientos de partidarios, en su mayoría de Donald Trump, se reunieron en el juzgado federal de Miami el martes para una histórica lectura de cargos federales entonando cánticos y ondeando banderas en nombre del expresidente. La multitud creció de unas pocas docenas a primera hora del día a al menos varios cientos a media tarde, a pesar del calor abrasador de casi 90 grados. Se reunieron frente al palacio de justicia, a lo largo de las calles, y vitorearon cuando el presidente llegó en una caravana alrededor de las 2 p.m.”
En segundo lugar, en ninguno de los casos hubo violencia dura, bien lejos de la “muerte y destrucción potenciales” imaginadas/anticipadas por el expresidente. Un reporte comprobaba, en efecto, que en Miami “el día fue mayormente pacífico, con la multitud de partidarios y opositores en general comportándose bien”. Y daba cuenta de un detalle: “La escena fuera del juzgado también adquirió una ligera atmósfera de carnaval con vendedores que ofertaban mercancías de Trump, incluidas máscaras con su rostro y camisetas de ‘no culpable’, mientras turistas y lugareños miraban boquiabiertos el espectáculo”.
En Nueva York no hubo arrestos, mientras que en Miami solo detuvieron a un antitrumpista —un cubano contra la corriente, por más señas— disfrazado de presidiario por lanzarse frente a la caravana. “El individuo fue retirado rápidamente de la calle por agentes del Departamento de Policía de la ciudad de Miami. Sus acciones no tuvieron impacto en la seguridad del movimiento de protección“, dijo el agente especial Steve Kopek. “El día entero me estuvieron escupiendo y dándome con las banderas de Trump. Llamándome comunista y diciéndome groserías. Y yo ahí defendiendo el derecho que gracias a Dios tengo porque estoy en América“, declaró Dominic Santana, de 61 años.
La conclusión entonces parece obvia: la pérdida de la capacidad movilizativa del discurso de Trump, lo cual se viene manifestando, al menos, desde las últimas elecciones de medio término, cuando muchos de los candidatos republicanos que avaló —casi todos de ultraderecha y election deniers—, no lograron pasar la prueba de las urnas. “Trump es el mayor perdedor del Partido Republicano”, publicó entonces The Wall Street Journal.
”El martes por la noche, los estadounidenses recuperaron las riendas de su país de manos de un Partido Republicano radicalizado y, al hacerlo, desafiaron un precedente histórico de larga data que sugiere que el partido de un presidente en ejercicio casi siempre termina siendo destruido en las elecciones de medio término, dijo la NBC“. Innegablemente, Trump tuvo su rol específico en el fracaso de aquella “gran ola roja” que nunca llegó. Candidatos suyos fueron derrotados en estados clave para el control del Senado, como en los casos de Herschel Walker (Georgia), Blake Masters (Arizona), Adam Laxalt (Nevada) y Mehmet Oz (Pensilvania). Fue entonces penalizado con una palabra-estigma (loser=perdedor) entre los miembros de la élite de su propio partido.
Sería del todo aventurado afirmar que el candidato republicano para las elecciones presidenciales de 2024 ha perdido apoyo dentro de la extrema derecha populista que le sirve de base, pero la evidencia sugiere que ya no tiene la misma influencia de antes. Las razones pudieran ser varias, ahora solo cabría mencionar que gran parte de los trumpistas que canibalearon el Capitolio están hoy tras las rejas cumpliendo distintas condenas federales después de haber protagonizado su correspondiente mea culpa y responsabilizado a Donald Trump por sus acciones. El mensaje es, sin dudas, el siguiente: el patriotismo tiene sus límites. No hay que dar con los huesos en la cárcel para demostrarlo.
“No hay vergüenza en que la gente no proteste por su arresto y acusación”, ha dicho en su programa la conocida presentadora de MSNBC Rachel Maddow. “Trump le rogó a la gente que lo hiciera, y de hecho prometió públicamente que la gente lo haría”. Eso, subrayó, es en todo caso “personalmente vergonzoso para él”…