Cerca de 7 millones de personas se volcaron a las calles en más de 2500 manifestaciones “No Kings” (No queremos reyes) el sábado en Estados Unidos, en protesta contra lo que organizadores llaman la agenda autoritaria de Trump.
Las movilizaciones, que se extendieron desde grandes ciudades hasta pueblos pequeños en estados rojos y azules, incluyeron a jubilados, activistas y ciudadanos comunes, de acuerdo con un reporte de CNN.
Al menos en Nueva York, más de 100 mil personas se congregaron, mientras grupos reducidos bloquearon avenidas y ocuparon plazas municipales.
Las protestas, mayoritariamente pacíficas, respondieron a un verano marcado por redadas migratorias masivas, manifestaciones contra políticas federales y el envío de tropas a ciudades demócratas.
“Me parece que Trump está tomando nuestro Gobierno, nuestra democracia, y desmantelándola pieza por pieza, lenta, pero seguramente, si nos quedamos sentados sin hacer nada al respecto”, declaró a la cadena Peggy Cole, una jubilada de 70 años tras recorrer casi 10 horas hasta Washington.
“Momento aterrador” para la democracia
Para Cole, se trata de un “momento aterrador” para la democracia estadounidense.
Los organizadores, liderados por el Indivisible Project —una organización progresista de base con una oficina nacional y miles de filiales en ciudades y pueblos de todo el país, que surgió cuando Trump ganó en 2016— enfatizaron el compromiso con la “acción no violenta”, capacitando a decenas de miles en técnicas de seguridad y desescalada ante el alza de violencia política.
Muchos vestían de amarillo, símbolo de unidad inspirado en movimientos de resistencia global.
“El amarillo es un recordatorio brillante e inconfundible de que millones de nosotros estamos unidos en la creencia de que Estados Unidos pertenece a su gente, no a los reyes”, indica un volante en el sitio web de “No Kings”.
Aunque aislados, algunos incidentes empañaron el día, precisa CNN. En Carolina del Sur, una mujer fue arrestada por mostrar un arma cerca de manifestantes, y en Georgia, un hombre agredió a dos personas quitándoles una bandera.
La administración Trump y republicanos han calificado las protestas como obra de “radicales violentos de izquierda”, aunque los datos confirman su carácter mayoritario pacífico.
“Es muy difícil llamar zona de guerra a algo cuando lo que ves es una fiesta de barrio y gente en disfraces de Halloween”, dijo un manifestante de Los Ángeles mientras bailaba disfrazado de unicornio. Otros vestían trajes de pollos inflables, dinosaurios o ranas.